Sin ética, la RSE es filantropía

Anteriormente, las actividades de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) se concebían como acciones de beneficencia. Hoy, es una cultura de negocios basada en principios éticos y firme cumplimiento de la ley, respetuosa de las personas, familias, comunidades y medio ambiente, que contribuye a la competitividad de las empresas, bienestar general y desarrollo sostenible del país.

Estuardo Gasparico M.

El centro de las discusiones durante el 8o. Foro Nacional de Responsabilidad Social Empresarial celebrado recientemente fue inusual: la importancia de la ética para el éxito de estrategias de desarrollo sostenible que propician la competitividad y el crecimiento económico y social para Guatemala.

El evento organizado por el Centro para la Acción de Responsabilidad Social en Guatemala (CentraRSE) contó con la participación de líderes empresariales, funcionarios, alcaldes, comunidad internacional, sociedad en general y Bernardo Kliksberg, pionero de la Ética para el Desarrollo, quien resaltó la urgencia de comprender lo siguiente:

La ética es clave para el éxito empresarial, ya que las compañías que actúan responsablemente, obtienen más productividad, contratan mejor personal, aumentan sus utilidades y tienen mayor sustentabilidad.

La RSE, ayer y hoy 

La RSE en Guatemala comenzó a través de las fundaciones que realizaban acciones independientes, de acuerdo con las necesidades de grupos específicos o comunidades cercanas a ellas.  Sin embargo, eran acciones de filantropía, visión que comenzó a cambiar bajo el concepto de que debe combinarse la acción de tres elementos:  Gobierno, sociedad civil y empresa, tomando en cuenta tres nuevas dimensiones de la RSE, que son social, ambiental y económica.

A partir de ahí, nacieron los programas de apoyo social o comunitario y diversas iniciativas ambientales, transitando hacia el valor compartido, el concepto de empresa social, el impact investing, la economía verde y el desarrollo en la base de la pirámide (trabajadores y sus comunidades).

Luego, se presentó la Norma de Responsabilidad Social ISO 26000, que redefinió la Responsabilidad Social como:

La responsabilidad de una organización ante los impactos que sus decisiones y actividades ocasionan en la sociedad y el medio ambiente, mediante un comportamiento ético y transparente que contribuya al desarrollo sostenible, incluyendo la salud y el bienestar de la sociedad. 

También debe tomar en consideración las expectativas de sus partes interesadas; cumplir con la legislación aplicable y ser coherente con la normativa internacional de comportamiento; integrarse en toda la organización y llevar a la práctica sus relaciones. 

Retos del nuevo enfoque  

– Lograr mayor transparencia y rendición de cuentas en las empresas, por medio de reportes de desempeño, sostenibilidad y certificaciones.

– Mejorar el diálogo con los públicos interesados (comunidades, Gobierno, universidades, inversionistas, organismos internacionales y sociedad civil).

– Sensibilizar a la sociedad sobre la Responsabilidad Social en general (individual o ciudadana).

– Reforzar el principio de cumplimiento de la ley y la ética.

– Lograr un mayor involucramiento con la Academia, para que existan más profesionales con conocimiento de RSE y sostenibilidad al servicio de la sociedad.

“Las economías con desigualdades, nunca crecen ni avanzan” 

Bernardo Kliksberg,
doctor en Ciencias Económicas y pionero de la “Ética para el Desarrollo, el Capital Social y la RSE»,, destacó lo siguiente:

Durante su ponencia Ética empresarial, fundamento de la sostenibilidad, el especialista destacó que en todo el mundo, la gente está sufriendo por la pobreza y la destrucción del medio ambiente provocada por la polución.  Aquí, algunas de sus reflexiones:

Problemas actuales del mundo

Más de 795 millones de personas en el mundo (la mayoría niños) sufren la pobreza y el hambre; dos mil millones más, tienen hambre silenciosa (falta de nutrientes, hierro y vitaminas) y Guatemala tiene el mayor nivel de desnutrición de América Latina (40 por ciento). Esto, a pesar de en el planeta se producen alimentos suficientes para 12 mil millones de personas.

    Además, 900 millones de personas carecen de agua potable e ingieren el líquido contaminado.

    Otra situación grave es la discriminación, especialmente de género, por lo que la 3a parte de las mujeres es victima de violencia, ganan menos que los hombres aunque realicen igual trabajo. Y luego están las desigualdades: 86 personas en todo el mundo tienen en total la misma cantidad de dinero que otros 3,600 millones.   

    Las economías con desigualdades no crecen, pues los pobres no pueden comprar, así que cae el consume, aumenta la criminalidad y los divorcios.  Lamentablemente, hay desinterés por la pobreza.

El papel de las empresas

Las empresas no son actores secundarios, pues son el motor de la economía, por lo que su papel en la vida social es preponderante.  Por lo tanto, deben actuar en lo siguiente:

Tratar bien al personal: pagar justo, considerer a la mujer y buscar equilibrio famiila-empresa.

Servir a los consumidores con calidad, precios accesibles y cantidad exacta.

Trabajar por el medio ambiente.

Establecer mecanismos que fomenten la transparencia y el buen gobierno corporativo.

Inversión social sistemática y, especialmente, aplicar políticas de CERO CORRUPCIÓN.

QUÉ NO ES RSE:

– Pagar sueldos “de hambre” (el mínimo o menos).

– Divulgar las acciones con fines publicitarios y promocionales.

– Realizar falsas actividades filantrópicas (por ejemplo, donaciones a fundaciones propias).

– Pregonar que tratan bien a los empleados, cumplen con las leyes, cuidan el medio ambiente y se pagan impuestos (esas son obligaciones de todas las empresas).