PROVOCATIO: Seis ejes para la acción

Esa narrativa elitaria que “la pugna entre la Izquierda y la Derecha es la que tiene de cabeza al país” sigue siendo funcional, pero carece totalmente de sentido y no resiste la comprobación empírica de quienes acusamos conocimiento histórico y pensamiento crítico.

José Alfredo Calderón E.

Historiador y analista político

A quienes describimos la realidad social y política del país como es y no como muchos quisieran que fuera, nos llaman pesimistas o negativos, pero dada la realidad política del país y la información que algunos manejamos, debemos recalcar la importancia de que la cruel y sempiterna historia patria no se repita una y otra vez, cual famoso Día de la Marmota.

¿Quién no quisiera vivir el sueño del cambio a su manera? Soñar no solo es válido sino catárticamente, idóneo para la salud mental.

La realidad, sin embargo, es otra muy distinta en el trópico y concretamente en lo que he dado en llamar Xibalbá. En mi artículo anterior: https://cronica.com.gt/provocatio-nuevo-episodio-de-una-leccion-no-aprendida-el-caso-sandoval/ describí la situación actual que provocó la cooptación total del Estado, pues el último reducto moral era la FECI y ya todos sabemos que pasó. En el camino de la restauración conservadora, esa oprobiosa vuelta al pasado, solo queda la PDH, institución que debe defenderse a toda costa, pues sin derechos humanos, habremos dado la bienvenida al salvajismo que nos convertiría en un Estado paria a nivel internacional, es decir, un Estado Canalla en la jerga internacionalista.  

Con el maniqueísmo histórico que nos caracteriza como nación, a quienes señalamos las alarmas e instamos a la reflexión crítica previa a la acción, algunos nos señalan como contrarios a la lucha social por el cambio y promotores de la parálisis social. Nada más alejado de la verdad, pues quienes así pensamos, somos los más interesados en la sustentabilidad y sostenibilidad de los movimientos sociales por el cambio estructural. Está claro que la espontaneidad y la emotividad le inyectan oxígeno a cualquier movilización, pero sin claridad de objetivos, ni buen manejo simultaneo del corto, mediano y largo plazo, las olas, por muy fuertes y grandes que sean, tienden a caerse tan rápido como se formaron.

Conviene recordar que, dentro de las lecciones aprendidas de La Plaza, quedaron varios pendientes:

  • Por más que nos encante fabricar quimeras, la ciudadanía no derrocó a Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti. Solo los muy ingenuos y los beneficiados del mito, niegan la participación interesada de ciertas élites y la Embajada.
  • El objetivo estratégico de La Plaza tiene nombre y apellido: Manuel Baldizón. Ya explicamos en otro artículo los pormenores de esta estratagema, la cual puede revisarse leyendo Disciplina y Disidencia de Alejandra Colom, la realidad desde la boca de los propios empresarios.
  • La enjundia y heterogeneidad con la que se impulsó la primera Plaza (la de 2015) contrasta con la de 2017, por los alcances reivindicativos que fue teniendo la segunda. Con el mismo interés que se generó la ola ciudadana, también se contrarrestó un movimiento que se le podía salir de las manos a las élites y a sus socios de la Reforma.
  • No se trata de quitar y poner personas sino de cambiar el sistema, el cual, se mueve con la operación de los políticos, que devienen fusibles descartables llegado el momento, para poder mantener el statu quo. El mejor ejemplo de esto es lo sucedido en 1993 después del Serranazo, cuestión ya explicada ampliamente en este artículo: https://cronica.com.gt/provocatio-los-entretelones-del-serranazo/

El estado y correlación de fuerzas políticas y sociales es harto conocido y no insistiré en describir su disparidad. Ahora debemos responder a la pregunta: ¿Qué hacer? No sin antes, asumir algunas valoraciones:

