Como si se tratara de plagas, unos y otro se quieren asentar en el país e imponer su ritmo; lástima que el Gobierno responde exprés a unos, mientras al otro no le pone la debida atención.
Gonzalo Marroquín Godoy
El pasado lunes se confirmaron dos noticias explosivas.
Sobre ambas, todos teníamos algún conocimiento: Se hablaba mucho y teníamos casi certeza sobre la presencia en el país de una misteriosa conexión rusa –para nada transparente–, mientras que, por otro lado, la explosión de contagios y hospitalizaciones por covid, hacía pensar a los médicos que la variante delta había aterrizado también en Guatemala.
¡Ah¡, pero eso sí, ambas no han recibido la misma atención de parte de las autoridades. A los rusos se les ha dado un tratamiento exprés y hasta VIP; se les atiende hasta en horas de la noche en la residencia del presidente Alejandro Giammattei en Vista Hermosa. Todo se ha manejado en absoluto secreto y, ¡por supuesto!, les dicen ¡amén! a todo lo que piden.
Tuvo que ser el exfiscal Juan Francisco Sandoval quien diera a conocer la visita de los rusos, en modernos leader jet –hay fotos–. Él dijo desde el exilio que los rusos llegaron en la oscuridad y con maletas –aparentemente con dinero dentro– a la residencia presidencial.
Estoy convencido de que, cuando Sandoval metió su nariz en este caso, firmó su propia sentencia, porque la fiscal general, Consuelo Porras, recibió instrucciones para removerlo y evitar investigaciones por corrupción de cualquiera los miembros de la alianza oficialista. Eficiente tapadera.
Hasta ese momento, todo quedaba como una noticia extraña. Faltaban hechos comprobables. Pero luego las cosas caen como cadena de piezas de dominó: elPeriódico publica el lunes que los rusos quieren construir y controlar una terminal en el puerto Santo Tomás de Castilla. Presurosa, la directiva de la Portuaria procede a dar trámite a lo solicitado. ¡Guau¡
¿Cuándo hemos visto tanta agilidad burocrática del Gobierno para atender cualquier tema? Si fuéramos bien pensados, y quisiéramos creer que llegaron por la noche para platicar socialmente con el gobernante y con su compañero Miguel Martínez, pues diríamos que tenemos un gobernante amable, atento y eficiente para atender a potenciales inversionistas, pero la verdad es que una visita así, hace sospechar al más confiado o ingenuo.
No pasó mucho tiempo para que las órdenes de Gioammatei llegaran a los directores de la Portuaria. Alfombra roja para los rusos, que podrán así sacar más fácilmente todo el níquel que extraen del país sin reportarlo, porque lo único que se sabe es que ellos exportan tierra –con níquel, por supuesto–, pero no pagan las regalías justas.
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En la otra cara de la moneda está la atención al covid y la variante delta. La crisis sanitaria se sigue atendiendo de manera precaria y funciona por el esfuerzo de los agotados médicos y empleados de Salud, que no reciben alicientes, mientras las autoridades gastan a manos llenas. Hasta crean plazas fantasmas a costillas de la emergencia. Por cierto, ese es otro de los casos al que la fiscal Porras le puso la tapadera.
El gobierno ni siquiera ha empezado a negociar más compra de vacunas con otras farmacéuticas, a pesar de que los también rusos las siguen entregando a cuentagotas –¿será que por coimas logran lo qué quieren?– Posiblemente esperan que los gringos, que se han dejado dar atole con el dedo, nos donen las millones de dosis que faltan. Pobre la gente que no sabe ni a qué atenerse con todo el desmadre que hay.
¿Cómo creen que así podrán sacar adelante la indispensable vacunación masiva? Bien dijo el doctor Edwin Asturias que renunció de la Coprecovid, cuando comprobó que el presidente Giammattei se había disipado o desviado en la lucha contra la pandemia.
Para los rusos, todo. Nada, para atender la batalla contra el covid, que cobra vidas, causa contagios y afecta la economía.
Está claro que para el Gobierno es prioridad mantener caminado la corrupción y vigente la impunidad… ¿y el combate a la nueva cepa? ¡Sálvese quien pueda!