PROVOCATIO: Taxonomía congresal para principiantes

Lo primero que debe entenderse es que nadie llega a cargos públicos sin compromisos previamente adquiridos, mucho menos, inmaculado e impregnado de buenas intenciones.  La política que en este NO-país deriva en politiquería, no admite probos; y los pocos que entran, son cooptados o aniquilados desde las primeras de cambio.  Como en todo, alguna excepción habrá, pero es directamente proporcional a su insignificancia pública. 

José Alfredo Calderón E.

Historiador y analista político

Sin temor a equivocarme, se puede decir que los personajes más odiados del pancracio de la politiquería nacional son los diputados; cualquier ciudadano de bien, da por sentado la perversidad de estas alimañas.  Las únicas dudas que asoman tienen que ver con estas interrogantes: ¿quiénes son peores? ¿cuánta plata reciben? ¿cuál es la tarifa por iniciativa de ley presentada y cuánto cobran por aprobarla, anularla y/o modificarla para su conveniencia y la de sus patrocinadores? ¿Cuánto se juega en elección de junta directiva y cuánto en presidencia de comisión y otros cargos? ¿Cómo se le entra al listado geográfico de obras y cuántas formas alternas y adicionales hay para enriquecerse? ¿Operan por iniciativa propia o alguien los manda? Otras preguntas se refieren a la jerarquía de achichinclismo o cachimbirez que tienen o a qué región, departamento, municipio, aldea, paraje o caserío pertenecen. 

Preocupado por los desvelos de algunas de mis amistades para procurar entender a tan singular especie, trataré de esbozar aquí, un rústico manual taxonómico para identificar las variedades de lo que Aristóteles definiría como animales parlantes.  En realidad, el sabio griego (aunque muy discriminador) hablaba de los esclavos, pero es que, al final, eso es lo que terminan siendo, esclavos del sistema.  Añado, cual valor agregado, el concepto de operadores políticos/politiqueros, quienes pueden ser, o no, diputados también. 

Lo primero que debe entenderse es que nadie llega a cargos públicos sin compromisos previamente adquiridos, mucho menos, inmaculado e impregnado de buenas intenciones.  La política, que en este NO-país deriva en politiquería, no admite probos; y los pocos que entran, son cooptados o aniquilados desde las primeras de cambio.  Como en todo, alguna excepción habrá, pero es directamente proporcional a su insignificancia pública.

Todo está encarecido –claman los padres de la patria– y ya se acerca el fiambre y las fiestas navideñas.  Aunque estos “argumentos” se esgrimen a mediados de año, la verdad es que cualquier época es buena para echar mano del dinero fácil, pues el fiambre y las fiestas de fin de año, pueden sustituirse por las inscripciones escolares, la Semana Santa, el día del cariño, el de la madre, el día del lápiz o cualquier acontecimiento habido o por haber.   El salario se usa como caja chica y si bien, legislar es una buena fuente de ingresos extras, hay otros medios alternativos para hacer negocios, siempre desde la función de “hijo de la patria”.  “A pesar que todos somos iguales, habemus unos más iguales que otros”, parecieran indicar estas joyas de colección.   

Aquí les va mi humilde aporte para que puedan volver a conciliar el sueño los dilectos ciudadanos y ciudadanas, ya que, al parecer, muchos están más preocupados por los montos de la fafa y no tanto por la cooptación del Estado y la narco-conversión de este bello paisaje: El poder económico pone la plata y utiliza operadores políticos que contactan con los jefes de bloque, quienes se encargan de negociar los montos.  Hay tres tipos de jefes de bloque y luego viene el personal asimilado y de tropa. 

Jefe de bloque chingón[i]: Manda en su bancada, pero también es influencer en otras.  Su poder e impacto lo hacen acreedor a la mayor tajada.  Es quien reparte la coima (no siempre completa, por cierto).  Si además tiene antigüedad, hasta puede hacerse la bestia con la repartición (Cacique, que le llaman).  Se da por descontada su excelente relación con el tatascán mayor: el presidente del antro a quien le debe entregar, sí o sí, la cuota pactadaAlgunos ejemplares pueden reclamar cierto pedigrí por su relación con las élites; en condición de advenedizos o adláteres, por supuesto, jamás como miembro de número de la oligarquía criolla.   

