¿Y si Cristiano Ronaldo tiene razón? Jugadores del Madrid por debajo del nivel

CR7 aglutina una línea de pensamiento que gana enteros en el entorno del Real

Cristiano Ronaldo encendía la noche de Madrid. Las declaraciones de CR7 al término del encuentro abrían brecha en un vestuario que no se espera un golpe así. Ronaldo -«Si todos estuvieran a mi nivel iríamos primero»- matizaba sus palabras apuntando a una cuestión física, no de calidad. Un ‘titular’ que ha generado más hasta dar con una pregunta mayor: ¿Y si Cristiano Ronaldo tiene razón?

 

Lo que algunos han querido considerar como la enésima rajada de Cristiano, ha sido visto por otros como una verdad mayor. Ronaldo no da puntada sin hilo y en su crítica habría tocado hueso.

 

CR7 dejó a un lado los códigos no escritos del vestuario para señalar a sus compañeros, a algunos, que no están rindiendo al nivel esperado. La actitud de estos efectivos, de los que no se discute, en su mayoría, la calidad, pero sí la implicación ha enervado a un CR7 que no está solo en el apunte: la clase media del Real lleva desde los días de Benítez apuntando dejadez en algunos referentes. De Sergio Ramos al propio Ronaldo, en este caso por la falta de liderazgo en los grandes partidos.

 

Estos futbolistas señalan que Cristiano ya no gana partidos. La efectividad goleadora del luso -34 goles en todas las competiciones- no se traslada en victorias clave. Los tantos de Ronaldo han dado al Madrid únicamente seis puntos en Liga, mientras en encuentros de la máxima no apareció. Poco bagaje para un jugador que debe liderar al equipo.

 

Cristiano Ronaldo al margen, los datos dan la razón a Ronaldo en su aviso a navegantes. Sergio Ramos está lejos de ser el ‘capataz’ que ponía orden en la última línea. Toni Kroos se ha convertido en un campeón del mundo a la deriva en el Madrid. El alemán que debía marcar el camino al equipo en el medio campo es, hoy, intrascendente. James Rodríguez no es la sombra de lo que fue. E Isco Alarcón colecciona actuaciones notables con partidos para olvidar. La excelencia, en los casos señalados, se ha esfumado.