Tensas relaciones: la partida Guatemala vs. USA

El control de la justicia para promover impunidad y facilitar la corrupción, es la causa de enfriamiento

En diplomacia no siempre las palabras muestran los sentimientos y pensamientos que puedan existir. Las relaciones entre Guatemala y Washington atraviesan por uno de sus momentos más álgidos, aunque ninguna de las partes mueve sin meditar la pieza que puede modificar el resultado en el complejo tablero de ajedrez diplomático.

Análisis de Crónica

El presidente Alejandro Giammattei manifestó en dos ocasiones su malestar con Estados Unidos por incluir en la lista Engel a su fiscal general, Consuelo Porras, pero en ninguna de ellas –un tuit en redes sociales y su discurso ante la ONU– se atrevió a mencionar el nombre de ese país, ni a la institución que provocó su reacción: el Departamento de Estado.

La respuesta del mandatario llegó de inmediato, al conocerse en el país que Porras fue incluida en la lista bajo los términos de corrupta y antidemocrática. El tuit colgado en las redes era fuerte, pero débil al mismo tiempo, al no abordar de frente el tema y a sus protagonistas.  Esto dijo en la red Twitter:

Es una falta de respeto hacia las relaciones internacionales que: primero, se acuse sin pruebas o sustentos; segundo, violar los derechos humanos; y, tercero, dar valor a las declaraciones de quienes cuentan con intereses personales y procesos pendientes en Guatemala.

¿Quién cometió la falta de respeto? ¿A quién se acusa sin pruebas o sustentos? ¿Qué derechos humanos se violaron? ¿A declaraciones de quién se ha dado valor?

El tuit lleno de acertijos era un mensaje para Estados Unidos y al Departamento de Estado, que desde finales del año pasado había enviado a su vez mensajes claros y concretos al presidente y a la fiscal Porras, para manifestar su profunda preocupación, por la forma en que se venían controlando las instancias de justicia en el país.

Las buenas relaciones entre Washington y Guatemala se diluyeron desde que la administración del presidente Giammattei optó por no escuchar los mensajes que enviaba el departamento de Estado en torno a las instituciones del sector justicia.

A la fiscal general se llegó a pedirle que cesara de perseguir a sus fiscales y persiga a los corruptos.  No se escucharon esos mensajes y se procedió a despedir al fiscal Juan Francisco Sandoval, a quien apenas en febrero pasado, el propio secretario de Estado, Tony Blinken, había calificado como uno de los 11 campeones de la lucha anticorrupción, y lo elogió por su trabajo incansable, a menudo en medio de la adversidad, para defender la transparencia, combatir la corrupción y garantizar la rendición de cuentas en su propio país.

Una bofetada al rostro

Fuentes diplomáticas estadounidenses aseguran que un mensaje similar dejó a Giammattei la vicepresidenta Kamala Harris al visitar el país en junio pasado, una postura a la que se sumaron algunos congresistas estadounidenses, preocupados al ver que el sistema de justicia del país estaba perdiendo la poca independencia que le quedaba, producto del trabajo de la alianza oficialista para promover impunidad en el país.

Es decir que la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Congreso mostraron una misma línea de apoyo al fiscal de la Feci y a favor de la lucha anticorrupción.

La visita de Kamala Harris no sirvió para estrechar relaciones, sino más bien, para tensarlas.

La respuesta que encontraron fue dura, directa y radical.  El hombre que Washington veía con confianza fue despedido en medio de investigaciones sobre corrupción de la actual administración, que podrían incluso llegar al propio presidente Giammattei –la Trama rusa, entreotras y la fiscal Porras por obstrucción a la justicia.

Eso provocó la respuesta del Departamento de Estado al incluir a Porras en la Lista Engel, que le quita la visa y le impide hacer negocios con empresas estadounidenses, entre otros castigos.

Una fuente consultada expone que en Washington había malestar desde hace mucho tiempo hacia las autoridades guatemaltecas, y no se quiso actuar al más alto nivel para evitar una crisis diplomática e institucional, pero no se podía dejar pasar lo que hizo la fiscal, aunque se entiende que no ha actuado sola.

Por el momento no parece que la intención del Departamento de Estado sea la de hacer más tirante la relación, pero indudablemente se reconoce en voz baja que el malestar es muy grande.

Jugada tras jugada

Cada una de las partes ha ido moviendo sus piezas de distinta forma.  Mientras Estados Unidos lo ha hecho con moderación –según analistas–, el Gobierno y su alianza oficialista ha actuado y lo seguirá haciendo en contra de cualquier opositor.

La postura de Washington es la de mantener abiertos los canales y la relación a nivel gubernamental, pero sin estrechar lazos.  De hecho, toda la ayuda que pueda llegar al país en este momento y el corto plazo, llegará por medio de ONG y no por instituciones oficiales.

No pasa desapercibido el nombramiento confirmado por el Senado de Estados Unidos de un viejo conocido de Guatemala: el exembajador Todd Robinson será el nuevo subsecretario para Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley, lo que supone que habrá en Washington una voz influyente en torno a todo lo que sucede en Guatemala en aspectos de narcotráfico y aplicación de las leyes.

En su paso por la embajada en Guatemala, Todd Robinson dejó claro que apuesta a favor de la lucha contra la corrupción y la impunidad. Ahora está en un cargo desde donde puede influir a favor del respeto a las instituciones democráticas en Guatemala.

Robinson fue uno de los principales aliados de la CICIG durante su mejor etapa en el país, cuando se destaparon la mayor parte de casos por corrupción.

