PROVOCATIO: El internet como derecho humano

La última extorsión de Zuckerberg no debe verse desde lo técnico o la seguridad, de “si me quedo en Whatsapp o no”, sino a la luz de la privacidad y el internet como un DERECHO HUMANO.

José Alfredo Calderón E.

Historiador y analista político

Con mis acostumbradas provocaciones en redes, ahora le toca el turno al candente tema del Whatsapp y si es conveniente salirse o no, debido a la extorsión última (llamemos las cosas por su nombre) de Mark Zuckerberg. El susodicho interfecto, condicionó el uso de la red mencionada a la aceptación de nuevas reglas y ha puesto a todo el mundo nervioso porque el joven millonario también es dueño de Instagram y Facebook. En 2014, esta última compró Whatsapp y años después, Instagram. Resulta que desde 2016 empezó a compartir información privada de usuarios con Facebook. Ahora ya sabemos que eso era ilegal –y que, por lo mismo, fue citado al Congreso de USA– al estar recabando información personal y venderla a entidades de TODO TIPO, incluyendo empresas y gobiernos, por lo que debía pedir permiso a los usuarios, el cual se le impuso como condición y recibió una sanción de risa que ni lerdo ni perezoso cumplió más temprano que tarde.

Para variar, los comentarios y discusiones en redes giraron en torno a superficialidades y boberías conspirativas, por lo que me permito aportar algunos insumos que, tal vez, suban un poco el nivel de discusión sobre el tema.  Zuckerberg solicita el permiso a sus usuarios, para seguir haciendo lo que ya venía haciendo, pero ahora con otras variantes. Como dirían los mexicanos, mucho muy descarado el encartado. Veamos algunas notas:

“El cofundador y director ejecutivo de FacebookMark Zuckerberg, ha sido llamado a declarar ante un comité de la Cámara de Representantes de Estados Unidos para que explique la fuga de 50 millones de datos de usuarios de la red social que fueron a parar a manos de la consultora de marketing político Cambridge Analytica, compañía vinculada a la campaña del presidente Donald Trump.” https://www.lavanguardia.com/internacional/20180322/441827125976/congreso-eeuu-zuckerberg-datos-facebook.html Otros enlaces https://www.cnet.com/es/noticias/mark-zuckerberg-declarar-congreso-cambridge-analytica/

El joven empresario (¿o empresaurio?) llegó a pedir disculpas: “Fue mi error y lo siento” (https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43720004) pero el problema de la citación va más allá de la venta de datos personales para fines comerciales y afectó a más de 50 millones de personas: “El escándalo de Cambridge Analytica que vulneró los datos de 87 millones de personas ha abierto una brecha en Facebook. La información fue utilizada para influir en el resultado de las elecciones de Estados Unidos de 2016 y la investigación que sacó a la luz el caso no solamente puso de relieve el poder de la red social, sino sus medidas para proteger la privacidad de los usuarios.” https://hipertextual.com/2018/04/mark-zuckerberg-declara-ante-congreso-ee-uu-cambridge-analytica

Zuckerberg se escudó en que todo había sido un mero error, cuestión que solo admitió después de ser descubierto ante una lluvia de acusaciones de usuarios invadidos y entidades pro-derechos. Pero por su propia boca muere el pez, cuando desnuda su perversidad: “Otra de las preguntas estuvo enfocada en por qué los usuarios no tienen toda la información sobre el manejo de sus datos. Al respecto, el CEO de la plataforma explicó que no puede controlar quien lee o no los términos de privacidad y que, si éstos son largos y con detalles, probablemente se reducirá el número de personas que los lean.” O sea que puede controlar todo tipo de cosas mucho más complejas, pero no quien lee o no sus advertencias…

¿Qué tal esta otra declaración?: “Thune volvió a tomar la palabra para poner de relieve que Facebook ha tenido problemas desde el principio, algo que Zuckerberg ha confirmado, pero también ha resultado que construir una empresa de cero supone también cometer errores. Thune es uno de los congresistas que lo interpelaron.

