…tengo la certeza que, en 2027, el sistema seguirá ganando y llevará a alguien más de la extrema derecha al gobierno, con mayoría en el Congreso y, para lo demás, no hay problema porque tienen cooptado todo, absolutamente todo. Para más INRI, esto sucederá con el voto masivo de quienes más sufren de la desigualdad y la injusticia, así como de capas medias que comen frijoles, pero eructan pollo.El dilema no es buscar una opción diferente, que no la hay; sino entender que la trampa periódica es sistémica, por lo que la pregunta es: ¿Te prestarás de nuevo a la farsa? |
José Alfredo Calderón E. (Historiador y analista político)
Cuánta razón tuvo Aldous Huxley al sentenciar: “Quizá la más grande lección de la historia, es que nadie aprendió de las lecciones de la historia”. Los duros golpes sufridos por el noble e ignaro pueblo guatemalteco no han servido de nada, pues ya se ha probado de todo, pero al parecer, las fórmulas populistas y hasta fascistas, han encontrado en el gatopardismo, un mecanismo sostenible de engaño y dominación. El problema más grave es que esta sostenibilidad se ha vuelto endémica desde 1954 a nuestros días, en los 108 mil kilómetros cuadrados oficialmente reconocidos como “República de Guatemala”.
Si se hace un rapidísimo repaso histórico, sin entrar a detallar los orígenes estructurales de lo que hoy padecemos, se sacan cuatro conclusiones generales básicas, tomando como base referencial y punto de partida, la contrarrevolución a mediados de los años 50.
- De 1954 para acá, Guatemala no ha tenido un solo gobierno de izquierda, entendida esta como la expresión política que busca romper con las causas estructurales de un sistema opresor, injusto, desigual e inhumano.
- En este lapso, podemos inferir que de 1954 a 1985 hubo una larga dictadura militar con elecciones de fachada y una orientación conservadora muy pronunciada, siendo la represión a la población, organizada o no, una constante.
- A partir de la llamada “Apertura Democrática” (1986-2025) se ha tenido elecciones más creíbles, pero siempre en el marco de la democracia formal y con una acentuada manipulación mediática y económica de las élites y grupos criminales que, ahora, es difícil separar como distintos.
- Las expresiones más cercanas a un gobierno democrático y progresista, es decir, aquellas que sin intentar reformas estructurales han efectuado cambios que alivian, aunque no resuelven; se reducen a tres: El socialcristianismo de Vinicio Cerezo (1986-1991), la socialdemocracia de Álvaro Colom (2008-2012) y el actual gobierno que todavía no termina de definir a qué corriente política corresponde, pero siendo generosos se puede decir que se inscribe dentro de una especie de progresismo conservador.
Me consta, por varios amigos dentro del gobierno de Cerezo, que en los inicios hubo una intención legítima de ir más lejos, pero basta recordar los dos golpes de Estado técnicos de 1988 y 1989, el asesinato de Danilo Barillas el 1 de agosto de 1989 y el boicot empresarial anti fiscal, para entender el porqué no pudieron avanzar.
Jorge Serrano Elías (1991-1993) llegó de carambola gracias a aquel famoso programa televisivo, casi cadena nacional: “Conversemos”. Su debilidad, no solo parlamentaria, lo obligó a ceder a la extorsión de las mayorías en el Congreso y, como pasa siempre con esta figura delictiva, más temprano que tarde, hizo crisis y solo atinó a dar el primer autogolpe en la historia guatemalteca. Su sucesor, Ramiro De León Carpio (1993-1996) llegó de forma sui géneris, nombrado por el Congreso ante el vacío que dejó el Serranazo y sin partido oficial, pero con cierto apoyo empresarial, lo cual, le permitió entregar su gobierno, gris, pero sin mayores contratiempos. Por cierto, muchas personas encuentran cierto paralelismo entre ese gobierno y el actual, por ser ambos de transición y sin respaldo parlamentario propio, máxime ahora que cancelaron a Semilla.
Luego vino una derechización abierta con la llegada de Álvaro Arzú (1996-2000) que piñatizó el Estado y logró imponer los mecanismos autoritarios como norma. El péndulo siguió con la mezcla bizarra de un Alfonso Portillo (de pasado progre), con una base eferregista francamente fascista (2000-2004). Posteriormente, por primera vez, la socialdemocracia llegó al gobierno, pero en versión conservadora con Colom. Otro gobierno en el que tenía varios amigos a quienes les jugaba dos bromas recurrentes. La primera se refería a cierto discurso “revolucionario” de algunos miembros de la UNE, a lo que les comentaba: “Lo más cerca que ustedes estuvieron de “la montaña” fue el Cerrito del Carmen”. La segunda hacía referencia a su contribución al sistema: “Ustedes llevan el balón con la zurda, pero frente al marco patean con la derecha”. Demás está decir la “gracia” que les hacía.
Al sistema no le gusta hacer concesiones, por mínimas que sean, y se blindó con 3 gobiernos de extrema derecha, seguidos: Otto Pérez Molina (2012-2016) Jimmy Morales (2016-2020) y Alejandro Giammattei (2020-2024). Luego vino la sorpresa que asustó con el petate del muerto, pero en poco tiempo demostró a las élites que no tenían absolutamente nada que temer.
El dilema no es buscar una opción diferente, que no la hay; sino entender que la trampa periódica es sistémica, por lo que la pregunta es: ¿Te prestarás de nuevo a la farsa?
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