Exmilitar implicado en la masacre de Dos Erres fue extraditado desde EE. UU.

José Mardoqueo Ortiz Morales, exmiembro de la fuerza especial del Ejército de Guatemala (Kaibil) extraditado por Estados Unidos por su posible vinculación a la masacre de 200 personas en la comunidad Dos Erres, en Las Cruces, Petén, arribó al país este viernes y fue detenido por las fuerzas de la Policía Nacional Civil (PNC).

De acuerdo con las investigaciones del Ministerio Público (MP), Ortiz Morales fue miembro del grupo elite de kaibiles que participó en el asesinato de los pobladores de la comunidad Dos Erres. la Fiscalía de Derechos Humanos y la embajada de Estados Unidos coordinaron su extradición y su juicio estará a cargo del Juzgado de Mayor Riesgo A.

La detención tuvo lugar en las instalaciones de Migración, ubicadas en la Fuerza Aérea Guatemalteca, luego de una coordinación entre las autoridades de los Estados Unidos y la Subdirección General de Investigación Criminal de la PNC. Su deportación se realizó luego de que este fuera detenido en 2017, en su residencia en Hyattsville, Maryland.

La masacre

La masacre, que tuvo lugar bajo el régimen de Efraín Ríos Montt, ha sido por años una herida abierta en la memoria histórica de Guatemala. Ocurrió entre el 6 y 8 de diciembre de 1982, cuando una patrulla de kaibiles ingresó al parcelamiento en busca de 21 fusiles robados a la institución armada.

De acuerdo con los testimonios de algunos de los sobrevivientes, 58 kaibiles, disfrazados de guerrilleros para despistar, fueron casa por casa de la aldea sacando a todos sus habitantes y los reunieron en la plaza.

A las mujeres y a algunos niños se les encerró en la iglesia y en una escuela, mientras los soldados comenzaron a buscar infructuosamente las pruebas que los había llevado allí. Al día siguiente, se comenzaron a oír los gritos y los tiros. La carnicería había comenzado.

El pozo de Dos Erres, la fuente de agua que había servido desde hacía cuatro años para sustentar la vida de la nueva comuna, se convirtió en su cementerio de urgencia, en un foso húmedo lleno de cadáveres frescos.

Casi cuatro décadas después, solo seis exmilitares, todos de menor rango, han sido condenados por la que se considera una de las peores atrocidades cometidas por el ejército durante la guerra civil en Guatemala (1960-1996).