Educación superior: Desafíos del siglo XXI

Los avances tecnológicos y los nuevos métodos pedagógicos y metodológicos de enseñanza-aprendizaje aún no llegan a plenitud a las casas de estudios superiores. Las universidades están en un proceso de actualización, pero unas avanzan más que otras.

La educación superior aún no se pone al día con las demandas pedagógicas, metodológicas y tecnológicas que impone el siglo XXI. Las universidades dedican poco o nulo tiempo a la investigación, ya que existen docentes que conocen los temas que imparten, pero no se apoyan en la tecnología, pues no la dominan, y con ello desaprovechan estrategias actuales de enseñanza y aprendizaje.
Aún se sigue con el método tradicional de enseñanza, en el cual los catedráticos llegan a dar charlas magistrales, mientras los alumnos solo se dedican a escuchar. No se promueve la discusión crítica.
Hoy día, la educación superior en Guatemala, muchas veces es rutinaria, repetitiva en contenidos y métodos, es impartida por catedráticos formados en el siglo XX, acostumbrados a entrar al salón a dictar una clase en una sola vía. Sin embargo, este método obsoleto y fuera del contexto económico, político y social del siglo XXI, es una práctica que ya debería ser cosa del pasado.

Perspectiva de expertos
Aimé Rodríguez, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) dice que, para hablar sobre el tema, no hay que perder de vista que la educación universitaria en Guatemala sigue siendo excluyente y elitista, ya que a esta solo tiene acceso menos del 10 por ciento de la población. Además, está concentrada en sitios urbanos y con baja calidad competitiva, debido a que las universidades no realizan investigaciones, lo que considera limita el camino hacia las exigencias del siglo XXI en materia educativa.
En el país, agrega la experta, los profesores no son de planta, sino de horario; no hay investigación que fortalezca la docencia, por eso tenemos universidades que solo reproducen conocimiento, sin cuestionar la realidad, y la innovación es limitada. Las universidades se preocupan más por buscar ganancias, debido a eso imparten carreras que mejor se vendan, lo que limita el cuestionamiento sobre la realidad que vive el país y su búsqueda hacia el desarrollo.
Asegura que, en materia de educación, en Guatemala hay un problema generacional y tecnológico. Tenemos docentes con conocimiento en la materia, pero sin conocimiento tecnológico. Hay muchas herramientas para utilizar en este momento, como parte de las estrategias enseñanza-aprendizaje, pero hay docentes que no las utilizan por desconocimiento o por temor, dice Rodríguez.
De acuerdo con el pedagogo y doctor en educación Juan Alberto Martínez, falta mayor cobertura en educación superior e inversión, lo cual genera que no haya especialización, tanto de docentes como de investigación. El especialista considera que las universidades estatales y privadas están en el proceso de preparación, para hacer frente a la educación que requiere el siglo XXI.
Gabriel Calzado, rector de la Universidad Francisco Marroquín (UFM), asegura –aunque deja claro que ese no es el caso del centro de estudios superiores que dirige- que muchas universidades en el mundo no han entendido el cambio, es por eso que siguen el modelo pedagógico tradicional, en el que los estudiantes se sientan y escuchan al profesor; pero el método tradicional de profesores del siglo XX se está terminando de manera lenta, pues ahora se requiere dinamismo, apertura, creatividad y espontaneidad para atender a los estudiantes del siglo XXI. Hay muchas instituciones que intentan que sigamos con un modelo rígido de siglos pasados, y no quieren que se flexibilice.

