Misioneras a las que Ortega temió, recibidas con cariño y reconocimiento a su labor en Costa Rica

  • Tras ser expulsadas de Nicaragua, llegan a San José; régimen del dictador acosa a La Prensa

Con pesar y emocionadas hasta las lágrimas, las 18 Misioneras de la Caridad de la orden Madre Teresa de Calcuta expulsadas de Nicaragua, lamentaron que el gobierno de ese país pusiera fin a la labor que desempeñaron durante más de 30 años en benefecio de los más vulnerables.

En un acto de bienvenida en San José, Costa Rica, las misioneras recibieron cada una un ramo de flores de manos de feligreses.

Hermanas de la Caridad son acogidas en Costa Rica
Las misioneras llevaban a cabo obras sociales en Nicaragua y eran reconocidas por la comunidad.

La Hermana de la Providencia “Agnesitha” habló en nombre del resto de religiosas e hizo un recuento de la labor en el país centroamericano y que cesó abruptamente tras la reciente cancelación de la personalidad jurídica bajo la cual operaban en el país, por supuestos incumplimientos de la reglas vigentes.

“En Nicaragua teníamos tres comunidades, dos en Managua y la otra en Granada. En Managua nuestra actividad se desarrollaba cuidando de un hogar de adultos mayores, una guardería, un comedor para desfavorecidos. También asistimos a 235 familias con canastas básicas mensuales y acompañamiento espiritual y catequesis, ayudando a parroquias vecinas”, subrayó.

La religiosa explicó además que en la ciudad de Granada, ubicada al sur de Managua, atendían a jóvenes y niños de escasos recursos a quienes se les apoyaba para continuar sus estudios.

Agnesitha” mencionó que en Granada había un espacio habilitado para niños y un comedor para los más necesitados, a quienes además se les proporcionaba mensualmente una canasta básica y catequesis.

“Se ayudaba puntualmente a los que necesitaban de medicinas y apoyo económico, a universitarios de escasos recursos, atención a privados de libertad, visitábamos aldeas”, dijo la religiosa.

“Al ser expulsadas de Nicaragua nos invade un profundo dolor de tener que dejar a las personas más necesitadas y al pueblo mariano», afirmó.

  • Hermetismo tras cancelación

El gobierno de Nicaragua canceló la personería jurídida de 100 oenegés el pasado 29 de junio, incluyendo la Asociación Misioneras de la Caridad, fundada por la madre Teresa de Calcuta en 1988. De acuerdo al gobierno, todas ellas operaban en medio de ciertas ilegalidades.

En el caso de las misioneras, los diputados oficialistas argumentaron que el grupo no estaba acreditado por el Ministerio de la Familia para funcionar como guardería, centro de desarrollo infantil, hogar de niñas, ni asilo de ancianos.

También indicaron que no tienen permiso de funcionamiento del Ministerio de Educación para labores educacionales, como el reforzamiento de aprendizaje.

Otro argumento oficial aludió a que los estados financieros reportados al Ministerio de Gobernación —que es el ente que regula las oenegés— supuestamente no coinciden con los documentos presentados.

La Prensa denuncia «cacería» contra sus empleados

El gobierno de Ortega no se ha pronunciado hasta el momento. Sin embargo, el diario La Prensa denunció lo que describió como «una cacería en contra de su personal: conductores, fotógrafos y reporteros» encargados de la cobertura.

La nota de prensa del diario indicó además que dos trabajadores «fueron secuestrados y se presume que están en las celdas del nuevo Chipote».

“[La] persecución estuvo dirigida al equipo que dio cobertura a la expulsión de Nicaragua de las Misioneras de la Caridad por parte del orteguismo. El conductor que movilizó al equipo periodístico fue secuestrado de la casa de su familia al caer la noche del miércoles”, indicó el texto.

«Patrullas policiales llegaron a la casa de la reportera que cubrió el tema y la vivienda de un fotógrafo fue allanada durante la madrugada», agregó La Prensa.

  • La Iglesia en Costa Rica expresa solidaridad con Nicaragua

Monseñor Rafael Quirós, Arzobispo de la Arquidiócesis de San José en Costa Rica, a cargo de la misa a la que acudieron las religiosas, expresó palabras de “solidaridad, aliento y cercanía” a la situación de la iglesia en Nicaragua.

“Nos sentimos cercanos, a la iglesia y a todos los hermanos que sufren en Nicaragua y el mundo… nos causa un sentimiento de cercanía, de amor y sabemos que el Señor no abandona a nadie”, expresó el obispo costarricense a la Voz de América.