ENFOQUE: Falsificadores en el TSE… ¿Se quiere «tapar» el caso?

En el país del nunca jamás, donde reina la impunidad, los escándalos se suceden, pero forzosamente se requiere de buenas tapaderas, para mantener el estatus quo.

Gonzalo Marroquín Godoy

Algo que no debe extrañarnos a los guatemaltecos, es el estallido de escándalos políticos.  Ya sea por corrupción, incapacidad o, como también lo acabamos de comprobar, por el comportamiento sexual de algún ministro díscolo que se ha dejado fotografiar en un antro con mujeres semidesnudas.  Esto se vuelve común.

Algunos –viejos mis compañeros– recordarán la canción que terminaba con el siguiente estribillo: Por eso estamos como estamos, por eso nunca mejoramos. Su letra destacaba allá por los años 60 y 70, que en el mundo parece que ya las cosas no andan bien, pues parece que a la gente se les fue el seso a los pies.

Aplica ahora, un montón de décadas después. 

Me refiero esta vez al escándalo que se armó cuando elPeriódico destapó un caso de falsificación de documentos –el 30 de mayo–, en el que están involucrados dos magistrados del TSE, uno de ellos, nada menos que su actual presidente, Ranulfo Rojas Cetina, y el otro, el magistrado suplente, Marco Antonio Cornejo Marroquín.

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Es decir, se trata de dos abogados que llegaron al cargo por medio de las tristemente célebres comisiones de postulación, en las cuáles, – todos lo sabemos–, se aplica la norma de la manipulación para impulsar candidaturas de personajes afines a lo que ha dado en llamarse Pacto de corruptos, es decir, son parte de la estrategia de la clase política para mantener el control del país y continuar con la corruptela bajo el manto de la impunidad.

El proceder de los miembros de esas comisiones de postulación, han dejado un sabor amargo de la ciudadanía consciente hacia la academia.  Se supuso en su momento que serían los representantes de las universidades, un factor de transparencia, honestidad y buen proceder político.  Esta teoría se derrumbó.

Hoy vemos a un rector y a un exrector de la USAC – Murphy Paiz  y Estuardo Gálvez– en la cárcel, precisamente por manipulación de las postuladoras.  Es un hecho que esto ha venido sucediendo desde hace mucho tiempo, perjudicando la imagen de la academia y del sistema político en general.

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Pero al menos ahora puedo que ver con buenos ojos la actitud del rector de la Universidad Da Vinci (UDV), Cyrano Ruiz, quien ha salido a dar la cara por el escándalo de los dos magistrados del TSE y ha aportado las pruebas necesarias al MP, para confirmar que los abogados Rojas Cetina y Cornejo Marroquín, en contubernio con otros abogados vinculados a esa casa de estudios, se confabularon para presentar documentos falsos de una graduación que no existía.

¿Será posible que el presidente de un altísimo organismo, como el TSE, pueda seguir en el cargo a pesar de tantas pruebas en su contra? En cualquier democracia que se respete, ya hubiera renunciado, porque sabría qué, si no lo hace, de todas maneras perdería el cargo por la vía legal.

La Universidad Da Vinci ha solicitado al Ministerio Público –¡Aló señora fiscal general, Consuelo Porras!– que el caso se traslade a la Fiscalía Contra la Impunidad (Feci), por considerar que es la más idónea para que el caso avance.  Al parecer, tratan de apachar el caso en el MP. No extraña, la verdad.

Pero también tienen vela en el entierro el Colegio de Abogados, que ya debiera haber llevado el caso al Tribunal de Honor, porque al menos son cuatro los abogados implicados y, como se supone, ese organismo está para castigar a los profesionales que no cumplen con la ética, no digamos cuando se unen para conspirar, como es el caso.

Hasta hoy, el MP y el Colegio de Abogados, están viendo pasar el caso, como tapaderas.  Sin embargo, es de vital importancia rescatar lo que se pueda de la destartalada institucionalidad del país.  A la fecha, las cabezas de las instituciones mas destacadas se han mostrado a favor de seguir como estamos. ¡Por eso nunca mejoramos!

Atención a este caso.  No hay que permitir que sea tapado.