Real Madrid vence 1-3 al Celta de Vigo

Después de media hora de buen juego, con dominio del partido y, más importante, con dos goles de ventaja gracias a un excelente Benzema, la visita del Real Madrid a Vigo terminó en una segunda parte llena de alternativas, en la que el Celta pudo empatar hasta el final. No lo consiguió, pese a un palo de Aspas, y el equipo de Zidane sumó una nueva victoria que mete presión a sus rivales por el título de La Liga. A la espera de que jueguen este domingo el Barça y el Atlético, el Madrid gana un puesto en la clasificación y se coloca segundo a tres puntos del liderato.

El Madrid salió al partido pleno de intensidad, ocupado en dominar y en mandar en el juego de la mano de Kroos y Modric, dos directores de orquesta que guiaron con precisión a todos sus instrumentos: el despliegue físico de Valverde, la velocidad de Vinicius y, sobre todo, la efectividad de un Benzema infalible.

Inicio inmejorable

El equipo de Zidane puso en liza una presión que impulsó las imprecisiones de un Celta que, cuando empezaba a despertar y a pasar algunos minutos con el control del balón, le llegó la primera ocasión clara en contra y el primer gol.

Resolvió para el Madrid Benzema, antes de lo habitual, con dos goles antes de la media hora. Primero imparable en el control y el remate dentro del área, después con el oportunismo y la habilidad para aprovechar un fallo flagrante en el nacimiento de la jugada celtiña. El francés ha marcado en sus últimos seis partidos, acumula ya 23 goles en la temporada y ha igualado a Santillana en el cuarto puesto de goleadores históricos del Madrid en La Liga con 186 goles en 371 partidos.  

Reacción

La tendencia del partido era claramente favorable a un Madrid que, sin esperarlo, le devolvió la vida al Celta con una acción defensiva errática. La aprovechó Santi Mina para marcar un meritorio gol de cabeza con el que recortó distancias y le dio impulso a su equipo.

La excelencia del Madrid no volvió a aparecer. Tras el descanso, el equipo de Coudet fue el que puso la intensidad en el partido, instalado en el campo de un Madrid empequeñecido, venido a menos respecto a su primer tiempo, solo con el recurso de la velocidad de un Vinicius que hizo otra exhibición de todas sus virtudes a la carrera, y también de sus defectos en la toma de decisión en el área rival.

El partido se convirtió en un intercambio de golpes, un contragolpe del Madrid por cada ocasión del Celta. En medio de la locura final, la mejor tentativa celtiña se fue al palo, un lanzamiento de Aspas tras una falta inconcebible de Modric, con amarilla incluida después de un choque por inercia. La mejor del Madrid, ya al final del descuento, fue gol de Asensio gracias a Benzema, una sentencia que debería haber llegado mucho antes