Soportemos a la juventud, el futuro del país

Astrid PerdomoAstrid Perdomo


De nuevo recordando lo sucedido hace un año, cuando los jóvenes activaron su entusiasmo para contribuir al fortalecimiento de la democracia, una democracia que cambio y que permitió identificar que los cambios son posibles, tanto los tangibles como
los intangibles. Los intangibles, porque no podemos medir el sentir ciudadano, pero sí sabemos que cambió cuando los guatemaltecos dejaron sus trabajos, algunos cerraron sus negocios, permanecieron bajo la lluvia, dejaron a un lado las diferencias, y todos juntos cantaron el himno nacional dejando en alto a su país. Y ante la situación algo cambió, se modificó y espera ahora cosas distintas. Y lo tangible, porque hemos visto cómo el sistema de justicia puede funcionar para sancionar a aquellos que se involucran en actos ilícitos, así como cambios legales que permiten modificar un sistema que estaba agotado.

La participación ciudadana fue un ingrediente especial para lo que sucedió, pero la juventud que despertó y  que se ha incorporado a ser parte del cambio, es ahora la esperanza que todos los guatemaltecos tenemos para que las futuras generaciones actúen de forma diferente y se atrevan a llegar al poder para velar por el bien común y la justicia pronta y cumplida.

La ética y la moral profesional y laboral debe empezar a ser el centro de la formación de los jóvenes, porque hoy pareciera ser algo que carece en la administración pública, o bien, si no carece no existe un mecanismo para evaluarla y comprobar que existe, estamos en la era de lo light, donde ser permisivo está bien dependiendo de las circunstancias, o bien, dejar pasar que cosas malas sucedan sin identificar que como sociedad debemos castigarlas. Ante esto, toda casa de estudios debe enfocar sus esfuerzos a recapacitar e identificar que existe una gran responsabilidad en formar a jóvenes con valores éticos y morales en el desempeño de su vida profesional sin importar cuál sea.

Guatemala tiene una población relativamente  joven, al registrar que el 66.5 por ciento de los habitantes cuentan con menos de 30 años de edad, destacando dentro de la población joven, los ubicados dentro del rango de edad de 10 a 14 años, que representan el 13.5 por ciento de la población

total.1 A pesar de la gratuidad de la educación decretada por el gobierno, la retención, deserción y repitencia escolar siguen siendo problemas graves en el ámbito educativo. Un poco más del uno por ciento de la población de guatemaltecos tiene la oportunidad de estudios superiores, pareciera muy poco, pero sería interesante evaluar la manera en que estos guatemaltecos pueden dar un nuevo giro al servicio público; por supuesto, para esto tendríamos que esperar una generación para hacer relevo con la juventud, mas este cambio respondería a modificar la estructura, a que lo que hoy son sueños para muchos jóvenes deseosos de contribuir a tener un mejor país, se convierta en realidad.

La responsabilidad está en las familias como primera escuela, en todos los centros de estudio, y más que nada en las Universidades para formar profesionales con una sensibilidad a la realidad nacional y fomentando la práctica de la ética y la moral en su vida profesional, la pregunta es si están dispuestos a apostarle a asumir ese reto o se dedicarán a graduar profesionales porque pagan una cuota, o crean universidades como un negocio rentable o para ocupar un espacio en las comisiones de postulación y de esa manera continuar con el recurrente juego de intereses particulares, para que personas afines a intereses ocultos o cierto grupos ocupen cargos claves dentro de la administración pública, porque a ese punto hemos llegado, en el que existen las denominadas universidades de garaje, que únicamente sirven para fines políticos o económicos sin importar la calidad académica o de valores. El cambio está en la juventud, pero el reto no recae únicamente sobre ellos, sino sobre todos los que queremos que sea una generación diferente, proactiva e interesada en lo mejor para su país.

El cambio está en la juventud, pero el reto no recae únicamente sobre ellos, sino sobre todos los que queremos que sea una generacón diferente, proactiva e interesada en lo mejor para el país.