Bukele afirma que «no hay vuelta atrás» y arremete contra la «oligarquía» tras cumplir dos años en el poder

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, afirmó que «no hay vuelta atrás» en los cambios llevados a cabo en lo que lleva en la Presidencia, al tiempo que arremetió contra la «oligarquía», contra la que ha llamado a «luchar».

Así lo hizo saber en un discurso pronunciado en la Asamblea Legislativa salvadoreña con motivo del cierre de su segundo año de Gobierno, donde ha instado a luchar contra «el aparato ideológico» y ha garantizado que El Salvador «nunca más» regresará «al sistema que nos hundió en la corrupción, en la desigualdad y en la pobreza». «Nunca más, no se hagan ilusiones, mientras Dios me dé fuerzas, no lo voy a permitir», incidió.

Según el presidente, el 28 de febrero –fecha de las elecciones legislativas que conformaron una Asamblea Legislativa aliada de Bukele– el pueblo salvadoreño arrebató el poder a estos grupos y el 1 de mayo «perdieron la Sala de lo Constitucional».

Destitución de jueces

La primera decisión de la nueva cámara fue la destitución de jueces de la Sala de lo Constitucional del Tribunal Supremo y del fiscal general, Raúl Melara. El movimiento ha sido fuertemente criticado por la comunidad internacional y organismos internacionales, que lo consideran un paso hacia el autoritarismo. No ha sido la única polémica de Bukele. En febrero de 2020, El Salvador vivió una crisis política derivada de la toma militarizada de la Asamblea Legislativa.

«Decidieron que iban a controlar nuestro país desde la Sala de lo Constitucional, pero el pueblo, a través de sus representantes, desbarató su plan y el 1 de mayo perdieron la Sala de lo Constitucional y la Fiscalía», señaló el mandatario.

A juicio de Bukele, la «oligarquía todavía tiene mucho poder» porque «controla el aparato ideológico del Estado». «Ahora, haciendo uso de él hacen creen que deberíamos regresar a antes», continuó, antes de considerar que, no obstante, «por primera vez en 200 años, la oligarquía perdió su última oportunidad de controlar el poder».

El quinto paso

Así, pidió continuar con lo que ha llamado «el quinto paso» de su proyecto: «la batalla del salvadoreño con el aparato ideológico». «Hoy (…) es el quinto paso de nuestra historia. Este día se inicia una nueva etapa», añadió. «A partir de ahora el reto es mucho más grande. Los salvadoreños tenemos que decidir liberarnos del yugo. Si bien la oligarquía ya no está detrás del presidente, siempre está ahí», advirtió.

Bukele insistió en que ciertos grupos «controlan la mayoría de los medios de comunicación y aparatos ideológicos» y «tocará tomar decisiones con los que no todos están de acuerdo», pero eso es un «derecho». «Es necesario que nos defendamos», remachó.

Democracia y logros

En este sentido, afirmó que su Gobierno está construyendo «una verdadera democracia, no una democracia falsa», como la que se permitía anteriormente para mantener el antiguo ‘statu quo‘. «Durante 200 años la democracia fue una pantomima, todo era un teatro, teníamos elecciones, sí, pero cuando llegaban al poder se olvidaban del pueblo«, reiteró. Asimismo, acusó a sus predecesores a «negociar con criminales».

Durante su intervención, presentó algunos de sus logros, como la disminución de la inseguridad en El Salvador o medidas sociales. «Hace dos años era impensable que El Salvador dejara de ser uno de los países más violentos del mundo (…) que el Gobierno se iba a preocupar por darle dinero a la gente para sufragar gastos familiares o que garantizara comida en la mesa de los salvadoreños», sostuvo.

Polarización y juramento

Bukele también señaló que El Salvador estaba «polarizado» con los gobiernos anteriores y, en cambio, su mandato ha «unido» a la ciudadanía. «Nuestro país no está polarizado, estaba polarizado con ellos, engañados por ideologías por personas que no creían en ellas», defendió, remarcando que El Salvador «por primera vez está unido».

Hacia el final de su discurso, Bukele ha hecho a los diputados, funcionarios y seguidores hacer un juramento. «El pueblo defiende al pueblo y el pueblo cuida al pueblo. Les quiero pedir que se pongan de pie, que levanten su mano y que juremos que ganaremos esta batalla juntos. Acompáñenos desde sus casas, nuestra valiente y querida diáspora«, ha dijo.

De forma paralela, recitó lo mismo que hizo jurar el 1 de junio de 2019. «Juramos defender lo conquistado, luchar pacíficamente contra todo enemigo, contra todo obstáculo, contra toda barrera, juramos defender nuestras futuras conquistas, no dejar que los que nos hicieron sufrir vuelvan al poder jamás, juramos que estaremos juntos, que no nos dejaremos solos en las luchas que vendrán».

El «asombro» de la oposición

Por su parte, la oposición se mostró «asombrada» por el discurso de Bukele ante la Asamblea Legislativa y cuestionó que no rindió cuentas, sino que pronunció un discurso de «odio y confrontación».

Diputados de ARENA y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), los dos partidos salvadoreños más importantes antes de la llegada al poder de Bukele, criticaron que el mandatario no haya ofrecido cifras, datos o información concreta, según ha informado el diario ‘El Salvador’.

ARENA, a través de su cuenta de Twitter, insistió en que la agrupación política «defiende la libertad, la democracia, la separación de poderes y al pueblo salvadoreño de dictadores».

También el secretario general del FMLN y expresidente, Óscar Ortiz, se expresó en la citada red social y ha criticado que los dos años de mandato de Bukele han significado un «acelerado debilitamiento de la transparencia, contraloría y vigilancia de la gestión pública, a través de la censura, la manipulación y la discrecionalidad en el manejo de la información pública».

«A dos años, este Gobierno muestra un acelerado deterioro y crisis institucionalidad producto de prácticas y señalamientos de corrupción, nepotismo, clientelismo político, abusos, ilegalidades y rasgos de impunidad que involucran al más alto nivel del Ejecutivo», agregó.

Según una encuesta publicada este martes, el 86.5 por ciento de los salvadoreños aprueba el trabajo realizado por Bukele en su segundo año de gestión. Los resultados sugieren que las acciones del presidente contra la institucionalidad democrática de El Salvador dañan su imagen ante la población, pero no de manera crítica.