Historia: Auge y caída de la gran Patria Centroamericana

De la independencia de España a la anexión a México. Luego, el sueño centroamericanista

El Imperio mexicano de Agustín de Iturbide ha desaparecido. Chiapas no vuelve a ser parte del Reino de Guatemala, pero las provincias —Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica— deciden un futuro de unidad. Lo hacen por medio de una Asamblea Constituyente que decreta la creación de la República Federal de Centroamérica. Es el año de 1824, pero se disolverá en 1839.


Luego de la proclama en México del Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821, Agustín de Iturbide principia a convertir en realidad sus sueños expansionistas y piensa en crear un verdadero imperio separado de la Corona Española. Primero coloca su mirada sobre Chiapas, una de las provincias que forma parte del Reino de Guatemala.

El empuje de Iturbide promueve que las autoridades de Chiapas sometan a la consideración de los ayuntamientos las opciones posibles: independizarse de España; seguir como provincia de Guatemala; o incorporarse al naciente imperio. En Guatemala se conocen tarde las pretensiones de los chiapanecos y poco o nada se hace por impedir lo que sucede, pues la mayoría vota por anexarse a México.

Luego de México fuerza la permanencia de Chiapas en su territorio. Cuando se desmorona el llamado imperiolos aires de independencia absoluta han vuelto a la región. La forma en que se hace aquella anexión definitiva es retorcida e ilegal. Se acuerda una votación de los ayuntamientos para que decidieran si permanecer o volver al Reino de Guatemala, pero sin presencia de autoridades guatemaltecas.

El escritor Alejandro Marure, basado en su investigación histórica, describe así el fin de esta manipulada elección:

Fue obra de la coacción, porque todo se verificó bajo la personal intervención del agente de México, cuyos respetos obraron sin que pudieran ser contratados por los del representante de Centroamérica. (…) Fue el resultado de la intriga, porque a todas partes, y con particularidad a los pueblos más incultos, se dirigió crecido número de emisarios, que les llevaron ya formadas las actas que debían remitir a la junta deliberante.

Guatemala sigue su ruta independentista y rompe con España el 15 de septiembre de 1821, pero antes de cuatro meses imita a Chiapas y se suma al imperio de Iturbide, que se desmorona el 19 de marzo de 1823, y las cinco provincias que integraban el territorio de Guatemala, deciden buscar su propio camino.

Espíritu centroamericanista

En Guatemala se encuentra reunida desde el 24 de junio de 1823, la Asamblea Nacional Constituyente, que Marure describe como la reunión de hombres instruidos más numerosa y más acreditada que había visto la República. Este grupo de ilustres decreta que la anexión de las provincias de Centro América a México fue violenta y tiránica, nula de hecho y de derecho.

Roto aquel lazo que nada bueno ha traído, se procede  a decretar la independencia plena. Los primeros tres artículos de este decreto, citados por Francisco Polo Sifontes en su Historia de Guatemala, dicen textualmente:

 – Que las expresadas provincias, representadas en esta Asamblea, son libres e independientes de la antigua España, de México y de cualquier otra potencia, así del antiguo como del nuevo mundo; y que no deben ser patrimonio de persona ni familia alguna.

– En consecuencia, son y forman nación SOBERANA con derechos y en aptitud de ejercer y celebrar cuantos actos, contratos y funciones ejercen y celebran los otros pueblos libres de la tierra.

– Que las provincias sobredichas, representadas en esta Asamblea, se llamarán por ahora, sin prejuicio de lo que resuelva la Constitución que ha de firmarse: PROVINCIAS UNIDAS DE CENTRO AMÉRICA.

Aquella Asamblea tiene grandes logros y una visión de apertura al mundo, más allá del fuerte espíritu centroamericanista. Uno de los aspectos más relevantes es que decreta el 24 de abril de 1824 la abolición de la esclavitud. Esta es una decisión visionaria, porque se hace antes que países como Inglaterra, España, Francia o Rusia en Europa y Brasil y Estados Unidos en América, para citar algunos ejemplos de países que lo hicieron tiempo después.

Constitución de la Federación

Aquella Asamblea tiene como principal objetivo construir la estructura jurídica de la nueva Federación por medio de una Constitución, la cual se promulga el 22 de noviembre de 1824 y establece varios puntos trascendentales:

Se establece oficialmente el nombre de Provincias Unidas de Centro América a la República, que se forma por cinco estados: Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica, sujetos a esta Constitución Federal, pero con sus propias leyes estatales.

