Rechazo a seguir igual

 

Astrid PerdomoAstrid Perdomo

Lo que están dejando por un lado los diputados al no aprobar las reformas que fortalecen la democracia interna de los partidos políticos, es un sistema democrático más representativo y participativo, además de inclusivo y basado en méritos. Entre los artículos que no fueron aprobados hasta ahora, se buscaba mejorar los mecanismos de funcionamiento en las organizaciones políticas. Asimismo, la Corte de Constitucionalidad confirmó las medidas para evitar el nepotismo, la reelección ilimitada de los secretarios nacionales, departamentales y municipales, además de impedir que puedan ocupar más de un cargo dentro de la organización.

También el fortalecimiento de la democracia interna de los partidos políticos, promoviendo la participación y descentralizando los cargos de decisión. Otra normativa que dejan a un lado, que tendría grandes implicaciones para los partidos que únicamente son creados con fines electorales y no para representar a la ciudadanía y sus necesidades, es la ampliación de su presencia en el país.

Sin duda, la discusión de las reformas a la Ley Electoral evidencian la verdadera voluntad política de los diputados por generar un cambio sustancial, donde además de enredar la discusión para no aprobar cambios importantes para el fortalecimiento del sistema político electoral, desinforman a la población dando argumentos que no sustentan la negativa a reformar una ley que ha demostrado, en el reciente proceso electoral 2015, carecer de las herramientas suficientes para que el máximo órgano en materia electoral pueda regular el actuar de las organizaciones políticas y fortalecer el sistema.

Hasta el momento, el panorama es bastante confuso; la reforma a la Ley Electoral ha evidenciado a los grupos de poder que ya se hacen sentir en la nueva configuración del Legislativo y que buscan mantener todo tal y como está para continuar con un sistema político que responda a ciertos grupos de interés, que, además de entorpecer todo lo que genera mejoras, persiguen eternizarse en el poder.

La frase de la nueva política no generó el mensaje adecuado porque lo que buscaba era desprestigiar las malas prácticas que han realizado anteriores funcionarios. Hoy, vemos que a pesar de tener más de lo mismo, debemos estar mejor informados para no dejarnos llevar por procesos de desinformación o de nubes de humo que se arman para vernos la cara.  No dejemos pasar por alto temas que realmente son importantes para generar cambios estructurales a las actuales fracturas dentro del sistema, que favorecieron la crisis que vivimos a partir de abril 2015.

Si bien, las reformas solo son un medio para alcanzar el fin, son una herramienta crucial para que la ciudadanía pueda reforzar su exigencia con quienes decidimos que nos represente y participe en organizaciones políticas que se identifiquen con ideales, principios y valores, además de promover prácticas democráticas.

La lucha por exigir reformas electorales no debe quedar como una causa perdida. Sobre todo, porque se necesita ir actualizando la legislación para adecuarla a la realidad de nuestra democracia, por lo que es importante que no nos dejemos llevar por el desaliento y aprovechar las reformas que han sido aprobadas y que son sumamente importantes como el control y fiscalización del financiamiento de los partidos.

También es urgente seguir luchando por lo que queremos tener, de forma que los guatemaltecos de las próximas generaciones confronten los nuevos métodos de adormecer a la población.

Hoy, con el despertar ciudadano y la alta participación, debemos exigir cambios y rechazar todo lo espurio.