Traje típico, una tradición que desaparece

Las culturas son cambiantes y responden a las transformaciones que se van dando en la sociedad, así que mantener las costumbres y tradiciones no es siempre fácil.  En Guatemala, con la llegada del siglo XXI, se observa que, poco a poco, desaparece el uso del traje típico.

  • Su uso se ha perdido primero en jóvenes, especialmente los hombres, que lo dejan para no ser discriminados, entre otras causas

El sol es radiante en la plaza de San Lucas Tolimán, uno de los coloridos pueblos de origen k’akch’ikel alrededor del lago de Atitlán . Es día de mercado.  Son cientos de personas que llegan para comprar o vender, pero la visual ha cambiado en los últimos años.  Son pocos los hombres que usan traje típico y con las mujeres, especialmente las más jóvenes, sucede lo mismo.

Esto es ya evidente y una realidad en muchas comunidades. Aunque el corte se mantiene como parte importante del vestuario de las mujeres, cada vez son más las que utilizan camisetas o blusas que ofrecen mayor comodidad y frescura que los tradicionales huipiles.

En ciertos lugares el traje típico ha sido desplazado más drásticamente y solo se utiliza en ocasiones especiales o celebraciones importantes en la familia o la comunidad.

¿Qué está sucediendo? Son muchos los factores –internos y externos– que inciden en este proceso que se hace cada vez más evidente.

Los expertos mencionan diferentes causas: económicas –la ropa típica es más cara–, educación, transculturación, discriminación y migración, pero en casi todos los pueblos del país se puede decir que se observa un cambio de moda, aunque en algunos lugares más marcado que en otros.

Un poco de historia

El traje típico fue establecido durante la época colonial como una forma de dominación y de identificación para diferenciar a las comunidades y sus habitantes, según el libro La Patria del criollo de Severo Martínez Peláez, pero luego se convirtió en un símbolo de los pueblos mayas, al hacer propia una tradición impuesta, aunque con el paso de los tiempos, los trajes han sufrido una evolución.

No hay estudios ni estadísticas que expliquen a cabalidad lo que está sucediendo con el uso de los trajes típicos.

De acuerdo a documentación del Museo Ixchel desde la época prehispánica el corte –pieza de tela de dos a nueve metros de longitud que envuelve el cuerpo en forma de falda– ha sido utilizado por hombres y mujeres.  Los hombres, sin embargo, acostumbraban a permanecer semidesnudos, utilizando maxtate o taparrabo y una capa de algodón o sombrero, para protegerse del sol.

Los conquistadores españoles ordenaron entonces una vestimenta completa para los indígenas y fueron apareciendo los huipiles, con la llegada del algodón, que permitió que principiaran a hacerse los bordados de origen europeo.

La tradición de las tejedoras mayas también se pierde en los pueblos del interior, puesto que las jóvenes mujeres no quieren seguir con esa labor de sus madres y antepasadas.

Paulatinamente el traje típico se fue desarrollando, hasta el punto en que, como lo conocemos hoy en día, tanto para hombres como para mujeres, cuenta hasta con un total de 16 piezas, lo que muestra lo complejo de su uso.

El traje del hombre tiene estas piezas: el sombrero; el tzuo pañuelo grueso que se utiliza en la cabeza, el cuello o los hombros; el capixay  o capa negra; el cotón, chaqueta corta tejida en lana; la camisa; el pantalón, casi siempre con tejidos particulares; las rodilleras o ponchitos; las fajas; caites; y los morrales, entre lo más común.

En las mujeres destacan:  en la cabeza el tocado; el huipil, el corte, perraje y alhajas.

Uno de los motivos que influye para que se utilice cada vez menos el traje típico es el coste del mismo, tomando en cuenta que el traje básico puede llegar a costar hasta Q2 mil, una cantidad que está fuera del alcance de la economía doméstica de la mayoría de indígenas.

Otro fenómeno que puede apreciarse, es que en los lugares en donde hay economía más floreciente, la calidad de los huipiles es superior.  También se observa que, a causa del tema económico, ha proliferado la producción de esta pieza por medio de maquilas, sustituyendo a los elaborados con técnicas tradicionales, que hacen que su precio aumente.

Es curioso, pero en lugares de mucha pobreza aún se observa a las mujeres mayores vistiendo su traje típico, a pesar del costo.

Terremoto y conflicto armado

En el siglo pasado se dieron dos hechos que han influido para que muchos indígenas dejen de utilizar el traje típico: a) el conflicto armado interno, que se prolongó de 1960 hasta 1996 y; b) el terremoto de 1976

Según la asesora de universidades en la temática, Rosario Miralbés, el conflicto armado que afectó al país durante más de tres décadas, provocó que muchos indígenas desistieran de utilizar sus trajes para no ser reconocidos, especialmente los hombres. Ella destaca que durante ese tiempo empezaron los cambios en muchas comunidades.

La influencia del terremoto tiene también que ver con el tema, porque aumentó la pobreza en el país, pero a partir de ese momento también principió el debilitamiento de las autoridades tradicionales, como las cofradías, que influían positivamente en el uso del traje típico, comenta.

Tras la firma de los acuerdos de paz en 1966, y a la luz del Acuerdo de Identidad de los Pueblos Indígenas, se ve un fenómeno interesante, pues muchos retoman el uso del traje típico, aunque otros ya habían cambiado su costumbre y no volvieron a lo tradicional.

