PROVOCATIO: La pregunta incómoda


La Reforma Liberal no rompió con la estructura colonial basada en la propiedad espuria de la tierra, el trabajo forzado y la manipulación del ente estatal en favor de un grupo de privilegiados. Lo que hizo fue “modernizarla” adoptando nuevas formas que, en esencia, se valían de lo mismo».

José Alfredo Calderón E. (historiador y analista político)

En muchos países de América Latina (por no decir todos) hay una pregunta recurrente: ¿En qué momento se jodió nuestro país? El cuestionamiento parte de la idea (muchas veces falsa) que el pasado fue mejor, aunque no se sepa definir un lapso histórico específico. Hay cierta dosis de veneno en el planteamiento, pues quienes más repiten dicha pregunta son los sectores privilegiados que se lamentan –dicen ellos, siempre excluyentes– por tanto shumo o muco que, ahora, tieneigual o más dinero que ellos y asumen puestos públicos, así como posiciones de poder que antes era patrimonio exclusivo de ellos.

Las realidades son muy diferentes por razones diversas y, por ende, las respuestas también son muy distintas. Quizá una Argentina sí podría hacer una fácil comparación del pasado que la definió como el “Granero del Mundo” y la actualidad, donde las personas en situación de calle abundan en su capital, Buenos Aires.

Para el caso guatemalteco, la historia política nos demuestra que nunca hubo un pasado que pueda definirse como ideal, aún en el caso de los 10 años de la Primavera Democrática (lo más cercano a una situación mucho mejor). Si se sigue la lógica de la pregunta que motiva este artículo, debemos hacer un pequeño recorrido histórico, enfatizando en aquellos lapsos paradigmáticos que puedan servir de punto de referencia para indicar el momento exacto que significó la debacle política, social, cultural y económica en este bello terruño.

  1. La espuria independencia. Aunque para la época no existía la República de Guatemala, que fue fundada el 21 de marzo de 1847, muchos historiadores coincidimos que los derroteros del país hubiesen podido ser muy diferentes si el proceso no hubiera tenido las características que tuvo. Hoy se conoce que la verdadera “independencia” fue fraguada por el Clan Aycinena, semanas antes del 15 de septiembre de 1821. Este proceso incluye la ignominiosa anexión al imperio mexicano de Iturbide (generada por las élites) por lo que algunos sitúan la independencia real el 1 de julio de 1823.
  2. La Reforma Liberal de 1871. Este es el momento que fija Severo Martínez Peláez como el nacimiento de “La Patria del Criollo”, es decir, la constitución del Estado Nacional guatemalteco. Fue un diseño racista, discriminador, elitario y neocolonial que fijó las bases del concepto de patria, desde el particular punto de vista de los nuevos criollos que, en adelante, fueron los amos y señores de la República que no es República, pues si se revisan los postulados del sistema republicano, este no tiene nada que ver con la condición suigéneris del Estado guatemalteco, el cual, a nivel internacional, se define como una democracia híbrida; es decir, una sucesión de gobiernos autoritarios en el marco de “elecciones” formales periódicas.
  3. La contrarrevolución de 1954. La intervención mercenaria de Estados Unidos cortó de tajo un proceso revolucionario democrático-burgués que estaba sentando las bases para un desarrollo capitalista moderno y con una cara más humana (si se puede abusar de este término).

Estos tres grandes cortes históricos son, sin duda, los momentos en los que se pueden ubicar las posibles respuestas al cuestionamiento provocador. Podría hablarse también de oportunidades perdidas, como el lapso que siguió al derrocamiento de Manuel Estrada Cabrera en 1920 y, en menor medida, la que se conoció como la apertura democrática a partir de Vinicio Cerezo en 1986 o el gobierno de transición del ex Procurador de los Derechos Humanos Ramiro De León Carpio en 1996-1996. 

En cuanto a retrocesos, el más reciente y sensible sería el regreso oficial (nunca se fueron) de los militares al poder con el general de la guerra: Otto Pérez Molina, seguido de los dos últimos y peores gobiernos de la historia política del país, como fueron los del arlequín tropical dipsómano y el del denominado eleq’on (ladrón) por el pueblo kaqchikel.

En mi opinión, el lapso determinante fue la Reforma Liberal, pues ante la disyuntiva de generar un desarrollo capitalista por la vía Farmer, las élites optaron por la vía Junker.

En la primera, el desarrollo se concibe desde abajo; la producción estaría a cargo de productores que concentran la propiedad de los tres factores productivos (tierra, medios de producción y fuerza de trabajo propia y familiar). A diferencia de los campesinos, los farmers tenían capacidad (y aspiración) de acumulación. La dinámica capitalista intervendría luego, diferenciando internamente a los farmers: algunos se transformarían en capitalistas y otros, en asalariados (ver Desarrollo Capitalista en el agro de José Muzlera). Por el contrario, la vía Junker concibe el desarrollo desde arriba. En este caso, el terrateniente de origen feudal es también el capitalista; junto con el terrateniente capitalista, identifica a los asalariados, resultantes del proceso de transformación del productor familiar campesino.

Volviendo al caso específico guatemalteco, la Reforma Liberal no rompió con la estructura colonial basada en la propiedad espuria de la tierra, el trabajo forzado y la manipulación del ente estatal en favor de un grupo de privilegiados. Lo que hizo fue “modernizarla” adoptando nuevas formas que, en esencia, se valían de lo mismo.  La nueva figura de Jefes Políticos, actuaban exactamente igual que los antiguos Corregidores y Alcaldes Mayores, que ahora recibían el pedido de los finqueros y ordenaban los Mandamientos de Indios, versión moderna de la Encomienda y el Repartimiento coloniales. Por cierto, la introducción del teléfono en Guatemala se hizo precisamente para reclutar mano de obra forzada a distancia.

Como apunta el maestro Martínez Peláez, la Reforma Cafetalera (Liberal) le imprimió un nuevo y formidable impulso en torno a las necesidades de una nueva clase de terratenientes explotadores de siervos indios, bajo una nueva clase de criollos. (La Patria del Criollo pp. 513).

Estimados lectores, espero haber brindado los insumos básicos, ya sea para contestar la pregunta: ¿En qué momento se jodió Guatemala? O bien, mejor aún, para reformular el cuestionamiento: ¿En dónde se encuentran las bases para entender las características del Estado depredador guatemalteco?