En constante adaptación
En el caso de la UFM, asegura Calzado, desde el año 2000 se viene encaminado hacia esa adaptación de la nueva realidad. Nos hemos ido pasando cada vez más al internet; hemos ido subiendo las clases, seminarios y realizando cambios en las estructuras de los propios edificios, lo que requiere de fuertes inversiones, tanto en dinero como en capacitación de personal. Es algo que se está haciendo en todas las facultades. En medicina, por ejemplo, el año pasado inauguramos el centro avanzado de simulación, que es único en América Latina. Es una especie de clínica en la que el estudiante utiliza un maniquí supertecnológico, al que se le programa todo tipo de síntomas y variaciones, con lo que el estudiante puede practicar la sintomatología de cualquier enfermedad y en cualquier momento.
Jacqueline García de De León, directora de estudios de la Universidad del Valle de Guatemala (UVG) comenta que, para cumplir con las demandas sociales con respecto a los avances de la ciencia y tecnología, hacen una adecuación curricular cada cinco años.
Hemos pasado de un enfoque academicista a uno de desarrollo, de competencias profesionales que nos vinculan al mundo real, lo que asegura a los egresados un buen desempeño profesional, que se complementa al hacer pasantías en el extranjero, viajes de intercambio con otras universidades, capacitación permanente, acompañamiento en el aula, además de promover comunidades de aprendizaje que impulsen la innovación y la efectividad del proceso de enseñanza-aprendizaje, argumenta García De León.

A paso lento
Esta adaptación a las exigencias de la educación moderna es más lenta en la casa de estudios superiores estatal. A La Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC), que atiende a más de 225 mil estudiantes cada año, en más de 150 carreras distintas, le está costando adaptarse a los cambios, ya que es un largo proceso que lleva más de una década y, según la entidad, el peor enemigo es el bajo presupuesto.
Este año, la cantidad de dinero asignado a la Usac, según el Ministerio de Finanzas Públicas (MFP), es de Q1,874.5 millones. A pesar de esto, se hacen esfuerzos por alcanzar la calidad necesaria, para poder reestructurar todos los currículums en función de competencias para la educación integral, que desarrolle un pensamiento crítico y propositivo, afirma Bayardo Mejía, asesor de la Dirección General de Docencia de la USAC.
La única casa de estudios estatal, cuenta en el tema tecnológico con internet en todo el campus, pero solo en algunas carreras con equipo adecuado, comenta Mejía. Sin embargo, indica que les preocupa el tema de la educación virtual, que permite asistir de mejor manera a los estudiantes de cara a los desafíos del siglo XXI. Ya existen algunos avances de plataformas en línea, pero no se cuenta con los recursos necesarios, comparados con las demandas de la tecnología, lo que no impide que el estudiante adquiera el conocimiento y lo complemente.
Retos del siglo XXI
Para Calzado, de la UFM, los cambios del siglo XXI exigen individualizar la educación, por lo que el estudiante de esta universidad programa todo un proceso de aprendizaje personal y fija sus objetivos frente a ese reto aceptado.
El estudiante va organizando su propios cursos, adaptados a los objetivos que la casa de estudios le ha aceptado, para lo que utiliza una plataforma final, en la que todo queda verificado, de forma digital, en su carpeta de logros, sin importar dónde esté, asegura la máxima autoridad estudiantil de la UFM.
También agrega: En la Marroquín, ofrecemos cada vez más, a los profesores, cursos con todo tipo de metodologías, sabiendo que el conocimiento hoy en día está disperso, y no solo en el docente, lo que convierte al estudiante en el eje central de aprendizaje. Además, tenemos seis grandes seminarios al año para profesores, impartidos por especialistas pioneros que nos dan las herramientas metodológicas, pedagógicas y tecnológicas, que proporcionan al estudiante diferentes opciones para dinamizar la clase y hacer que participe.
Por último, indica que en la UFM más del 80 por ciento de las aulas están equipadas con pantallas digitales, las cuales utiliza el docente para dar sus contenidos, mientras el estudiante, desde su celular, consulta información que utiliza para confrontar y generar discusión. El estudiante dice: No es así… tengo esto y lo otro. Dinamiza la clase, argumentó Calzado.
García de De León, comentó que la UVG le apuesta al cambio, a la innovación y al emprendimiento. Enfatiza que la investigación es un eje muy importante que permite fortalecer la docencia y mantener una búsqueda constante de la verdad, además de desarrollar competencias, mientras que el uso de la tecnología es una constante.
Según ella, se ha incorporado al proceso de aprendizaje, tanto las Tecnologías de Información y Comunicación (Tics) como la tecnología propia de cada disciplina. Debido a ello, los estudiantes de primer ingreso son recibidos con un programa de coaching, que permite acompañarlos en su proceso de transición del colegio a la universidad, para que desarrollen la autonomía y conozcan su potencial.

 

Maricel Diéguez/ mdieguez@cronica.com.gt