Jefe de bloque semichingón: Solo manda en su bancada.  Convence u ordena a sus compinches y trata de quedarse con la mayor parte de coimas y beneficios.  Si se ponen al brinco les ofrece obra gris (palabra mágica) para complementar la coima.  Normalmente deben aliarse a un personaje del primer tipo (supra).

Jefe de bloque designado: Este no manda ni en su casa.  El partido lo puso para que sufra el desgaste y cual muñeco de ventrílocuo, hace sus tanes como si mandara, mientras recibe órdenes e instrucciones del “mero chingón” del partido.   Este sí reparte porque no quiere broncas y ante la falta de poder, desarrolla habilidades histriónicas para caerle bien a todo el mundo. 

Diputado chingón: No tiene la jerarquía oficial, pero caciquea como si la tuviera.  Manda en su bancada, manipula al jefe de bloque y hasta influye en otros diputados clave.  No aparecer como jefe de bloque le evita desgaste directo.  Lo suyo son los negocios y para eso debe jugar como carrilero por toda la banda derecha y a veces, hasta por la izquierda.

Diputado raso soñador: Eterno aspirante a salir del anonimato y llegar a ser el mero chingón.  Es obediente y se pega al poder.  No hace olas y desarrolla dotes de buen escudero.  El futuro y la permanencia es todo.  Su lema es: No me den sino pónganme en donde hay. 

Diputado raso simplón: Es el clásico don nadie, tan tristón que ni bolo se alegra.  Su mayor aspiración es estar en el barco, aunque lo manden al cuarto de máquinas del sótano.  Para él, el anonimato es un premio y agradece cualquier cuota.

Operador político chingón: No es diputado, pero tiene acceso a ellos y a la dinámica del antro.  Es quien contacta al que da la plata pues los diputados rara vez tienen contacto directo con los señoritos y narcos, a menos que en la presente taxonomía aparezcan en primer lugar. 

Damisela chingona: Coordina secretarias y concentra todos los chismes del amor y más.  Conserva vídeos, grabaciones y fotos comprometedoras, con énfasis en aquellos que no se quitan los calcetines para las artes de la pasión.  Muchas llegan a tener poder omnímodo y un solo malestar de la encartada de turno, puede mover, incluso, hasta la estabilidad de los planetas en el sistema solar.  Por eso, sus salarios son estrafalarios, pero dichos emolumentos solo pueden criticarlos quienes no entienden que sus labores trascienden las tareas secretariales y se equiparan con las musas del Olimpo Chapín y las cortesanas de los reyes franceses. 

La taxonomía también incluye personal administrativo clave y los infaltables dirigentes sindicales posmodernos, quienes, normalmente, se asocian a cualquiera de las categorías mencionadas, por lo que en esta entrega no los mencionaremos.

En la dinámica del bingo congresal surgen escalas; los montos varían de mayor a menor y dependiendo del contexto, se hacen combos.  Por ejemplo, riflazo de Q200 mil por voto, prebendas de una secretaria más y remodelación de la oficina, combinado de un porcentaje de obra gris a la hora de hacer el listado respectivo.  Todo esto, de acuerdo a la presente taxonomía ya que la jerarquía se impone a la hora de definir los montos y prebendas.   

Otra variable es, si se trata de elección de cargo importante, nueva ley, reforma o derogación de ley, punto resolutivo o sketch tipo drama, que puede incluir desmayo o perorata de 6 horas.   

Como en el gallinero que describía el general Miguel Ydígoras Fuentes, las gallinas de arriba se zurran sobre las de abajo, pero dada la rotación constante en los gallineros (y en la política), unas suben y otras bajan, por lo que nadie se salva de recibir su respectiva zurrada. 

Las elecciones del año entrante apostarán a un empeoramiento de los 160 gamberros de turno.  Si algún lector/a acusa duda, inquietud, o incluso asombro, favor llamar al 1-800-taxonomía chingona, para tutorial personalizado.  Solo horas hábiles.

Importante aclaración

En la primera parte de mi artículo sobre Oliverio Castañeda de León, hay dos errores importantes de aclarar. El primero se refiere al fallecimiento de doña Chusita, el cual ocurrió en 2017 y no como aparece en el pie de página (2004). El otro error se refiere al fallecimiento de Gustavo Castañeda, hermano mayor de Oliverio, quien se encuentra vivo. Disculpas a la familia y a mis estimados lectores por ambos gazapos.


[i] En México: “Que es extremadamente bueno en algo.” Para efectos de este artículo, ese “algo” es realmente lo malo y perverso.