Kamala Harris y Giammattei en diálogo de sordos

No hay forma de llegar a acuerdos cuando las partes ignoran los mensajes que reciben.  La lucha anticorrupción no es parte de la agenda de Giammattei.

Gonzalo Marroquín Godoy

Si algo hay que reconocer a la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, es su persistencia.  Ayer hizo un nuevo intento por convencer al presidente Alejandro Giammattei de que incluya en su agenda de trabajo la lucha anticorrupción, con el mismo resultado de anteriores esfuerzos: ese tema simplemente se ignora.

El próximo viernes se cumplen dos años de la administración Giammattei. En 24 meses no se ha visto el más mínimo esfuerzo por combatir la corrupción, más allá de algunas frases vacías en discursos y entrevistas, mientras en la práctica se camina en la dirección contraria.

La mitad del período presidencial ha mostrado la firme determinación del mandatario y su alianza oficialista –mayoría de diputados, cortes, MP, mafias, algunos empresarios, militares, etcétera– por fortalecer el muro de impunidad que protege a los corruptos y, por lo tanto, arraiga más las malas prácticas en la administración pública.

Basta comparar los dos comunicados emitidos por la oficina de la vicepresidenta Harris y el gobierno de Giammattei, para darse cuenta de que no solo hay una diferencia en los idiomas, sino en la forma de interpretar lo que a cada uno de parece importante.

Coinciden en mencionar algunos temas que se abordaron, como la inmigración irregular, el desarrollo económico y otros, pero mientras que el comunicado de la vicepresidenta se destaca que en la conversación ella señaló la importancia de responsabilizar a los actores corruptos, y que la corrupción erosiona la confianza pública y socava la gobernanza eficaz y responsable, en el comunicado de Giammattei, ni se menciona la palabra corrupción, mucho menos que haya sido parte de lo hablado.

Caben solamente dos interpretaciones: o el presidente no entendió lo que le decía Kamala Harris, o simplemente es un tema que no le interesa, precisamente porque aceptar la existencia de la corrupción galopante en su administración, le llevaría a tener que tomar acciones y eso no es parte de su agenda de trabajo.

No hay que olvidar que esto no es la primera vez que sucede.  Cuando se inició el asalto a la Corte de Constitucionalidad (CC), Harris habló en varias ocasiones sobre la necesidad de mantener la independencia de la justicia.  No fue escuchada tampoco en aquella ocasión. 

Aunque no por voz de la vicepresidenta, Estados Unidos se manifestó a favor de que se respetara el trabajo del fiscal Juan Francisco Sandoval, a quien la  administración del presidente Biden nombró Campeón de la lucha contra la corrupción, un título que llevaba detrás un poderoso mensaje.

¿Qué pasó entonces?  Que la fiscal general, Consuelo Porras, procedió a destituir al fiscal Sandoval, tras saber que investigaba toda la Trama rusa y otros casos importantes, algo que podría causar problemas al gobernante y a ella misma.  Llevó a cabo su cometido, pero provocó que su nombre fuera incluido en la Lista Engel, por ser considerada corrupta y antidemocrática por los estadounidenses.

Como se ve, los mensajes que llegan del norte son ignorados y la respuesta es siempre la misma.  Giammattei se considera un socio confiable en la lucha antinarcóticos, quizás también en la lucha contra la trata de personas, y gustosamente acepta vacunas y otro tipo de ayuda estadounidense, pero no hay forma de que empalmen ambas partes en el tema de la corrupción y la independencia de la justicia.

Por cierto que si no hubiera sido por la oportuna donación de millones de dosis de la vacuna Moderna por parte de EEUU, otro escándalo por opacidad, el de las vacunas Sputnik, le hubiera estallado en la cara a Giammattei en medio de uno de los peores momentos de la pandemia.

Los expertos analistas del gobierno estadounidense seguramente habrán interpretado ya el mensaje que lleva entre líneas el comunicado oficial sobre la famosa llamada de Harris a Giammattei.  No es casualidad ni olvido el que no se mencionara que se abordó el tema de la corrupción.  Más bien es una forma de mostrar que no existe el menor interés por iniciar la lucha anticorrupción.

Algunos guatemaltecos podríamos pensar que es una lástima que no se haya hablando sobre las elecciones que están a la vista y/o postergadas(fiscal general, contralor, PDH y magistrados a la corte Suprema y de sala), pero a la luz de los resultados que se han obtenido hasta ahora, es evidente que en Casa Presidencial no se acepta ningún tipo de presión externa –ni interna– y que hay ya una ruta trazada, como veremos en las próximas semanas y meses.

Total, los esfuerzos de Harris y compañía se reciben como mensajes sin peso ni importancia.