«Se ratifica que no quieren terminar con la impunidad»

Entrevista con la analista Carmen Rosa de León sobre la justicia en el país

Muchas cosas están sucediendo en torno a la justicia en Guatemala.  Lo que se puede ver, es que el sistema político controla las instituciones de ese sector y, peor aún, las convierte en herramientas no solo de impunidad, sino de represión contra aquellos que se considera enemigos.

Entrevista de Crónica

En una entrevista sostenida con Crónica, la profesional se refiere al cambio de magistrados en la CC, la visita de la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, y la forma en que se utiliza al sector justicia para reprimir a quienes se consideran ‘enemigos’ del sistema.

A continuación, lo más importante de la entrevista.

De acuerdo con el perfil de los magistrados seleccionados por el Ejecutivo, el Congreso y la Corte Suprema de Justicia, ¿se puede esperar que actúen con independencia?:

Yo diría definitivamente que no.  Esta CC realmente refleja el culmen de lo que se ha venido dando de la captura del Estado desde Otto Pérez.  Desde que la CC se escogió ‘en el cuarto de un hotel’, como lo describió Roxana Baldetti, podemos decir que se ha dado un trabajo de captura de las cortes y cooptación del estado de Derecho. Desde que Jimmy Morales desobedeció el mandato de la CC de no expulsar a Iván Velázquez, se rompió el Estado de Derecho.

Este Congreso, que representa unión de política, narcotráfico y sectores de mafias, validó a los magistrados que le son convenientes. Es una CC en la que no hay independencia.  Se ratifica que no quieren terminar con la impunidad.

En Guatemala, la alianza oficialista rechaza a la magistrada electa Gloria Porras, pero es una invitada importante en el despacho de la vicepresidenta Kamala Harris. ¿Qué lectura le podemos dar a esto?

Yo creo que es un mensaje de la vicepresidenta Harris. Recordemos que hubo un esfuerzo externo e interno para que se integrara una CC más independiente. Se dieron varias solicitudes de Estados Unidos y sectores cívicos en esa dirección.

No haber juramentado a Gloria Porras es una ilegalidad y una actitud de revanchismo.  A ella no la van a dejar entrar, pues están contentos con los que se quedaron.

La reunión que se dio con la vicepresidenta es de gran importancia. Hay que ver que son personajes –mujeres– que han tenido que salir del país, porque han sido sometidas a persecución.  Eso demuestra que a quien de dedica a impartir correctamente la justicia en el país, se le persigue.

Es un acto revanchismo de la clase política contra aquellos que están en contra de la corrupción y a favor de la transparencia.

Guatemala está muy polarizada y hay quienes dicen que la anterior CC emitía fallos ‘izquierdistas’, y que ahora toca hacerlo a la derecha, porque han ganado en las urnas. ¿Es válido?:

La gran trampa es hablar de izquierda y derecha.  La presencia de la CICIG hizo evidente las conexiones entre actores y estructuras, que capturan el Estado.  Pero claro, eso afecta a sectores conservadores. 

Evidenciar esas conexiones preocupa a los que siempre han manipulado el poder.  No se trata de izquierda y derecha.

Hay decisiones de la Corte, como la eliminación del caso de Genocidio, que no gustaron a otro sector de la población, pero se tienen que respetar.

Esta CC, como no es independiente, es una herramienta de esos grupos.

¿Cómo se puede entender que el Congreso se niegue a elegir magistrados a la CSJ y salas, sin que el MP vele por el cumplimiento de la sentencia de la CC al respecto?:

Pues definitivamente se ve como un contubernio. Cuando Jimmy Morales desconoce las resoluciones de la CC deslegitimiza la aplicación de la justicia. 

Cuando la Corte Suprema protege cuatro veces a Felipe Alejos, es evidente que responde a una decisión política.  Las Cortes, como el MP, debieran ser los grandes contrapesos dentro de un Estado de Derecho.  Eso no sucede.  No tenemos un Estado de Derecho real.

No hay que olvidar, por cierto, que la actual CSJ no debió ser la que eligiera a la nueva CC. Se ha desacreditado más al sistema de justicia.

¿Es una exageración afirmar que el sector justicia no tiene independencia en Guatemala y que está sometido al sistema político imperante, que promueve impunidad y corrupción?:

No es una exageración.  Es evidente que hay una dependencia del sector político y que las mafias y estructuras paralelas tienen el control de la justicia.

