PROVOCATIO: Una mirada estratégica a lo sucedido en la USAC


El fallo de seguridad es descomunal y con base al decreto 50-2003, debería destituirse al secretario de SAAS, al Subsecretario de Seguridad, al director de Información (encargado de los estudios de seguridad) y al director de seguridad (ejecutores del diseño).  También al comandante de la Guardia Presidencial y al jefe militar del operativo. Por supuesto que esto no pasará, pues ya sabemos que el don de mando del presidente es una de las falencias más pronunciadas en este gobierno.


José Alfredo Calderón E. (Historiador y analista político)

El miércoles 12 de febrero se dieron varios acontecimientos en el campus de la Universidad de San Carlos, cuya máxima atención se centró en la presencia militar en el campus.

Un «error» garrafal de Iván Carpio de SAAS dejó mal parado (una vez más) al gobierno y, particularmente, a la vicepresidenta en su frustrada visita a un acto académico de la Facultad de Ingeniería. Enfocarse únicamente en el ingreso de elementos del ejército en la USAC, lo cual ya es grave pero no basta, es solo ver el árbol, pero no el bosque. Por medio de la contratación de Naciones Unidas, laboré durante 3 años en la Casa Presidencial y conozco al detalle cómo funciona la SAAS y la SIE (Secretaría Inteligencia del Estado). Trataré de aportar un poco de claridad, ya que veo una mezcla abigarrada de interpretaciones de lo sucedido el miércoles en el campus.

  1. En los protocolos de seguridad para presidente y vicepresidente, los mandatarios se rigen por default por un código ya establecido. Aunque por ley es SAAS la responsable[i], Guardia Presidencial (ejército) es quien controla todo el entorno. En realidad, el Estado Mayor Presidencial nunca se fue, solo cambió de nombre.
  2. En la lógica militar, la protección del presidente y vicepresidente está por sobre todas las cosas, razón por la cual, el protocolo se cumple, sí o sí. En la práctica, lo más importante es controlar a las dos figuras mencionadas, más allá del tema de seguridad. El control que ejercen sobre ellos es estricto.  
  3. Existen 3 círculos de seguridad en torno al presidente y la vicepresidenta. El primero está conformado por quienes los cuidan directa y estrechamente; el segundo corre por cuenta de los agentes encubiertos y el tercero corresponde a los elementos militares que todos vieron. El primer círculo es el más visible y se compone básicamente de guardaespaldas de SAAS; el segundo puede tener elementos de la PNC y/o del ejército, estando en el perímetro y, en el tercero, no necesariamente debe ser de militares, pues según el mejor criterio, pueden ser de PNC y SAAS.
  4. Si bien la presencia militar DENTRO de la USAC no llegó al Iglú, fue suficiente para darle el pretexto al usurpador de la rectoría para hacer una alharaca, cuya justificación, ni su progenitora se la cree.
  5. Solo un idiota carente de memoria histórica, puede minimizar o justificar la presencia del ejército en las instalaciones universitarias. Más allá de la retórica de la autonomía (lo legal-territorial) la gravedad se califica desde lo simbólico, así como la provocación para generar un enfrentamiento entre estudiantes y profesores con las fuerzas de seguridad que, de haberse dado, hubiese sido terrible. Tanto el usurpador (que obviamente no está ajeno al asunto) como la seguridad del Estado, jugaron con fuego.
  6. La narrativa que la vicepresidenta llegaría a “madrear” a Mazariegos y que por eso se asustó, es totalmente infumable.
  7. La seguridad llegó mucho antes, la vice no había llegado y el «escándalo» ya se había hecho público. Un mejor criterio político de los asesores de Karin Herrera le hubieran recomendado no ir y sugerirle a SAAS y Guardia Presidencial, el inmediato retiro de las boinas rojas (simbolismo siniestro de nuevo) pues había que sopesar la trascendencia de la actividad académica, con los riesgos potenciales que implicaba la tensión provocada en la USAC.
  8. Lo que sí llama poderosamente la atención, como diría el juez Gálvez, es que en visitas anteriores, que me constan, la vicepresidenta no llegó con elementos del ejército, sino solo con los de SAAS. ¿Por qué ahora se dio todo esto? Podría elucubrar una serie de razones, pero no quiero sonar a confabulador.
  9. Un responsable colateral es la SIE, la cual, ha brillado por su ausencia y falta de luces en este gobierno. Si bien su labor estratégica se basa en la discreción, este tipo de casos caen en su esfera y debieron alertar sobre el peligro, ya no solo simbólico sino real, para evitar problemas mayores; a menos que, tanto SAAS como ellos, tuvieran una intencionalidad perversa en contra de la Vice, que de todos es sabido, tiene una separación ya pública con el presidente. En este punto debo puntualizar que, si bien la responsabilidad directa y legal es de SAAS, el hecho que comentamos ya era público y la SIE también debe considerar las amenazas de todo tipo contra el Estado.

