Embraer despide a 900 operarios y enfrenta amenaza de huelga

El fabricante de aviones brasileño Embraer despidió a 900 operarios el jueves para «asegurar la sustentabilidad» de sus operaciones y los sindicatos anunciaron este viernes que podrían iniciar una huelga para tratar de revertir la medida.

Embraer, tercer fabricante mundial de aviones, comunicó el jueves el despido de los 900 empleados –un 4.5% de su plantilla- para ajustarse a «los impactos causados por la covid-19 en la economía global y a la cancelación del acuerdo con la estadounidense Boeing». 

Otros 1,600 empleados habían adherido anteriormente de forma voluntaria a un plan de salida propuesto por la empresa con sede en Sao José dos Campos (interior de Sao Paulo).

El Sindicato de Metalúrgicos convocó una huelga que debería ser sometida este viernes a una votación virtual entre los empleados de la compañía.

La firma pidió por su lado una audiencia de conciliación ante la Justicia del Trabajo e indicó que «las exoneraciones anunciadas ayer ya se hicieron efectivas».

Las acciones de Embraer en la Bolsa de Pao Paulo caían a inicios de la tarde 2.02%, en tanto el índice Ibovespa cedía 0.99%.

Embraer registró pérdidas netas de 315,3 millones de dólares en el segundo trimestre de 2020. 

La pandemia de coronavirus afectó especialmente su segmento de aviación comercial, que en el primer semestre vio reducirse un 75% las entregas de aeronaves respecto al año anterior. 

La preparación para desmembrar su rama civil a través de una transacción con Boeing que finalmente no se concretó, también agravó la situación, indicó la compañía.

El mayor fabricante mundial de aviones renunció a fines de abril a adquirir la rama civil de Embraer, una operación que estaba en su fase final y por la cual debía pagar 4,200 millones de dólares.

La empresa estadounidense alegó que estaba en su derecho de no ejecutar el pacto porque Embraer no cumplía las condiciones estipuladas. Embraer niega esas alegaciones y sostiene que Boeing puso fin al proceso «indebidamente». 

Con la adquisición de Embraer, Boeing pretendía competir con su rival europeo Airbus, aliado al canadiense Bombardier en el segmento de aviones regionales.