¿Hay alguna vinculación entre los casos de acoso a Francisco Sandoval, la jueza Érika Aifán, el abogado Alfonso Carrillo y Juan Francisco Solórzano Foppa?:

¡Claro! Venimos de un Estado represivo de la época militar. Después de los acuerdos de paz, se produce un reordenamiento del sector político.  Una vez que sale la CICIG, para mantener la cooptación del Estado, se recurre de nuevo a la represión.

Esto no viene de ahora.  Empezó en la época de Otto Pérez, se mejoró con Jimmy Morales y se perfecciona con Giammattei.

Degenhart disolvió las estructuras de la PNC.  Ahora hay una policía que actúa de nuevo como en el pasado.  No están dispuestos a que nadie venga a quitarles el control absoluto.  Se actúa contra los enemigos internos. 

A todos los que están en un esquema de transparencia, se convierten en enemigos.  Se quiere hacer bajo un falso marco de legalidad

En la junta directiva del Congreso hay directivos de un partido cancelado, pero ahí no actúan ni el MP ni el TSE.

En otros países autoritarios como Nicaragua o Venezuela, el poder político controla la justicia y la usa para intimidar y perseguir opositores. ¿Puede ser ese nuestro caso?:

Yo creo que ya estamos a eso. Estamos ante un estado como esos países. Se puede cerrar cualquier ONG sin mediar debido proceso. 

Estamos ante un esfuerzo por implantar nuevamente el sistema represivo. Puede ser por cualquier vía, para ellos, lo importante es lograr sus objetivos. 

Además, se aprovecha que la sociedad está entre la pandemia, la ausencia de trabajo, la sensación de que, aunque se haga algo, no sucede nada. No hay ánimo. 

¿Se puede producir por esto un ‘despertar ciudadano’?:

El tema del sistema de justicia y de cortes es complicado para muchos.  Lo que provocó el despertar en 2015 fueron los casos de corrupción y la famosa ‘agua bendita’ qué tanta indignación causó.

Ahora no creo que vaya a reventar por el tema de justicia, pero puede ser por otro tema. Por eso reprimen selectivamente. No quieren que surjan liderazgos dentro de la sociedad. Lo que estamos viendo es mucho de venganza. Lo que hicieron con Gloria Porras y con Solórzano Foppa, son los mensajes de los dueños país.  ‘Como nos tocaron, no se los vamos a perdonar’.

Volviendo al tema de Washington y la visita de la vicepresidenta Harris…:

Yo creo que Estados Unidos intentó que no se perdiera el tema de la justicia y la CC.  La solicitud de independencia se hizo en el momento de la elección de las cortes.  Lamentablemente los mensajes no se escucharon.  Hay mucha frustración de Washington porque su voz no fue tomada en cuenta, y eso puede llevar a acciones más profundas que no se esperan.  Son acciones que toman tiempo. 

La vicepresidenta fue muy clara al decir que ya había hablado sobre el tema de la ley de ONG, pero igual la aprobaron.

Sin embargo, los mensajes continúan.  Por ejemplo, el embajador William Popp no llegó al tercer informe de la Fiscal General, Consuelo Porras.  Ellos no van a dar dinero al Gobierno, sino a sectores de sociedad civil.  La vicepresidenta Harris considera ‘válidas’ a las personas con las que se ha reunido.  Seguramente no lo hará con la directiva del Congreso.

Con su experiencia viendo de cerca la política nacional, ¿se pueden esperar cambios en el actual sistema político?:

Bueno necesitaríamos unirnos. Debe haber una vigilancia social sobre el TSE, y mantener el reclamo debe ser una tarea de todos.

¿Por qué actuó el TSE contra Foppa y no contra la vicepresidenta del Congreso?:

Debemos tener una actitud más articulada como sociedad.  Al TSE hay que exigirle que se cancelen los partidos que deben ser cancelados y eso no está pasando.

No se hace nada contra los partidos señalados.  Hay diputados señalados… y no pasa nada. 

¿Qué tendría que suceder para promover cambios que fortalezcan la democracia?:

Si se puede hacer, pero no es fácil.  Se necesita de contrapesos externos, pero también de una sociedad que dispuesta a ser actor importante en la vida nacional.