Haití: Violencia de pandillas y cierre de puertos agudizan la escasez de alimentos

Se estima que un 45 % de la población tiene déficit alimentario, sobre todo los desplazados por la crisis sociopolítica. Situación del país caribeño se considera «crítica»

Voz de América

Sandrine Exil

PUERTO PRÍNCIPE — En un refugio para familias desplazadas en la capital haitiana, Puerto Príncipe, cientos de personas luchan por conseguir alimentos. Según Jean Martin Bauer, director del Programa Mundial de Alimentos para Haití, la situación es «crítica», alertando sobre una de las crisis alimentarias más graves del mundo. Alrededor del 45 % de la población haitiana se encontraba en una situación de inseguridad alimentaria aguda.

«El umbral de referencia de la inseguridad alimentaria en Haití era de 4,35 millones de personas. Es una cifra enorme para un país de 11 millones de habitantes, una cifra enorme», señaló Bauer. El año anterior, brindaron ayuda alimentaria esencial a 2 millones de personas, priorizando a los más vulnerables. «Los que más me preocupan son los 1,4 millones de personas al borde de la hambruna. Por lo tanto, hemos concentrando nuestros esfuerzos en ayudar a este grupo y, dentro de este grupo, las personas desplazadas son las más vulnerables», agregó.

La actividad violenta de las pandillas antigubernamentales, que enfrentan a la policía en las calles, ha paralizado la economía y ha empeorado una situación ya crítica desde hace décadas. Durante el primer fin de semana de marzo, se desplazaron otras 15.000 personas, elevando el total de personas desplazadas en Haití a 360.000, según las Naciones Unidas.

Un vendedor ambulante empuja su carrito frente al Palacio Nacional mientras un coche de policía blindado patrulla la zona, en Puerto Príncipe, Haití, el martes 23 de abril de 2024.
Un vendedor ambulante empuja su carrito frente al Palacio Nacional mientras un coche de policía blindado patrulla la zona, en Puerto Príncipe, Haití, el martes 23 de abril de 202

Además de las dificultades y peligros relacionados con la distribución de alimentos en calles que aún no estaban seguras, el cierre de puertos y aeropuertos generaba preocupación, ya que podría interrumpir aún más el suministro de alimentos.

Violencia, cierre de puertos y aumento de precios alimentarios

La situación de seguridad en la capital de Haití se deterioró desde principios de marzo con el aumento de la violencia de las pandillas armadas, los saqueos de almacenes y establecimientos públicos y privados, y el cierre forzado de puertos y aeropuertos. Estos eventos resultaron en la suspensión de importaciones, especialmente de productos alimenticios, lo que afectó el abastecimiento en los mercados y los precios de los alimentos básicos.

Además, la situación de seguridad afectó los medios de vida y los precios del combustible. “Si los actores sociopolíticos no encuentran una solución favorable a la crisis, especialmente política, la inseguridad alimentaria podría empeorar y aumentar el número de personas necesitadas en mayo.”dijo Rosie Hélène Bastien, vendedora de legumbres y madre cabeza de hogar.

Desde el 5 de marzo de 2024, el principal puerto marítimo de Haití no ha recibido ningún barco, según el Servicio Portuario del Caribe (CPS). Como importador neto de productos alimenticios (70 %), Haití es particularmente vulnerable a los fallos en los puertos y aeropuertos, lo que alimenta la escasez de diversos productos y afecta especialmente el suministro de alimentos.

Los precios de los alimentos continuaron aumentando en marzo a pesar de una disminución en la inflación anual observada en febrero. El arroz, el alimento básico más consumido en Haití, experimentó un aumento de casi el 6 % entre enero y febrero. Aunque la recopilación de precios para marzo aún no ha finalizado, algunos comerciantes aumentaron el precio del saco de 25 kg de arroz importado debido a las previsiones de dificultades para reabastecer el mercado local. En comparación con el promedio quinquenal, los precios de todos los productos rastreados en febrero fueron inusualmente altos, superando el 75 % para el aceite vegetal y hasta el 100 % para productos como el arroz importado o local, los granos de maíz y los frijoles.

Finalmente, en los pasados tres meses se han registrado precipitaciones por debajo del promedio, con una distribución de espacio y de tiempo irregular. Esta irregularidad en la distribución de las lluvias, combinada con la falta o insuficiencia de asistencia a los agricultores ya empobrecidos, así como el alto costo de los insumos agrícolas, ha provocado retrasos y una reducción en las actividades de preparación de suelos y siembra para la campaña agrícola de primavera de este año.

Alarmante crisis alimentaria: 5 millones de haitianos en peligro

La última actualización del Análisis IPC, publicado por la Comisión Nacional de Seguridad Alimentaria (CNSA), reveló que alrededor de 5 millones de personas, la mitad de la población estudiada, enfrentaron niveles críticos de inseguridad alimentaria aguda en Haití. Esta situación se enmarca en una crisis multidimensional, visible especialmente en sus aspectos humanitarios y de seguridad.

Los hogares haitianos han perdido capacidad para satisfacer sus necesidades alimentarias debido a varios factores, como la escalada de la violencia de grupos armados y el deterioro de las condiciones económicas y ambientales. Miles de haitianos carecen de acceso confiable a una alimentación adecuada y nutritiva, lo que pone en peligro su salud y bienestar.

La situación en Haití, con cerca de 5 millones de personas en inseguridad alimentaria aguda, corresponde a una clasificación en Fase 3 y 4 del IPC (Marco Integrado de Clasificación de Seguridad Alimentaria). En términos de interpretación, una población en Fase 3 se considera en situación de crisis, con importantes carencias en su acceso alimentario y probable recurso a estrategias de adaptación severas, como la reducción de comidas o la venta de activos.

Por otro lado, una población en Fase 4 está en situación de emergencia, donde la inseguridad alimentaria es muy extendida y grave, y los hogares recurren a estrategias desesperadas para sobrevivir, como la mendicidad o el consumo de alimentos inapropiados.