Aires de unión: La gran Patria Centroamericana

El Imperio mexicano de Agustín de Iturbide ha desaparecido. Chiapas no vuelve a ser parte del Reino de Guatemala, pero las provincias —Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica— deciden un futuro de unidad. Lo hacen por medio de una Asamblea Constituyente que decreta la creación de la República Federal de Centroamérica. Es el año de 1824, pero se disolverá en 1839.


México fuerza la permanencia de Chiapas en su territorio. Cuando se desmorona el llamado imperio, los aires de independencia absoluta han vuelto a la región. La forma en que se hace aquella anexión definitiva es retorcida e ilegal. Se acuerda una votación de los ayuntamientos para que decidieran si permanecer o volver al Reino de Guatemala, pero sin presencia de autoridades guatemaltecas.

Los mexicanos no esperan al delegado de Guatemala para supervisar aquella elección, que tiene lugar entre el 12 y 14 de septiembre de 1824. El resultado es un empate de nueve votos por México y nueve por Guatemala, por lo que se recurre —arbitrariamente— a una decisión por el número de votos de la población. Se consuma el despojo.

El escritor Alejandro Marure, basado en su investigación histórica, describe así el fin de esta manipulada elección:

Fue obra de la coacción, porque todo se verificó bajo la personal intervención del agente de México, cuyos respetos obraron sin que pudieran ser contratados por los del representante de Centroamérica. (…) Fue el resultado de la intriga, porque a todas partes, y con particularidad a los pueblos más incultos, se dirigió crecido número de emisarios, que les llevaron ya formadas las actas que debían remitir a la junta deliberante.

 

Espíritu centroamericanista

En Guatemala se encuentra reunida desde el 24 de junio de 1823, la Asamblea Nacional Constituyente, que Marure describe como la reunión de hombres instruidos más numerosa y más acreditada que había visto la República. Este grupo de ilustres decreta que la anexión de las provincias de Centro América a México fue violenta y tiránica, nula de hecho y de derecho.

Roto aquel lazo que nada bueno ha traído, se procede  a decretar la independencia plena. Los primeros tres artículos de este decreto, citados por Francisco Polo Sifontes en su Historia de Guatemala, dicen textualmente:

  1. Que las expresada provincias, representadas en esta Asamblea, son libres e independientes de la antigua España, de México y de cualquier otra potencia, así del antiguo como del nuevo mundo; y que no deben ser patrimonio de persona ni familia alguna.
  2. En consecuencia, son y forman nación SOBERANA con derechos y en aptitud de ejercer y celebrar cuantos actos, contratos y funciones ejercen y celebran los otros pueblos libres de la tierra.
  3. Que las provincias sobredichas, representadas en esta Asamblea, se llamarán por ahora, sin prejuicio de lo que resuelva la Constitución que ha de firmarse: PROVINCIAS UNIDAS DE CENTRO AMÉRICA.

Aquella Asamblea tiene grandes logros y una visión de apertura al mundo, más allá del fuerte espíritu centroamericanista. Uno de los aspectos más relevantes es que decreta el 24 de abril de 1824 la abolición de la esclavitud. Esta es una decisión visionaria, porque se hace antes que países como Inglaterra, España, Francia o Rusia en Europa y Brasil y Estados Unidos en América, para citar algunos ejemplos de países que lo hicieron tiempo después.

Constitución de la Federación

Aquella Asamblea tiene como principal objetivo construir la estructura jurídica de la nueva Federación por medio de una Constitución, la cual se promulga el 22 de noviembre de 1824 y establece varios puntos trascendentales:

  • Se establece oficialmente el nombre de Provincias Unidas de Centro América a la República, que se forma por cinco estados: Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, sujetos a esta Constitución Federal, pero con sus propias leyes estatales.
  • La República será gobernada por un Presidente y un Vicepresidente, pero cada Estado tendrá un Jefe y un Vice Jefe.
  • El emblema de la República Federal es la bandera con franjas horizontales azules y en medio una blanca, con el escudo en medio.
  • Toma como lema Dios, Unión y Libertad.

