Reflexiones ante la reforma constitucional

Astrid PerdomoAstrid Perdomo


Consultora y analista política

El Dialogo Nacional para la Reforma al Sector Justicia ha enmarcado temas de suma importancia para cambiar aquellos aspectos que hoy se ven con debilidad en el sistema de justicia. Esta reforma ha permitido evidenciar, una vez más, la importancia que recae en la participación activa, responsable e informada de la ciudadanía, la metodología de las mesas de discusión ha permitido que se realicen discusiones incluyentes en diferentes temas, sin embargo puede que muchos de los argumentos que se plantean no queden plasmados en los acuerdos, lo que tendrá como efecto que estos no sean tomados en cuenta para la reforma. Esto no significa una pérdida; al contrario, la simple exposición de las posturas permite que se pongan a discusión temas que nunca antes habían sido abordados, lo que conlleva a que como ciudadanos nos sintamos en la libertad de dialogar abiertamente sobre nuestras ideas, y que las contrapongamos para tener que debatirlas, argumentarlas, y lo más importante de todo generar discusiones serias y fundamentadas.

Este espacio debe dejar dos reflexiones, la primera, lo necesario de la participación razonada para promover el fortalecimiento de la institucionalidad de Estado —aquí un paréntesis, existen algunas temáticas que no deben abrirse a discusión de todos y todas, algunos temas deben tratarse entre especialistas por el grado de complejidad—,  debe resaltarse la razón, cuando estamos dialogando no se debe de privilegiar la emoción porque se necesita fundamentar el por qué estamos proponiendo ideas que podrán influir en la vida de muchas personas, es por tanto importante que este espacio permita que existan replicas en diferentes espacios, sin dejar de tener claro el objetivo de cada uno de ellos y que se conviertan en espacios de discusión infinita. La segunda, la necesidad de contar con los canales para ejercer nuestro deber de fiscalización, quizá se prefiere pensar que con promover cambios estamos haciendo lo mejor que podemos hacer, y quizá en algunas ocasiones lo sea, sobre todo cuando las propuestas surgen de centros de pensamiento que han estudiado por mucho tiempo para promoverlos, pero ¿Qué sucede cuando yo se han generado los cambios, que viene después? Todo tiene un antes y un después, y nunca en el fortalecimiento del Estado dejará de ser importante la fiscalización ciudadana, es un elemento esencial, porque favorece ejercer a dar seguimiento, exigir cumplimiento y alcanzar metas.

Sería muy idealista pensar que con las reformas constitucionales al sector justicia, será un nuevo amanecer, y que automáticamente dejaremos atrás, el tráfico de influencia, la corrupción, la impunidad y nos encontraremos una nueva realidad, en buena medida vendrán a modificar las normas de funcionamiento de sistema de justicia, las cuales esperemos contribuyan al fortalecimiento, pero lo más importante será como los funcionarios y la ciudadanía cambiamos, porque como dice un viejo refrán “el que quiere puede”, si existe una genuina intención en que la justicia sea pronta, cumplida, objetiva, imparcial e independiente, los primeros en cambiar serán los principales actores, los abogados, jueces y magistrados, y en segunda instancia será la ciudadanía, atenta a contribuir a generar un mejor sistema. Y como podemos estar seguros que el ingrediente secreto será la participación e involucramiento ciudadano? Qué mejor prueba que lo que nos dejó el “despertar ciudadano”, la “plazocracia” y las manifestaciones, el cambio está en todos no en unos pocos.

Como una última reflexión, la reforma constitucional no deja de ser una caja de pandora, se está enfatizando al sector justicia, pero se debe estar pendiente para que no se dé una sorpresa en la que se intente incorporar reformas a algunos otros artículos, no permitamos que la representación se desvirtúe, exijamos nuestros derechos, pero también cumplamos con nuestras obligaciones.