El robo de datos con la aplicación de Kogan fue más allá de Cambridge Analytica y citó a empresas como Eunoia, aunque también otras pudieron haber tenido acceso a los datos. Como se ve, el tamaño e impacto de esos “errores” es enorme y demasiado peligroso. Pero la frescura de Zuckerberg  se mantuvo: “A pesar de que reconoció que fue un fallo de la compañía, también recordó que quien descargó la app aceptó los términos y condiciones.”

Lo más irónico fue cuando “El senador Richard J. Durbin, demócrata de Illinois, empezó este tema preguntando a Zuckerberg si daría el nombre del hotel en el que se hospeda, a lo que Zuckerberg respondió que no. Con esta pregunta, el senador quería poner el foco en la importancia de la privacidad.”

Sirva este preámbulo para conocer un poco del perfil del hoy expuesto y la gravedad de sus acciones. Confiar en alguien así, rayaría en lo patológico, pero mucha gente le da el beneficio de la duda, ahora que condiciona Whatsapp para seguirlo usando y que emitió una explicación después del éxodo de muchos usuarios, no antes como era lo debido. Incluso técnicos sugieren que, antes de salirse de esa red social, se borren todos los contenidos, se elimine la cuenta y luego se desinstale la aplicación de los dispositivos en los que se bajó. Tanto cuidado no sería recomendado si no existiese algo verdaderamente perverso detrás. No ahondaré en detalles técnicos porque no es la razón de mi columna el día de hoy. Tampoco promoveré ninguna otra red social aunque contaré mi experiencia personal sobre dos alternativas que me parecen recomendables sin llegar a ser la panacea, pero si menos vulnerables. Al final de cuentas, mi postura es más ética y pro-derechos; detesto los monopolios y oligopolios y más aún las extorsiones disfrazadas.

Hablo de Telegram y Signal; tengo años de usarlas por razones de trabajo y tienen dinámicas y herramientas diferentes. La primera es la más parecida a Whatsapp y particularmente siempre me gustó más pero el “argumento” de la mayoría de mis contactos para mantenerse en Whatsapp era siempre el mismo: “Es que aquí está todo el mundo.”

Signal es la más segura, pero debo reconocer que no es tan amigable como red social. Se usa para compartir información que se considera muy delicada, utilizando herramientas como la función de autodestrucción de mensajes en un tiempo determinado y el bloqueo de pantalla para evitar capturas. Otra función es la redirección de llamadas del servidor de Signal para evitar revelar tu dirección IP, el uso de remitente desconocido y el pin adicional de control en tu dispositivo, entre otras. No ahondaré en esto porque, como ya dije, no es un artículo técnico y yo no soy ningún especialista tecnológico.

A la provocación sobre si mudarse de Whatsapp a otra red social era más que un tema técnico y de seguridad, las personas se centraron nuevamente en argumentos basados en la disonancia cognitiva[i]:

Es que casi todos mis contactos están allí y seguirán allí…

La verdad que ninguna red es segura…

¿No será que mudarse a Telegram es una conspiración rusa?

Telegram es de comunistas…

Todos espían y prefiero lo viejo conocido…

Trump está promoviendo la migración a Telegram… y otras joyas por el estilo.

Al final, cada uno/a decide lo que hará, solo quiero llamar la atención en torno a la motivación de mi provocación: La comunicación y el internet como un derecho humano. Nadie advierte esto, a pesar que ya existe una resolución de Naciones Unidas al respecto: A/HRC/32/L.20 del 27 de junio de 2016, en el marco del Consejo de Derechos Humanos 32º período de sesiones, tema 3 del Programa Promoción y Protección de todos los derechos humanos, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, incluido el derecho al desarrollo. 32/… Promoción, protección y disfrute de los derechos humanos en Internet. Lamentablemente aún no es vinculante pero los esfuerzos para que lo sea continúan muy fuertes.

Mientras las discusiones tipo La Vecindad del Chavo continúan, mi próxima entrega ahondará en el tema de internet como derecho humano y la responsabilidad de las empresas en esto.


[i] La disonancia cognitiva es la incomodidad psicológica que sentimos cuando nuestras mentes tienen dos conceptos contradictorios al mismo tiempo. Leo algo, pero lo ajusto/interpreto según mis creencias.