PROVOCATIO: La historia, maestra implacable y aleccionadora

La historia sigue siendo fuente de conocimiento y cantera de experiencias, las cuales, de ser adecuadamente valoradas, comprendidas y asimiladas, nos deberían dar las luces suficientes para la lectura política de coyuntura y la prospectiva de lo que se viene.  Lamentablemente, este territorio y esta población son fiel testimonio de lo contrario.   

José Alfredo Calderón E.

Historiador y analista político

Hace diez años, en febrero de 2012, el Partido Patriota recién había tomado posesión del gobierno, lo cual significó muchas cosas, siendo la principal, el regreso de los militares al poder directo del Organismo Ejecutivo.  No es que no gobernaran tras bambalinas, pero tuvieron que ceder la corona, para no perder el trono

Por una parte, había mucha preocupación en la población progresista, pero otro sector no menos importante (el que votó naranja) “razonaba” de la siguiente forma: “La inseguridad es insoportable, quizá un militar que dirigió la Inteligencia (G-2) del ejército y del Estado, pueda poner orden en este caos”No en balde toda la campaña patriota se centró en ofrecer la tan anhelada seguridad.  “Casualmente”, los índices de violencia se habían incrementado, en forma simultánea, con el proceso electoral de 2011, siendo particularmente visible ese incremento en un departamento como Quetzaltenango.

En las elecciones anteriores (2007) en las que resultó ganador Álvaro Colom, el Partido Patriota quedó en segundo lugar, haciendo suyos los departamentos de oriente: Zacapa, Chiquimula, El Progreso y Jalapa.  Así mismo, Baja Verapaz (donde las masacres de Tierra Arrasada fueron paradigmáticas) Sacatepéquez y el departamento de Guatemala.  Sorpresivamente, también vencieron en Quetzaltenango, considerada la segunda ciudad de la República con una población “culta”.   Mientras tanto, la UNE ganaba en el resto del país y por eso se habló de un “presidente del interior”. 

En 2003 ya se había partido el país en dos, con la victoria de Oscar Berger, hablándose de un presidente “de la capital”.   Los departamentos ganados por el llamado Conejo fueron: Alta y Baja Verapaz, Chiquimula, Zacapa, Jalapa, El Progreso y Jutiapa en oriente; además, Quetzaltenango, Sacatepéquez y el departamento de Guatemala. 

Los resultados en 2011 fueron sorprendentes, pues a pesar del segundo lugar obtenido en las votaciones previas por Otto Pérez, la fuerza de Manuel Baldizón era más que evidente ya que el mapa de la República se tiñó de rojo en la mayor parte.  OPM obtuvo el primer lugar en los departamentos de oriente: Zacapa, Chiquimula, El Progreso, Jalapa y Jutiapa; así como Baja Verapaz, Chimaltenango, Sacatepéquez, Quetzaltenango y Guatemala.  Cabe destacar que el empadronamiento es mucho mayor en los departamentos en los que ganó Baldizón, pero ya hemos visto cómo en Xibalbá, la magia electoral tiene larga data y hace de las suyas.

En este punto, tenemos que recordar los datos que revela el libro “Disidencia y Disciplina” de la antropóloga Alejandra Colom en donde se demuestra, mediante entrevistas “anónimas” a empresarios involucrados en el movimiento conocido como La Plaza, que el fenómeno de masas fue hábilmente manipulado por “La Embajada” y varios empresarios tradicionales que, precisamente, son puestos en evidencia por otros empresarios más modernos.  El verdadero leitmotiv fue siempre: “Bajar a Manuel Baldizón a como dé lugar”, surgiendo el famoso pero no espontáneo: “No te toca”. 

El reducido grupo de los optimistas informados (que somos llamados pesimistas) éramos conscientes de lo que se venía con el regreso formal de los militares y no nos equivocamos.  El plan contrainsurgente elaborado, pacientemente, desde la apertura democrática, tuvo por fin su consolidación, destacando el proceso de desinstalación de la institucionalidad de la paz.  El gobierno actual no hace sino recoger el producto final de ese constructo maligno.

A diferencia de los conglomerados de izquierdas y los llamados progres, la extrema derecha del país tiene mucha experiencia en el poder real (1954-2022) y algunas excepciones, si mucho, han sido consideradas como derecha moderada, tal los casos de Vinicio Cerezo y Álvaro Colom que, por cierto, demostraron su habilidad para llevar el balón con la zurda, pero rematando al arco con la derecha.   Existe, además, en los militares y las élites económicas ultramontanas, una larga tradición de planificación estratégica y un enfoque único, lo cual les permite un dominio tan perdurable y una manipulación que, por momentos, parece infantil pero muy efectiva, dada la ignorancia, desidia y/o moral relajada de vastos sectores de la población. 

Los castrenses no dejaron nada al azar.  Una vez que la guerrilla dejó de ser una amenaza real para el Estado (1983) EE.UU. “autoriza” y promueve un nuevo golpe de facto, relevando al díscolo Ríos Montt y colocando en su lugar a otro general, el descolorido Oscar Humberto Mejía Víctores.  Efectuada esta jugada, se convoca a Asamblea Nacional Constituyente en 1984 y la “fiesta cívica” toma un nuevo cariz, un poco menos chafa en la forma, pero igual de espurio en su esencia.  De esa sucesión de gobiernos “democráticos” ya se ha hablado, abundantemente, por lo que centro mi atención en la ventaja estratégica, no casual, de los sectores conservadores frente a las fuerzas del cambio, normalmente desorganizadas y enfrentadas entre sí, sin mayores recursos, oenegizada y con una vocación férrea al activismo, en perjuicio de la claridad política y su gama de tácticas. 

De las aplanadoras surgidas, destacan las primeras: la verde con la Democracia Cristiana en 1985, la amarilla en 1995 con el Partido de Avanzada Nacional de Arzú y la azul en 1999 con el Frente Republicano Guatemalteco.  Luego, se partiría el mapa electoral, básicamente, a la mitad.  En 2003 con la victoria capitalina de Berger; en 2007 con el triunfo del interior de Colom y en 2011 con el arribo de los naranjas del PP.   

Más recientemente, en 2015 y 2019, se dan dos elecciones atípicas: por una parte, el poderoso Baldizón que pierde, pero marca el país de rojo, sin ser aplanadora, dando paso a la “sorpresa” de entregarle la presidencia a un cómico mediocre.  La elección más reciente presentó condiciones similares, pues Giammattei no era el favorito por mucho, pero la siempre presente y muy útil Sandra Torres, le sirve la victoria en bandeja de plata. 

La historia sigue siendo fuente de conocimiento y cantera de experiencias, las cuales, de ser adecuadamente valoradas, comprendidas y asimiladas, nos deberían dar las luces suficientes para una correcta lectura política de coyuntura y la prospectiva de lo que se viene.  Lamentablemente, este territorio y esta población son fiel testimonio de lo contrario.