Latinoamérica, el latente desafío chino

El Año del Mono de Fuego (2016) no tiene los mejores pronósticos para la economía de China, pero el gobierno de Beijing no piensa detener su fuerte inversión y apuesta en Latinoamérica, un territorio en donde desafía a Estados Unidos, tradicionalmente, el socio más influyente de la región.

Rodrigo Soares

 Sao Paulo Mientras Estados Unidos pone poca atención a Latinoamérica, China sigue creciendo en sus inversiones y aspira a superarlo antes de dos décadas como el principal socio comercial e inversionista en la región. A pesar de que su economía ha dejado de crecer, Beijing intensifica su presencia financiera en áreas estratégicas. El mundo está cambiando.

En 2015 los bancos chinos concedieron préstamos a bancos latinoamericanos por más de US$30 mil millones, una cifra que duplica lo que concedieron un año antes, y es más de lo que el BID y el Banco Mundial destinaron a países del área. Pero la historia financiera no para ahí, este año han puesto a disposición fondos por más de US$35 mil millones, para que los países que los tomen puedan construir infraestructura, como carreteras, puentes, puertos o ferrocarriles, entre otras obras de desarrollo.

En comparación, la presencia estadounidense se ha visto disminuida durante los últimos tres años, de forma consecutiva. Y las expectativas latinoamericanas no mejoran de cara a las elecciones de noviembre en ese país, en donde una eventual victoria del republicano Donald Trump podría hacer que las distancias fueran mayores.

China no esconde sus pretensiones. En 2014 el presidente chino, Xi Jinping, viajó a Brasilia para participar en una cumbre con varios presidentes de la región y el Caribe, con los cuales se comprometió a invertir no menos de US$250 mil millones en la próxima década, una cifra muy superior a la que podría llegar desde Washington.

El año pasado, Xi Jinping fue anfitrión de una reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), en la cual participaron cuatro presidentes y 20 cancilleres de la zona. El desafío hacia la política comercial estadounidense es claro.

La revista China Policy Review ha publicado un análisis de las inversiones en la región, y asegura que en 15 años las inversiones chinas harán que sea el principal socio comercial de Latinoamérica. Un reto ambicioso, pero que se viene cumpliendo paso a paso.

Inversiones estratégicas

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Cuando se analiza la forma en que se está produciendo esta invasión financiera y comercial, puede apreciarse que se trata de una estrategia bien planificada y focalizada. Chi Peng, un inversionista chino de importancia en Brasil, explica con sencillez lo que está sucediendo: China ha puesto sus ojos en América Latina, por su gran capacidad para producir recursos naturales que necesitamos, y porque es un mercado creciente que puede consumir los productos nuestros.

Y no es difícil seguir la huella para ratificar esta afirmación. Chile, el mayor productor de cobre del mundo, envía un tercio de su explotación a China, y algo parecido hace con su petróleo Venezuela. La producción de soja de Argentina está destinada casi con exclusividad al gigante asiático, así como varios productos peruanos, principalmente metales.

Pero hay otra fuente de inversión en la región, y esta es la creación de empresas de capital mixto, porque la intención es establecer plantas de producción en Latinoamérica, tomando en cuenta que los costos en China están subiendo aceleradamente y quieren descentralizar.

Las estadísticas muestran que Brasil y Chile ya tienen a China como su principal socio comercial, muy pronto ese nivel se alcanzará con otros países.

Argentina también muestra una marcada influencia comercial de China, que ya es su segundo socio en ese sentido. Las exportaciones han alcanzado en 2015 US$10 mil millones, mientras las importaciones son del orden de los US$5 mil millones, lo que supone un superávit de US$5 mil millones.

En un reportaje sobre el tema, transmitido por la cadena británica BBC, Micheline Gring Twigger, propietaria de una fábrica brasileña de zapatos, Picadilly, reconoce que nadie puede producir zapatos con los precios de China, pero no podemos dejar de ver que es un mercado gigantesco en el que podemos entrar nosotros.

La presencia china se hace manifiesta en las grandes ciudades latinoamericanas. Continuamente hay empresarios asiáticos participando en ruedas de negocios en ciudades como Sao Paulo, Santiago o Buenos Aires, pero más sensible aún es ver la manera en que automóviles, aparatos domésticos y teléfonos inteligentes, entre otros productos, llegan masivamente desde China.

Amplían abanico de inversión

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Hace cinco años parecía que el foco de inversión y comercio eran principalmente las materias primas. Ahora eso está cambiando, porque el financiamiento bancario se ha vuelto importante, incluso para los gobiernos, que pueden acceder a dinero con bajas tasas para sus inversiones de infraestructura.

Vemos en todo esto una estrategia geopolítica, porque Beijing quiere tener mayor influencia en la región, dice Marco Enriques, un experto en comercio internacional, que observa que el acelerado ritmo de comercio e inversión confirma que China pronto será un país influente en el área.

Uno de los proyectos que llama la atención es la construcción de un canal interoceánico en Nicaragua, el cual restaría importancia al Canal de Panamá. Desde 2013 se ha puesto en marcha una inversión de cerca de US$40 mil millones de parte de HKND Group para la construcción del canal. La empresa china tendrá una concesión de 50 años sobre la mayor obra de ingeniería en la que se invierte en este momento.

Nadie duda de que ese canal influirá en el crecimiento de las inversiones chinas en la región.

Los chinos, muy dados a creer en las predicciones de sus adivinos y los mensajes que llegan como pronósticos según sus años, tienen claro que el 2016, el Año del Mono de fuego, no es propicio para la expansión económica, pero ni siquiera eso ha sido obstáculo para seguir invirtiendo en América Latina.

Taiwán está a la baja

Aunque no se dice abiertamente, la invasión financiera y comercial de China continental en la región, hace fuerza para provocar un aislamiento de Taiwán, cuyo territorio sigue reclamando Beijing, aunque con algún grado de tolerancia para evitar la confrontación.

La presencia diplomática de Taipéi se ha reducido considerablemente. En este momento solo hay 12 países latinoamericanos y caribeños que mantienen relaciones diplomáticas y comerciales con la isla.

Centroamérica sigue siendo uno de sus bastiones en la diplomacia, pero ya han perdido a Costa Rica, y se espera que muy pronto Nicaragua siga el mismo camino. Belice, Guatemala, Haití, Honduras, Panamá, El Salvador, Paraguay, República Dominicana, y las pequeñas islas de San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas son los países con representaciones diplomáticas y mayor intercambio comercial con Taiwán.