Salvemos la comida: No desperdiciar puede mitigar el hambre

Aplacar el hambre en el mundo sigue siendo uno de los grandes desafíos no superados, principalmente en países en vías de desarrollo como Guatemala, en donde unos 2.2 millones la padecen; sin embargo, en el problema podría estar la solución, pues se producen suficientes alimentos, pero se desperdicia hasta un tercio de los mismos, aproximadamente unas 1,300 toneladas de comida al año.


Elder Interiano / einteriano@cronica.com.gt


El tema parece ser de conciencia para el ser humano, aunque no todos ven la magnitud de este dilema, ya que, mientras en algunos lugares de África o América Latina; por ejemplo, sus pobladores pasan hambrunas; en otros  países se desperdicia una considerable cantidad de alimentos, por diversas causas, pero se trata de suficiente comida que podría alimentar a toda la gente necesitada del globo.

Ante ello se han realizado distintas campañas a nivel local y mundial, pero una iniciativa importante es la que realiza desde hace algunos años la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), un organismo encargado de organizar actividades encaminadas a erradicar el hambre.

Se trata de la iniciativa Save Food, en la que además colaboran otros organismos internacionales, el sector privado y la sociedad civil, con el objetivo de reducir la pérdida y desperdicio de alimentos, tanto de países en desarrollo como del mundo industrializado, en donde Guatemala no es la excepción, ya que también realiza sus esfuerzos por expandir esta iniciativa.

La disminución puede ser accidental o intencional, pero, en última instancia, conduce a una menor disponibilidad de alimentos para todos. Cuando se pierden o estropean antes de llegar a su fase de producto final, o a la venta minorista, hablamos de pérdida de alimentos. Esto puede deberse a problemas en la recolección, almacenamiento, embalaje, transporte, infraestructura o a los mecanismos de mercado, o de los precios, así como a los marcos institucionales y legales, explica la FAO en su portal electrónico, al referirse a los tipos de desperdicio.

Desperdicio de alimentos en  Guatemala y América Latina

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Al respecto, Diego Recalde, representante de FAO en Guatemala, indica que en América Latina (AL) se pierden o desperdician hasta 127 toneladas de alimentos al año, mientras que en el país la mayor pérdida se da en la postcosecha, transporte y consumo.

Agrega que estos alimentos desaprovechados en AL serían suficientes para satisfacer las necesidades alimentarias de unos 300 millones de personas.

En los países en desarrollo, más del 40 por ciento de las pérdidas de alimentos se produce en las etapas de postcosecha y procesamiento, añade Recalde, al explicar que como parte de la respuesta de los sectores, la FAO ha impulsado desde el 2011 acciones a nivel global, en América Latina y el Caribe. Es por ello que en el 2014 se llevó a cabo una consulta regional, en la cual 13 expertos analizaron la problemática y se conformó una Red de Expertos, en la cual la FAO ejerce la secretaría técnica.

En este encuentro se validó una estrategia regional y desde entonces algunos países han conformado Comités Nacionales para la Reducción de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos (PDA).

Pero, además, detalla Recalde, en concordancia con el Plan de Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre de la CELAC 2025, y con la meta global aprobada en la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible, la región ha asumido el compromiso de reducir a la mitad las pérdidas y desperdicios de Alimentos per cápita en 2025. Para lograrlo, se ha conformado una Alianza Regional articulada a partir de Comités Nacionales.

Hablando de la región, el representante de FAO Guatemala indica que hay numerosos casos en América Latina en los que se han encontrado mecanismos multisectoriales que sí han logrado reducir las pérdidas de alimentos. Unos de los países cercanos son Costa Rica y República Dominicana, que cuentan con comités nacionales que tratan el tema de pérdida y desperdicio de alimentos, de forma directa.