Para algunos analistas, la llegada de Robinson a la partida diplomática introduce un elemento que podría mostrar mayor dureza en la política exterior estadounidense hacia nuestro país.

El peor momento desde Carter

Las relaciones con Estados Unidos han tenido muchos altibajos a lo largo de la historia.  Sin embargo, en el pasado reciente no se encuentra ninguna situación como la actual.  De hecho, para encontrar una tensión similar hay que remontarse al período de la guerra interna del país, específicamente cuando en Guatemala gobernaba el general Romeo Lucas García (1978-1982)y en Estados Unidos era presidente el demócrata Jimmy Carter (1977-1981).

En aquel entonces, Estados Unidos denuncia al gobierno guatemalteco por violaciones a los derechos humanos y decide suspender toda la ayuda militar, necesaria para la lucha contrainsurgente que se libraba en el país. Nunca se habló de rompimiento de relaciones, pero sí fue evidente que las relaciones llegaron a uno de sus peores momentos.

Con el retorno de la democracia en 1986, las relaciones parecieron mejorar considerablemente, y pronto todos los lazos de asistencia volvieron a los niveles anteriores e incluso mejoraron en muchos sentidos.

La importancia de Estados Unidos

Al margen de que se trata del país más poderoso del mundo –militar y económicamente–, Guatemala tiene una serie de lazos con el país del Norte, en buena medida derivado de geopolítica que influye grandemente en la región, pero de manera particular con nuestro país.

Una de las causas de la tensión existente con la vicepresidenta Harris, es que ella destaca que la migración de guatemaltecos a su país es forzada –entre otras causas–, por la corrupción, que impide que el país tenga el progreso social necesario para detener el flujo de personas hacia el exterior.

Los expertos consideran que la corrupción sí impide el desarrollo de cualquier país.  Derivado de ello, la falta de oportunidades que impulsa a cientos de miles de conciudadanos a buscar el afamado sueño americano.

El resultado es que se estima que más de tres millones de guatemaltecos se encuentran en aquel país, la mayoría de ellos indocumentados.  La falta de habilidad diplomática en el pasado ha impedido que los gobiernos que se han sucedido consigan un TPS para ellos. 

TPS es un estatus temporal de protección (por sus siglas en inglés), el cual se aplica para ciudadanos a los que el gobierno estadounidense beneficia y se evita su deportación. Eso por ahora, es impensable.

Los migrantes guatemaltecos en Estados Unidos son activos en su participación política y protestaron desde allá por la destitución del fiscal Sandoval. Con ellos, la exfiscal general, Thelma Aldana.

La importancia de los migrantes en Estados Unidos se ha vuelto invaluable para la economía nacional.  De hecho, se espera que este año ingresen en remasas familiares cerca de US$12 mil millones, una cifra que supera a todas las exportaciones que realiza el país en su conjunto.

Ese flujo de capital es vital para mantener la estabilidad de los índices macroeconómicos, como son el tipo de cambio, la inflación, la inversión y el consumo.  En este momento, sin el alto nivel de remesas, la situación socioeconómica del país se vería seriamente comprometida.

Además, Estados Unidos es el principal socio comercial de Guatemala.  Es nuestro segundo destino de exportaciones ­detrás del área centroamericana en su conjunto, y nuestro principal proveedor en importaciones, bastante arriba de China continental, que es el segundo país al que más productos compramos.

La alianza oficialista unida

Desde antes de la destitución del fiscal Sandoval, se supo que la alianza oficialista realizaba esfuerzos por asegurar la unidad de sus integrantes –Gobierno, partidos políticos, las cortes, mafias o estructuras de corrupción–. Desde que se dieron los primeros mensajes de Washington advirtiendo del malestar, se esperaba que podría brotar una crisis como la que se vive.

En ese sentido, se busca ahora actuar con unidad para no mostrar divisiones que puedan ser aprovechadas, de acuerdo a una fuente gubernamental, que pidió a Crónicamantener su nombre en secreto.  Al parecer, hay total acuerdo en esto por parte de las piezas clave: presidente –que controla a sus ministros–, las bancadas afines del Congreso, la fiscal Porras, y las cortes –CC y CSJ–.

El Congreso, que controla la alianza oficialista, se apresuró a juramentar a los magistrados afines de la CC, mientras se niega a juramentar a la única magistrada independiente, Gloria Porras.

Lo que se sabe de la misma fuente, es que se actuará contra todo opositor, con diferentes estrategias, pero teniendo siempre como fortaleza utilizar la justicia como herramienta represiva, ya que con ello se gana credibilidad.

La alianza controla, además de las cortes, a gran cantidad de magistrados de sala y jueces de primera instancia.

Vienen jugadas

Sin embargo, así como el oficialismo se prepara, confiando en buena medida que los movimientos populares se debilitan prontamente, cabe esperar que puedan llegar otros movimientos de parte de Washington.  Entre estos, se puede ampliar la Lista Engel, sin que se descarte recurrir a otras sanciones, de acuerdo a las acciones que haga la alianza oficialista.

Con la llegada de Robinson como actor primer orden, también es posible que haya mayor interés del Departamento de Estado por influir en la región y, en particular, en Guatemala.

Una de las limitantes que tiene Washington para actuar con mayor drasticidad, es que los países vecinos, El Salvador y Honduras, están abiertamente confrontados, por distintas causas, con el poderoso país del Norte.

La partida está en juego.  Falta ver quien hace el siguiente movimiento y lo que este desencadene.