La República será gobernada por un Presidente y un Vicepresidente, pero cada Estado tendrá un Jefe y un Vice Jefe.

La bandera de la República Federal tiene franjas horizontales azules y en medio una blanca, con el escudo al centro.

Toma como lema Dios, Unión y Libertad.

Tarea complicada

En el papel no parece complicada la integración, pero en la práctica no es tan sencilla. El territorio centroamericano es poco poblado: 1,500,000 habitantes, de los cuales, 600,000 pertenecen al Estado de Guatemala. Las vías de comunicación son casi inexistentes y los pocos caminos que hay son estrechos y peligrosos, poco útiles para el traslado de mercaderías.

El sistema tributario no está integrado. Se puede recordar que al cierre de las Reales Cajas del Reino de Guatemala, al 24 de septiembre de 1821, el informe oficial enviado a la corona española expone que solo hay sesenta pesos, lo que demuestra las deficiencias del sistema de tributos.

Aunado a ello, hay otros problemas vigentes, pero especialmente, las marcadas diferencias sociales, derivadas de que en cada uno de los estados hay diversidad de pueblos y lenguas, con los descendientes de españoles como minorías dominantes en las capitales, además de las pugnas políticas entre liberales y conservadores.

Esta última situación de intenta disminuir al nombrar como primer presidente de la República Federal al general salvadoreño Manuel José de Arce (1825-1828/liberal) con Mariano Beltranena (conservador) como su vicepresidente.

Manuel José Arce, quien redactó pero no firmó el Acta de Independencia de Centroamérica, fue el primer presidente de las Provincias Centroamericanas y desde el inicio de su gestión se hicieron notorias las divisiones políticas.

El historiador Sifonte destaca que esta fórmula no fue del agrado del partido liberal, que pretendía todo el poder. De ese entonces viene la confrontación entre estas fuerzas dominantes de la política, que se suceden tanto en la época de la Federación como en los países desintegrados e independientes.

En cambio, en el Estado de Guatemala si logran los liberales el control, porque la jefatura es para Juan Barrundia, y la vicejefatura para Cirilo Flores, ambos destacados miembros del partido Liberal.

Esta posición de los liberales hace que el presidente Arce se vea abandonado por su propio partido, lo que hace que busque apoyo entre los conservadores, lo que a su vez provoca que las relaciones entre las autoridades federales y estatales se mantengan en tensión en Guatemala, capital de la Federación.

No es fácil la vida política dentro de la Federación, algo que será causa de enfrentamientos y guerras. En 1827 se vive ya un ambiente de guerra civil en el territorio. El Congreso y el senado dejan pronto de reunirse por la inestabilidad y confrontación entre liberales y conservadores.

Producto de la Constitución se crean instituciones para dirigir el destino de la Federación y los Estados:

La República Federal: Congreso Federal; Senado; Poder Judicial; Poder Ejecutivo, con sus ministros y Ejército.

Los Estados: Congreso estatal —17 diputados—; Poder Ejecutivo; Corte Superior de Justicia; Fuerza Armada y Gobierno departamental. El Salvador y Costa Rica no tenía fuerza armada propia, más que la Federal.

Sin embargo, como está señalado, es poco lo que estas instituciones abonan a la causa de la Unión, y más bien parece que la fuerza de los Estados impulsa los enfrentamientos militares que se van sucediendo.

Tras la salida de Arce de la Presidencia, le sustituye brevemente Beltranena, quien es derrocado en 1829, y entra en escena una figura que marcará las guerras centroamericanas: Francisco Morazán. Este personaje asume primero por breve período la Presidencia, para dar paso a una transición con alternabilidad poco relevante, hasta que él mismo vuelve al poder en 1835. Cuatro años más tarde se disuelve la Federación y surgen las cinco naciones como se conocen hoy en día.

Cabe destacar que en medio de este período, el Congreso elige como presidente de la Federación a quien redactó el Acta de la Independencia, José Cecilio del Valle, un político moderado que, sin embargo, no llega a gobernar, pues fallece antes de asumir el cargo.

Aunque la Federación se disuelve en 1939, aquel espíritu centroamericanista no desaparece del todo, y  lo largo del siglo XIX hay intentos por lograr la reunificación y volver a la Federación, algo que no logran las armas, porque nunca hay una fuerza militar lo suficientemente dominante para imponerse. Cada Nación toma su camino propio.