Considerando que la mayoría de pérdidas se dan en frutas y hortalizas (55 por ciento), creo que Guatemala podría fortalecer el eslabón de acceso a los mercados y las cadenas de valor a este tipo de productos; por ejemplo: transformación de frutas en jaleas o conservas, entre otras opciones. Si se consideran otros productos como los cereales y granos, habría que poner más atención al tema del almacenamiento, agrega el experto.

¿Cómo aprovechar los alimentos?

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Como otra forma de aprovechar los desperdicios alimentarios se mencionan como ejemplos la utilización del resto de vegetales y residuos animales para producir energía renovable o biogás, o bien, la utilización de residuos de vegetales o frutas para la elaboración de abono orgánico tipo compost (100 por ciento natural).

En relación con los alimentos procesados, Recalde señala que Guatemala cuenta con el Banco de Alimentos, que trabaja junto a la iniciativa privada para brindar alimentos a personas que los necesitan, que están cercanas al área urbana de Quetzaltenango y a la ciudad de Guatemala.

El representante de la FAO en el país aclara que el alto organismo no entrega  alimentos, sino que colabora con los Gobiernos a fortalecer sus capacidades con miras al desarrollo, por ello se trabaja, con el apoyo de países cooperantes, en proyectos de mediano y largo plazo, con familias rurales, para mejorar su seguridad alimentaria y medios de vida.

Es justamente apostando a procesos a mediano y largo plazo que se logra reducir los índices de desnutrición crónica. Hay que recordar que uno de cada dos niños guatemaltecos padece de este tipo de desnutrición, cuyas consecuencias para la vida pueden ser difíciles de superar, destaca Diego Recalde.

Se estima que más de mil millones de personas pasan hambre en el mundo, frente a un tercio de alimentos que se pierden por desperdicio; un equivalente a 1,300 toneladas al año. En este contexto, las iniciativas conjuntas buscan reducir estas pérdidas con campañas de concientización y tecnologías de aprovechamiento para el consumo humano, y es de esta forma como la iniciativa privada también pone su grano de arena.

Carlos Antonio Rodríguez, chef de Unilever Food Solutions en Centroamérica, explica que a través de la oferta de soluciones culinarias integrales están implementando acciones para el aprovechamiento de los recursos con su campaña Cero Desperdicios en la región centroamericana.

Agrega que Unilever Food Solutions propone un modelo para reducir el desperdicio en la cocina y así promover un negocio más rentable, ya que con una planeación adecuada se pueden adaptar las cantidades durante la compra, el almacenamiento y la preparación, según la demanda de los clientes.

Este modelo de Unilever se compone de las siguientes partes:

  • Compra eficaz: La forma más fácil de reducir desperdicios empieza por no comprar demasiada comida.
  •  Almacenaje: El control de las existencias se centra en minimizar el costo y mantener el espacio, así como en asegurar que haya suficiente disponibilidad de producto para satisfacer la demanda.
  • Preparación: (Planificación de producción): Durante la fase de la producción hay desperdicios cuando los ingredientes no se preparan con cuidado (por ejemplo, limpiar excesivamente la carne, la verdura o el pescado) o cuando se descartan ingredientes (mermas).
  • Servicio: el éxito de un menú depende en gran medida de las habilidades del equipo de la cocina y sus utensilios, por lo tanto, es importante tomarlo en cuenta. Además, mantener un control en las raciones de comida en el plato y la eliminación de residuos, separándolos de manera selectiva y utilizar contenedores de almacenaje reutilizables.

Formas de evitar el desperdicio de alimentos, en el país y en el mundo, existen y funcionan, lo importante es tomar conciencia del problema que genera no aprovechar adecuadamente los alimentos, pues al final pueden salvar vidas y aliviar el hambre. ¿Usted qué hace para no desperdiciar?

 

En América Latina se pierden o desperdician unas 127 toneladas de alimentos, en su mayoría en la postcosecha, en el transporte y en el consumo humano.

Hacer conciencia en el hogar para no desperdiciar los alimentos, también ayuda a la iniciativa mundial.