Futbolistas: en otras latitudes, bajo la lupa… aquí nada pasa

Mientras el fútbol guatemalteco vive aun la etapa del oscurantismo —opacidad y falta de transparencia—, en el mundo y particularmente en Europa, se considera a las grandes estrellas con las mismas obligaciones que tiene cualquier ciudadano con el fisco. Los nombres de Lionel Messi, Neymar o Cristiano Ronaldo aparecen en las listas de investigados por Hacienda.


(Con información de Carlos María Salvado)


¿Cuánto gana un jugador de fútbol profesional —nacional o extranjero— en Guatemala? ¿Paga impuestos él o el club que le contrata? ¿Alguien fiscaliza al fútbol profesional, revisa contratos, y vela por el cumplimiento de las obligaciones?

Hace casi un año que la poco transparente Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA), nombró una Comisión Normalizadora, tras una investigación que, desde Estados Unidos, dejó al desnudo la corrupción en el manejo de la Federación de Fútbol, Fedefut. La cuestionada y poderosa entidad suspendió luego a nuestro fútbol de toda participación internacional, y en esa etapa nos encontramos.

Guatemala arrastra una débil estructura deportiva, y, particularmente, en el fútbol, con ninguna participación en copas del mundo —solamente Nicaragua y Belice están igual en la región—, y un nivel intranscendente en competiciones a nivel centroamericano y de Concacaf.

Sin embargo, ninguna de las acciones de la afamada —y muy criticada— Comisión Normalizadora apunta, hasta ahora, a corregir los problemas de fondo y construir un ámbito de transparencia.

Sobre las preguntas iniciales, la respuesta a cada una es parecida. Nadie da cifras, ni los documentos se hacen públicos, nadie fiscaliza a futbolistas y clubes, y no se pagan los impuestos correspondientes.

¿Podría ser el fútbol profesional una estructura organizada para cometer este tipo de delitos? Esta es una pregunta que podría responder la Cicig, sobre todo, después de destaparse que existen millonarios negocios en transmisiones televisivas —nadie ha dicho nada de los contratos con los canales 3, 7, 11 y 13—.

Además se ha hablado —sin probarlo— de amaño de partidos y no se diga de las irregularidades en la elección de autoridades, en donde gana quien compra más voluntades de los representantes de asociaciones, convertidas en parte de la mafia inamovible.

Ni los grandes

En España —y Europa en general— se persigue judicialmente a las grandes estrellas por evasión fiscal. Allá, la FIFA no puede proteger ni manosear, mucho menos ordenar, a las autoridades deportivas y nacionales —aquí se pretende que las leyes nacionales empalmen con los estatutos ordenados—.

Se piensa que esta actitud de acusar a jugadores, revisar contratos, etcétera, es algo nuevo, pero en realidad es algo que viene desde hace muchos años, porque la justicia nacional no puede ser limitada por la FIFA, que incluso allá tiene discursos diferentes.

A continuación, un breve listado de los casos más emblemáticos que se investigan en el fútbol español y europeo. En algunos casos se relaciona a sus contratos con los clubes, en otros, por contratos por publicidad.

Entre exjugadores que tuvieron que responder ante jueces por evasión fiscal, se puede mencionar a muchos destacados, entre ellos: Maradona. Libra una lucha de más de dos décadas con el fisco italiano. Le reclaman el pago 39 millones de euros. Luis Figo. Tuvo que pagar 2 millones por irregularidades en su contrato con el FC Barcelona, y una cantidad más elevada por evasión en contratos publicitarios. En la lista aparecen también Luis Enrique, Paolo Maldini, Johan Cruyff  y Xavi Hernández.

El club que tiene más jugadores señalados es el Barca.

Entre los actuales encabezan la lista los delanteros blaugrana, Messi y Neymar, con acusaciones muy fuertes, pero también Javier Mascharano. Cuando algunos pensaban que el Real Madrid escapaba de esto, se sabe de las demandas contra Cristiano Ronaldo y Xabi Alonso (ahora Bayern Münich).

Nadie tiene privilegios en Europa. En Estados Unidos la justicia es implacable. En Guatemala, la Comisión Normalizadora trabaja para que todo siga normal. Las burlas en las redes sociales sobre la suspensión en la participación internacional de nuestro fútbol, apuntan a decir que, de todas maneras, ya no hay mucho espacio para seguir cayendo, ni tenemos cupo para clasificar a cosas serias.