¿Por qué los hechos favorecieron a Mazariegos? Una victoria táctica pírrica, pero veamos:

  1. El cierre a nivel nacional fue un ensayo de las posibilidades de hacer algo así con motivo de las elecciones, alegando cualquier pretexto. El fraccionamiento de los eventos electorales fue el primer paso, ya que no fue por voluntad propia que se den comicios universitarios. La alharaca le funcionó porque nadie protestó, por lo menos con algún grado de incidencia.
  2. Organizaciones estudiantiles se dividieron, para jolgorio del usurpador, pues unos, el colectivo estudiantil Universitario (CEU) por ejemplo, llamaron la atención a los estudiantes de ingeniería por su vinculación a funcionarios de gobierno, en clara alusión a la vicepresidenta. A partir de allí, surgieron una serie de posturas e interpretaciones que solo pusieron en evidencia la falta de luz y unidad de la comunidad sancarlista.
  3. Pocos repararon en la correlación de la desproporcionada medida adoptada por Mazariegos y la responsabilidad de los círculos cercanos a la presidencia, tanto militares como civiles. Menos aún, advirtieron la perversidad que pudo estar detrás de los acontecimientos.

Saco 6 conclusiones básicas de lo acontecido:

  • El barco gubernamental tiene varias tripulaciones separadas que responden a varios capitanes con sus dinámicas e intereses.
  • Más allá de las competencias específicas en seguridad, faltó el mínimo sentido común para analizar y tomar decisiones en forma anticipada.
  • Todos los personajes involucrados sufrieron desgaste, pero en términos pragmáticos, el más beneficiado, o menos perjudicado si se quiere, fue el impostor en la rectoría de la USAC.
  • Aunque todavía no queda claro si hubo confabulación, es obvio que lo sucedido no fue por casualidad. En inteligencia, la pregunta clave siempre es: ¿A quién beneficia o perjudica lo sucedido?
  • La mayoría de opinadores sobre acontecimientos como este, se basan más en emociones y miradas superficiales que en un análisis serio, como debería corresponder a quienes tenemos el privilegio de una formación universitaria.
  • El fallo de seguridad es descomunal y con base al decreto 50-2003, debería destituirse al secretario de SAAS, al Subsecretario de Seguridad, al director de Información (encargado de los estudios de seguridad) y al director de seguridad (ejecutores del diseño).  También al comandante de la Guardia Presidencial y al jefe militar del operativo. Por supuesto que esto no pasará, pues ya sabemos que el don de mando del presidente es una de las falencias más pronunciadas en este gobierno.

[i] Ver artículos 2 y 3 de la Ley Orgánica de SAAS, decreto legislativo 50-2033. También leer el artículo 15 que establece que en los operativos que involucran al presidente y el vicepresidente, cualquier entidad del Estado, PNC o ejército, estarán supeditados a la SAAS.


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