Reabren la cripta arqueológica de la explanada de Notre-Dame

Cerrada desde el incendio en 2019, la cripta arqueológica ubicada bajo la explanada de Notre-Dame reabre al público con una exposición en homenaje a Victor Hugo y Eugène Viollet-Le-Duc, dos personajes claves en el resurgimiento de la catedral en el siglo XIX. 

  • Se trata del primer sitio estilo museo que estando tan cerca de la catedral reabre tras el incendio del 15 de abril de 2019.
  • Fue necesario más de un año para completar los trabajos de limpieza y descontaminación del polvo de plomo que impregnó la explanada.

Los visitantes podrán conocer, o volver a ver los vestigios galo-romanos que ocupan el centro de la cripta:

  • restos de baños termales y de una muralla, monumento votivo para los barqueros de París, el ‘Pilier des Nautes’ (columna o pilar de los barqueros), descubierto durante excavaciones realizadas durante los años 1960.

Pero, la exposición «Notre-Dame de París, de Victor Hugo a Eugène Viollet-le-duc», que se inaugura este miércoles, cuenta una historia mucho más cercana en el tiempo:

  • la extraordinaria refacción en el siglo XIX de un monumento abandonado, hoy admirado en todo el mundo. 

Paris-Musées espera que los turistas vuelvan a frecuentar este museo, que antes del desastre recibía a unos 170,000 visitantes por año.

«Este proyecto nació de manera muy rápida tras el incendio, como un deseo de rendir homenaje a la catedral. Trabajé sobre las fotografías que nos permitieron seguir la renovación del sitio en el siglo XIX. La fotografía también es contemporánea a la protección del patrimonio», señaló a la AFP Anne de Mondenard, curadora y responsable de las colecciones fotográficas y digitales del museo Carnavalet.

Fantasmagoría de Notre-Dame

La exposición, que se apoya en una colección de fotografías antiguas y muy frágiles (firmadas por grandes nombres: Charles Nègre, Charles Marville, Auguste Mestral…), algunas de los comienzos de la técnica del daguerrotipo, esta acompañada de dibujos, lienzos, extractos de películas que exhiben toda la fantasmagoría en torno a la catedral y la novela de Víctor Hugo, hasta los dibujos animados actuales. 

El entusiasmo popular provocado tras la publicación en 1831 de «Notre-Dame de París», la influencia que tuvo la novela sobre el trabajo realizado por el arquitecto Viollet-le-Duc entre 1844 y 1864, está todo bien documentado. Para muchos, la catedral se ha convertido en un «monumento del patrimonio nacional», el alma de la ciudad, más que un lugar cultural.

«La exposición comienza con la catedral tal como se mostraba cuando se publicó la novela, en la que se menciona premonitoriamente un incendio«, observa Vincent Gille, conservador de la Maison de Victor Hugo.

«Es un edificio extraordinariamente inquietante y peligroso, para nada una catedral radiante y luminosa» en el espíritu de Hugo. Varios dibujos del novelista lo demuestran. 

Extractos de un filme mudo de 1911 realizado por Albert Capellani muestran a la catedral librada a los trágicos y torturados destinos de Esmeralda y el jorobado Quasimodo. Una témpera de François-Nicolas Chifflart representa al fuego imaginado por Hugo, el plomo corriendo en dos flujos entre las torres. 

En 1831, la catedral sufrió actos de vandalismo y estaba muy mal mantenida, al punto que llegó a plantearse su demolición. Las fotos de época revelan la fragilidad del edificio.

«Guerra a los demoledores»

Víctor Hugo escribió en 1825 un panfleto: ‘Guerra a los demoledores’. «Quizás no hay en Francia actualmente una sola ciudad (…) en la que no se considere, donde no comience, o donde no termine la destrucción de algún monumento histórico nacional». 

Notre-Dame ha sufrido numerosas transformaciones, a veces con el objetivo de borrar su estilo. La aguja erigida en 1250 fue desmontada en 1786. Bajo la Revolución, las estatuas de los reyes fueron destruidas, la catedral se convierte entonces en un templo de la Razón. 

La novela de Hugo tuvo tal impacto en el imaginario de su época, que Viollet-le-Duc se inspiró en ella, cuando diseñó los monstruos, como el Stryge, que adornan las partes altas de la catedral. 

La exposición también ilustra cómo los servicios del Estado comprendieron entonces la importancia de ese nuevo medio de la fotografía y realizaron pedidos para retratar sitios patrimoniales. 

Viollet-le-Duc conservaría un gran número de imágenes del edificio, firmadas por los más destacados fotógrafos de la época, que también utilizaría en sus trabajos de restauración.