Plancha de sal rosa del Himalaya, un elemento multiuso y delicioso

La sal del Himalaya, la auténtica, proviene de una mina del distrito de Jherum, en Pakistán. Es apreciada desde la antigüedad por su pureza y por su composición a base de minerales como calcio, potasio, magnesio, óxido de sulfuro, hierro, manganeso, flúor, yodo, zinc y cromo.

Su aspecto puede variar desde una transparencia total, como la del cristal, hasta translúcida y su color abarca desde el blanco hasta el rojo oscuro, pasando por una amplísima gama de tonalidades rosas, violetas, púrpuras, lilas, grises o azuladas.

Para los seguidores de la medicina natural, este producto contiene 84 componentes esenciales para la salud, que favorecen el tratamiento de patologías como presión alta, cáncer, insuficiencia renal, diabetes, anemia, niveles elevados de azúcares en la sangre, acidez, congestión nasal, insuficiencias renales, disminución del tono muscular, entre otras. Además, ayuda a adelgazar y a eliminar depósitos calcáreos y metales pesados del organismo, a la vez que aumenta los niveles de serotonina y melatonina, mejorando el estado de ánimo.

Pero para los chef se trata de una herramienta culinaria, sazón y soporte estético, pues se puede cocinar con ella en la mesa. Carnes, pescados, mariscos o verduras absorben el punto de sal que cada producto requiere. Su estructura molecular (una malla cristalina) propaga el calor con la precisión de una plancha de hierro colado. Además, estos bloques de sal rosa se pueden utilizar tanto en frío como en caliente. Sus funciones se activan sobre el fuego (salvo cocinas de inducción) y dentro del congelador. Admiten entre los -18º y los 350º .

No se aconseja usarla húmeda o con mantequilla, ya que el agua o suero de leche que suele contener, podría dañar su superficie y perdería su antiadherencia.

Para manipularla cuando está caliente se recomienda el uso de unos buenos guantes parrilleros o de cocina, o bien dejarla enfriar lentamente antes de tocarla.

Las planchas de sal del Himalaya pueden presentar imperfecciones ya que son cortadas siguiendo su veta natural, por eso tienen grietas, bordes irregulares y esquinas rotas, sin que ello produzca ningún problema para su función.

No hay punto de comparación entre el sabor de la sal del Himalaya con la sal común. Hay que probarlo para creerlo. La sal rosa es sencillamente muchísimo más sabrosa, hasta la textura es mejor, apuntan los chef.