Empeñando el futuro

Antes ya existían, pero de 5 años a la fecha, se han multiplicado en el país los  establecimientos que reciben joyas, electrodomésticos, vehículos y hasta propiedades, como garantía de un préstamo temporal. Miles de familias lo han perdido todo.

Redacción Crónica

Tres días después de que Emilio regresara a su trabajo, tras 5 meses de ausencia debido a un accidente, fue despedido por reorganización.  Seis meses después, aún no tenía trabajo fijo, ya había consumido su indemnización y ningún banco le autorizó un préstamo, por lo que no tuvo más remedio que acudir a una casa de empeño con lo único que le quedaba: un carro de 4 puertas,  modelo 2005.

Luego de interminables trámites y pruebas, le prestaron Q10 mil por el vehículo —aunque estaba valuado en Q30 mil— por la módica tasa de 28 por ciento mensual.  Un mes después, Emilio no tenía los Q10 mil recibidos, por lo que pagó los Q2,800 de interés.  Diez meses después, no pudo reunir esta cantidad por lo que se presentaron en su vivienda tres hombres con aspecto intimidatorio, quienes le pidieron las llaves del auto y se lo llevaron, aunque ha había pagado réditos por Q28 mil.

Esta es una de tantas historias de familias que en lugar de mejorar su situación económica por medio de un empeño, la empeoran, pues momentáneamente resuelven sus problemas, o parte de ellos, pero si no logran una solución definitiva, terminan viendo cómo su prenda es ofrecida, en las vitrinas y anaqueles de la casa de empeño que les ayudó, a precios más altos de lo que pagaron por ella.

Este fenómeno se ha agudizado tras la vigencia de la Ley ade Tarjetas de Crédito, pues desde antes, los emisores decidieron prohibir la venta a plazos con pagos por medio de tarjetas —Viscuotas—, aparte de que encarecieron la tenencia de estos plásticos e inventaron cargos extras por cualquier motivo.

Y mientras esto pasa, el Gobierno y el Congreso se hacen de la vista gorda.  El primero, por no aplicar medidas correctivas al asunto por medio de la Ley de Protección al Consumidor y el segundo, porque, desde hace 5 años, la iniciativa de Ley de Casas de Empeño permanece engavetada y a la espera de dictamen.