 

Tarea complicada

En el papel no parece complicada la integración, pero en la práctica no es tan sencilla. El territorio centroamericano es poco poblado: 1,500,000 habitantes, de los cuales, 600,000 pertenecen al Estado de Guatemala. Las vías de comunicación son casi inexistentes y los pocos caminos que hay son estrechos y peligrosos, poco útiles para el traslado de mercaderías.

El sistema tributario no está integrado. Se puede recordar que al cierre de las Reales Cajas de Reino de Guatemala, al 24 de septiembre de 1821, el informe oficial enviado a la corona española expone que solo hay sesenta pesos, lo que demuestra las deficiencias del sistema de tributos.

Aunado a las diferencias sociales existentes, pues en cada uno de los países hay diversidad de pueblos y lenguas y los descendientes españoles son las minorías dominantes en las capitales de las provincias, y las pugnas políticas entre liberales y conservadores, que se intenta disminuir al nombrar como primer presidente de la República Federal al general salvadoreño Manuel José Arce (1825-1828/liberal) con Mariano Beltranena (conservador) como su vicepresidente. El historiador Sifonte destaca que esta fórmula no fue del agrado del partido liberal, que pretendía todo el poder. De entonces viene la confrontación entre estas fuerzas dominantes de la política, que se suceden tanto en la época de la Federación como en los países desintegrados e independientes.

En cambio, en el Estado de Guatemala si logran los liberales el control, porque la jefatura es para Juan Barrundia, y la vicejefatura para Cirilo Flores, ambos destacados miembros del partido Liberal.

Esta posición de los liberales hace que el presidente Arce se vea abandonado por su propio partido, lo que hizo que buscara apoyo entre los conservadores, lo que a su vez hace que las relaciones entre las autoridades federales y estatales se mantuviera en tensión en Guatemala, capital de la Federación.

No es fácil la vida política dentro de la Federación, algo que ocasionará enfrentamientos y guerras. En 1827 se vive un ambiente de guerra civil en el territorio. El Congreso y el senado dejaron pronto de reunirse por la inestabilidad y confrontación entre liberales y conservadores.

Producto de la Constitución se crean instituciones para dirigir el destino de la Federación y los Estados:

La República Federal: Congreso Federal; Senado; Poder Judicial; Poder Ejecutivo, con sus ministros y Ejército.

Los Estados: Congreso estatal —17 diputados—; Poder Ejecutivo; Corte Superior de Justicia; Fuerza Armada y Gobierno departamental. El Salvador y Costa Rica no tenía fuerza armada propia, más que la Federal.

Sin embargo, como está señalado, es poco lo que estas instituciones abonan a la causa de la Unión, y más bien parece que la fuerza de los Estados impulsa los enfrentamientos militares que se van sucediendo.

Tras la salida de Arce de la Presidencia, le sustituye brevemente Beltranena, quien es derrocado en 1829, y entra en escena una figura que marcará la guerras centroamericanas, Francisco Morazán. Este personaje asume primero por breve período la Presidencia, para dar paso a una transición con alternabilidad poco relevante, hasta que él mismo vuelve al poder en 1835. Cuatro años más tarde se disuelve la Federación y surgen las cinco naciones como se conocen hoy en día.

Cabe destacar que en medio de este período, el Congreso elije como presidente de la Federación a quien redactó el Acta de la Independencia, a José Cecilio del Valle, un político moderado que, sin embargo, no llega a gobernar, pues fallece antes de asumir el cargo.

Aunque la Federación se disuelve en 1939, aquel espíritu centroamericanista no desaparece del todo, y  lo largo del siglo XIX hay intentos por lograr la reunificación y volver a la Federación, algo que no logran las armas, porque nunca hay una fuerza militar lo suficientemente dominante para imponerse. Cada Nación toma su camino propio.