PROVOCATIO: Noviembres con olor a dictadura

En la actualidad, todo se reduce a negocios de la naturaleza que sean en perjuicio del erario y, sobre todo, por encima de cualquier ideal que haya existido antaño. Los tres últimos gobiernos guatemaltecos, dan fe de un cachimbirismo tropical sin precedentes, un descaro descomunal y una ambición criminal sin límites.  

José Alfredo Calderón E.

Historiador y analista político

Noviembre es una fuente de pasados y presentes por las coincidencias de cuatro hechos aparentemente desconectados, siendo estos: Las Fiestas Minervalias, las Ferias de Noviembre, el levantamiento militar del 13 de noviembre de 1960 y, más recientemente, las recién efectuadas elecciones en Nicaragua. El denominador común de todas ellas es la dictadura en la historia política de Guatemala y Centroamérica. No entraré en detalles específicos de los gobiernos autoritarios que comentaré, sino más bien me referiré al culto a la personalidad en las dos primeras, la importancia histórica del tercer hecho y la infeliz coincidencia de un cuarto, que, en este mes de noviembre, muestra cómo, los dictadores modernos, acostumbran a disfrazar sus gestiones de democráticas mediante elecciones de mentiras, exactamente igual a como sucede en este solar, aunque con diferentes actores cuatrienales.

Respecto de esta última, es importante resaltar la conocida doble moralde los empresaurios (sic) y sus operadores políticos, quienes despotrican contra el gobierno de Ortega, pero no se inmutan en publicar (o dejar que se publiquen) fotos de ellos en grandes apapachos, firmas de convenios y eventos diversos, sea en Guatemala o Nicaragua. Tampoco les causa el más mínimo escozor a los señoritos del CACIF y al G-8, con sus elegantes y costosas “guayaberas”, efectuar toda clase de negocios (sean lícitos e ilícitos) con el gobierno de Ortega, ya que la dictadura y la ausencia de democracia se critica, hasta que la necesidad natural del capitalismo irrumpe con la viabilidad de ganancias extraordinarias.  

Los adláteres de las élites tienen menos filtro público (militares y políticos) y son quienes menos se ruborizan, sabiendo que el territorio pinolero ha dado muestras de flexible y muy conveniente hospitalidad, a todos aquellos que, por sus fechorías, necesitan de refugio internacional.

No es viable en términos histórico-concretos, pero sería interesante saber si las dictaduras cafetaleras de Estrada y Ubico, de conocer el latrocinio actual de los bienes y finanzas públicas, les hubieran puesto tanta atención a las celebraciones patrias en su nombre, cuya parafernalia consumía toda la actividad social y política en esas épocas.  

Manuel Estrada Cabrera, la segunda dictadura cafetalera (la primera fue la de Justo Rufino Barrios) y quien se regocijó durante 20 años con las Fiestas Minervalias o Ferias de Minerva, hizo gala de su narcicismo y necesidad de trascendencia, aunque esta fuera por medios fatuos.

El decreto No. 604 del 29 de octubre de 1899, redactado por el mismo dictador, tomó de pretexto el final del ciclo escolar y la “importancia de la educación” en su gobierno, para desarrollar una seguidilla de actos en su honor por motivo de su cumpleaños (los 27 de noviembre). Estas efemérides opacaron, incluso, las celebraciones de la Reforma Liberal de 1871. De esta época data el Templo de Minerva o Palacio de la Ciencia y el famoso Mapa en Relieve. Desfiles escolares y militares, bailes infantiles por la tarde y de los adultos por la noche, competencias deportivas, concursos de poesía y oratoria, carreras de caballos y un sin número de actividades, fueron grandilocuentes muestras de la necesidad del caudillo por ser reconocido y fijar en el imaginario guatemalteco que, un “protector” de su talla, debería ser eterno.

Jorge Ubico Castañeda, “Don Jorge” a secas, para los sempiternos lambiscones, hizo lo propio con las Fiestas de Noviembre, conocidas también como las Fiestas de Ubico, las cuales, sirvieron para rendirle homenaje al dictador, todos los 10 de noviembre, fecha de su natalicio.  El acuerdo gubernativo 1753 del 15 de febrero de 1934, inauguró una efeméride similar a la de Estrada Cabrera, con el mismo espíritu de trascendencia espuria y megalomanía.  Esta feria se estrenó en la Finca La Aurora, en donde se construyeron salones de exposiciones y bailes, así como una Concha Acústica que fue la sensación en Centroamérica porque no había edificaciones similares y el aforo permitía hasta 250 personas, lo cual, era una multitud para la época, en cualquier recinto similar.

Los juegos mecánicos traídos de Coney Island, Estados Unidos, terminaron de colocar la guinda de la majestuosidad anhelada, pues la Montaña Rusa llegó a recibir más de 90 mil visitantes. La Rueda de Chicago, los carritos locos y decenas de atracciones más, daban el marco perfecto para la adulación del tirano. Con la caída de Ubico primero, y Ponce Vaides meses después, se pensó en el final de las dictaduras, al menos, eso era lo que privaba en el espíritu de la Revolución de Octubre en 1944.

Lejos estaban de saber los propulsores de la gesta revolucionaria, que 10 años después, se entronizaba otro régimen despótico y de esa forma se restauraba el autoritarismo mediante sucesivos gobiernos militares y golpes de Estado gestados entre ellos mismos. En ese marco, surge el levantamiento militar del 13 de noviembre de 1960, el cual se convierte en el referente de inicio de la Guerra Interna en Guatemala (1960-1996). Si bien este acontecimiento careció en sus inicios de un contenido propiamente político, las condiciones de la época lo transformaron en lo que sería el Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre –MR-13–, que junto a las Fuerzas Armadas Rebeldes –FAR–, se constituyeron posteriormente en la guerrilla revolucionaria.[i]

Aunque Miguel Idígoras Fuentes, el “general e ingeniero” como le gustaba que le llamaran, no sea reconocido por muchos como dictador[ii], en realidad lo era, tanto como el coronel Enrique Peralta Azurdia que vino después, producto de un golpe de facto.

Finalmente, este mes sirve de marco, también, para eventos como el de las elecciones en Nicaragua, donde el que fuera el comandante Daniel, hoy mismo no es más que un dictador corrupto, eclipsado por el poder que ejerce su esposa, Rosario Murillo.  

Lo importante, ahora, no son las ferias ni las celebraciones majestuosas centradas en los natalicios de dictadores. En la actualidad, todo se reduce a negocios de la naturaleza que sean, en perjuicio del erario y, sobre todo, por encima de cualquier ideal que haya existido antaño. Los tres últimos gobiernos guatemaltecos, dan fe de un cachimbirismo tropical sin precedentes, un descaro descomunal y una ambición criminal sin límites. Los cumpleaños presidenciales, ahora, se celebran mediante coperachas dentro del gabinete para ofrendar obsequios ostentosos.

Una dictadura personal o familiar, comparte su naturaleza con aquellas dictaduras corporativas como la que, desde hace años, somete a Guatemala, en la que solo cambian las caras, pero nunca las mañas, ni la hegemonía autoritaria y espuria.    


[i] Más temprano que tarde, el MR-13 se fundió con las FAR, quedando esta como único referente guerrillero en la década de los sesenta. En los setenta vendrían el EGP y ORPA.

[ii] Por alguna razón, el imaginario social combina, normalmente, dictadura con lapso largo.