  • El modelo económico está agotado y solo ha servido para ensanchar la brecha entre ricos y pobres. Sin embargo, sus posibilidades de cambio real son prácticamente inexistentes en el corto plazo, pero debe seguir presente en el imaginario social de las mayorías, en términos de mediano y largo plazo.
  • Desde 1954 hasta nuestros días, TODOS los gobiernos han sido de Derecha, unos de corte fascistoide (como el actual) y otros más cercanos a la centroderecha como la Democracia Cristiana y la UNE. Esa narrativa elitaria que “la pugna entre la Izquierda y la Derecha es la que tiene de cabeza al país” sigue siendo funcional, pero carece totalmente de sentido y no resiste la comprobación empírica de quienes acusamos conocimiento histórico y pensamiento crítico.
  • La esencia del sistema, lo estructural, está debidamente blindado, por eso, las élites (la mano que mece la cuna, como suelo llamarla) disponen de los políticos para que todo cambie sin que nada cambie. En el camino, unos operadores se mantienen y otros son sacrificados, para que la maquinaria de los privilegios siga funcionando.
  • El sistema político-electoral es una caricatura. Ya se ha dicho hasta la saciedad que carecemos de verdaderos partidos políticos y tanto la ley específica como el órgano regulador (TSE), se confabulan en favor de los mismos de siempre.
  • Las elecciones son una válvula de escape a las presiones del sistema, pero contrario a lo que muchos piensan, solo resuelven las pugnas interelitarias. La elección es anterior y ajena a la voluntad popular. Los comicios solo fabrican una fiesta cívica inexistente en donde la gente vota, pero no elige.
  • Gran parte de las élites están conscientes que las crisis son reiterativas y cada vez más fuertes. Por eso, refuerzan los imaginarios sociales y las narrativas mágicas, la mayoría, muy burdas. El miedo anacrónico al fantasma del Comunismo con sus reactivaciones periódicas y sus versiones populistas; los peligros de “convertirse en” una Cuba, una Venezuela, una Nicaragua, un Perú o una Bolivia, son editados según la ocasión. La cantaleta del empresario abnegado y sufrido para mantener el trabajo de los colaboradores (eufemismo muy posmoderno); el papel heroico del glorioso y, ahora,los peligros que se avecinan en las elecciones de 2023 para lo cual, ya preparan los escenarios apocalípticos de polarización (Zury-Thelma y el peligro del Perú, por ejemplo).
  • Conscientes de su poder, las élites usan al máximo los aparatos ideológicos del Estado con énfasis en los medios de comunicación y las redes sociales. A los NetCenter del gobierno, se suman los de CACIF y FUNDESA, siempre bajo el ojo avizor del G-8, principal financista y decisor.

Las articulaciones y movilizaciones sociales deben enfocarse en un plan de acción basado en la lucha cultural e ideológica, pues no se tiene ni la organización ni la fuerza para enfrentarse al monstruo en todos los campos y de manera frontal.

  1. Si bien el modelo económico debiera ser el objetivo estratégico final, siendo realistas, debemos empezar por lo político-electoral. Una nueva LEPP con reformas profundas que promuevan una participación real y efectiva de todas las corrientes ideológicas y erradiquen el financiamiento ilícito; cambios que, infortunadamente, deben pasar por el actual Congreso. ¿Cómo hacerlo en esas condiciones?  Primera pregunta táctica para resolver.
  2. La agenda sencilla y corta de exigir la renuncia de Giammattei y Consuelo Porras, es una excelente herramienta que permite aglutinar un frente amplio y heterogéneo, sin aquellas agendas interminables y pugnas internas por intereses personales y organizacionales.  ¿Cómo explicar y convencer que esta plataforma es solo un medio y no un fin? ¿Cómo mantener la ola de indignación ciudadana sin ceder o conformarse con una de las dos renuncias/destituciones? Segunda y tercera pregunta táctica para resolver.  
  3. Dirigentes y colectivos sociales deben entender que los políticos y funcionarios son solo operadores, por lo que la lucha debe centrarse contra quienes los financian y parten el bacalao, pues lo que se quiere es alcanzar objetivos estratégicos que se dirijan a un cambio real y no gatopardista. ¿Cómo lograr que las articulaciones comprendan y desarrollen este enfoque? Cuarta pregunta táctica para resolver.
  4. ¿Cuál es el lado más débil o menos fuerte de quienes financian a la Alianza Criminal? Lo cultural e ideológico. Cuando sus narrativas son combatidas, subestimadas y/o desinstaladas del imaginario social, su reacción se deja sentir. Daré dos ejemplos: #UnFuturoSinCacif y #BicentenarioCriollo. El primero con más impacto que el segundo, pero igual de sensibles ambos para la epidermis de la clase dominante y sus operadores. ¿Cómo puede el movimiento social orquestar y articular una lucha ideológica de impacto? Quinta pregunta táctica para resolver.
  5. Las diferencias urbano-rurales, étnicas, ideológicas y de cualquier tipo, deben ceder, aprovechando la iniciativa de los territorios y la agenda mínima que se promueve, para impulsar un gran movimiento de cambio que, maneje simultáneamente o en los tiempos dialécticos que correspondan, la lucha en el corto, mediano y largo plazo. Ante la carencia de liderazgos nacionales, ¿Cómo supeditar estas diferencias y lograr una conducción horizontal y colectiva desde lo táctico-estratégico? Sexta pregunta que se debe resolver. La más compleja y clave.

¿La lucha de calle? Siempre permanente, válida y necesaria. ¿Las emociones y la espontaneidad? Siempre bienvenidas, pero en el marco táctico-estratégico combinado que se menciona supra.     

Los dejo con estas seis preguntas/ejes a guisa de reto. Por supuesto, requieren desarrollo, pero definidas estas 6 columnas, es menos difícil construir el edificio que todas y todos queremos.