En esta ceremonia indígena se hace evidente el poco uso de los trajes típicos tradicionales de los diferentes pueblos mayas.

Este acuerdo menciona que la identidad de los pueblos es un conjunto de elementos que los definen y, a su vez, los hacen reconocerse como tal, lo que apunta, en parte, a los trajes típicos.

Algunos estudiosos consideran como contradicción el hecho de que en estos acuerdos se menciona la conservación y protección del traje indígena como un elemento fundamental en la protección de la identidad maya, sin embargo, el solo hecho de que las comunidades indígenas no son estáticas, esto las hace víctimas de cambios naturales que han producido efectos en la transformación de su vestuario, haciendo incluso que algunos desaparezcan.

Identidad maya

Originalmente los trajes eran representativos solamente de un lugar.  A muchos así se les sigue conociendo.  Sin embargo, y sobre todo después de los Acuerdos de paz, se ha perdido en parte ese sentido del origen, y no son pocos los que utilizan telas, colores y modelos de otros lugares, pues se considera propiedad de los pueblos mayas, como una forma de identificación del pueblo en general y no de una zona o región en particular.

La experta Lidia Xiloj, expone que esto es algo positivo y explica que, anteriormente se estaban dejando de utilizar los trajes originales -en parte por las migraciones internas–,  y había temor a que se perdieran, pero el uso de diferentes trajes de cada región hace que se mantengan vivos no solo en la comunidad a la que pertenecen, sino en todo el país.

La Academia de las Lenguas Mayas se dedica, no solo a promover y proteger los diferentes idiomas mayas, sino también promueve la protección y uso de los trajes.

El efecto geográfico

Uno de los aspectos a considerar en este cambio o pérdida del uso tradicional del traje típico tiene que ver con la ubicación geográfica del pueblo o comunidad. A mayor cercanía de las áreas urbanas, mayor influencia para dejar su uso.

Por ejemplo, San Juan Atitán y Todos Santos, en Huehuetenango, son comunidades muy aisladas y los cambios culturales son menos evidentes, y se puede apreciar hasta en los hombres, que siguen utilizando su traje típico en el día a día, lo que muy pocas veces ocurre en la mayoría de comunidades del país.

En cambio, los pueblos del altiplano central y el oriente del país, con mayor contacto con los centros urbanos, la desaparición del traje típico llega a ser casi completa. La influencia social es también evidente, como ocurre en la ciudad capital, en donde son pocos los indígenas que aún conservan la tradición de utilizar su vestimenta típica.

Los trajes alrededor del país

Según la publicación Huipiles Mayas de Guatemala del Museo Ixchel, existen 117 huipiles diferentes en el país, la mayoría de ellos concentrados en los departamentos que pertenecen a la región occidental.

La publicación muestra que la mayoría de estas piezas se concentra en los departamentos de Huehuetenango, Quiché, San Marcos, Quetzaltenango, Totonicapán, Suchitepéquez, Chimaltenango, Sololá y las Verapaces.

En casi todos los municipios de la costa sur, el huipil ha sido sustituido por blusas típicas, más frescas, pero también con detalles particulares, según la región.

Cada uno de los 117 huipiles es único y suelen llevar una marca especial, que identifica a la creadora o costurera.

Aunque algunas costureras utilizan hilos sintéticos importados, persisten algunas comunidades en donde la producción de hilos y colores se hace a mano y utilizando diferentes plantas para obtener los colores, como pueden ser el encino, el palo de pito, el achiote, la cúrcuma, zanahoria, pimienta, canela y otros.

Nadie considera que la tradición del uso de trajes típicos vaya a terminar de la noche a la mañana, pero es evidente que es algo que, con el paso del tiempo, puede irse produciendo y que, finalmente, su uso quede reducido a los eventos especiales, ceremonias o festividades de cada familia o comunidad.

Miguel Álvarez Arévalo: Es más evidente en los cascos urbanos

Crónica entrevistó hace algún tiempo al historiador Miguel Álvarez Arévalo sobre el tema sobre esta tradición que desaparece entre los indígenas, de usar el traje típico.  Siendo él el Cronista de la Ciudad, su punto de vista se enfoca a lo que está sucediendo en la ciudad capital, a donde cientos de miles de indígenas de todo el país migran para hacer negocios o en busca de un mejor futuro.

En la ciudad de Guatemala, las personas empiezan a dejar el traje típico o a modificarlo, por diversas razones.  Desde su punto de vista, se acelera el proceso de transculturización que se hace evidente primero en el uso de zapatos ­–tacones en el caso de las mujeres– y luego en el uso de ropa ordinaria, producto del temor a ser discriminados(as) en reuniones sociales y el trabajo.

En el caso de los hombres, es más evidente, pues cambian radicalmente del pantalón típico al uso de jeans, la camisa se vuelve tradicional estilo occidental, cuando no es con modernas camisetas de los clubes Barcelona y real Madrid, lo que demuestra la influencia de otras culturas, pues ni siquiera se busca la de clubes nacionales.

Ahora andan con shorts, jeans y faldas y tacones, nada que ver con los trajes típicos tradicionales.

Para Álvarez, lo que sucede es algo bastante natural, pero destaca que la identidad tiene que ver con mucho más que la vestimenta: — Los trajes son parte de la cultura, pero no debemos olvidar que también lo son el idioma, la comida y mucho más.  Hay muchas comunidades que mantienen su idioma y no el traje, o viceversa, pero eso no cambia su cultura.

Las cofradías