PROVOCATIO: El principio de Peter para un gabinete

“Rodéame de hombres gruesos, de poca cabeza y que de noche duerman bien. He allí a Casio, con su figura extenuada y hambrienta.
¡Piensa demasiado! ¡Semejantes hombres son peligrosos!”

Julio Cesar a Marco Antonio en Julius Caesar. (William Shakespeare, acto 1, escena 2, año 1599)

José Alfredo Calderón E.

Historiador y analista político

El principio de Peter fue generado por el Dr. Laurence J. Peter en 1969, profesor de ciencias de la educación en la Universidad del Sur de California, en su libro del mismo nombre.  La tesis principal es que, en una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia. 

Guatemala, como sociedad vertical, jerarquizada y autoritaria, demanda atender la validez y aporte que nos da dicho principio, pues si bien empezó como modelo para analizar las dinámicas de los empleados en una organización, su aplicación se amplió a otros ambientes y realidades.

Este principio tiene dos variables:

  • Con el tiempo todo puesto tiende a ser ocupado por un empleado que es incompetente para realizar sus obligaciones.
  • El trabajo será siempre realizado por aquellos empleados que no han alcanzado todavía su nivel de incompetencia.

Si bien el principio se aplica básicamente en administración, el doctor Peter nos demuestra que esto aplica a todos los sistemas jerárquicos y por lo tanto es clave para entender la estructura de toda civilización. Aquellos que no desean pertenecer a una o varias jerarquías, están obligados a participar de ellas ya sea en forma de asociaciones de vecinos, consejos de desarrollo, clubes de todo tipo, familias o la sociedad misma a la que pertenecen. Todos se encuentran regidos por el principio de Peter. De este modo muchas personas pueden conseguir uno o dos ascensos pasando de un nivel de competencia a otro nivel de competencia. Pero cada ascenso le acerca cada vez más a ese ascenso final que corresponde siempre a su nivel de incompetencia.

El Principio de Peter también aplica a la política, bajo la forma de “promoción horizontal” o formas de movilidad social (en este caso: política).  En esta área los ejemplos también abundan.  El caso de Mario David García, un exitoso director del primer noticiero televisivo del país (Aquí el Mundo) con el mayor rating nacional del momento, creyó tener las competencias para hacer política e incluso ser candidato presidencial. Otro caso es el de Rodolfo Paiz Andrade (ya fallecido), quien, de ser un exitoso empresario, perteneciente a una de las familias empresariales más emblemáticas (y oligopólicas), no tuvo la misma suerte como secretario general del partido Unión Democrática y candidato presidencial. 

También podemos referir el caso de Jorge Serrano Elías, exitoso pastor evangélico de la Iglesia Elim primero, y luego fundador, propietario y pastor líder de la Iglesia El Shaddai (ahora de Harold Caballeros); la primera de orden pentecostal y la segunda neopentecostal (doctrina de la prosperidad).  De ser un candidato desconocido y con nulas posibilidades de triunfo, resultó siendo electo en una de las sorpresas más icónicas en el país, pero con resultados funestos para Guatemala. 

Empresarios, periodistas, académicos, gerentes, presbíteros, líderes sociales y comunitarios, que pudieron tener algún liderazgo y éxito en sus áreas de desempeño, terminaron mostrando su incompetencia para hacer política. En la actualidad, a pesar de la evidencia, la lista sigue siendo larga para que personas con éxito en sus áreas de competencia, terminen fracasando en posiciones que exigen un perfil y habilidades diferentes.

La amplia introducción para hablar del Principio de Peter es para alertar sobre la conformación del próximo gabinete. Empezaron a surgir sugerencias de todo tipo y de todos los sectores en cuanto a que fulanito o menganita, son ideales para tal o cual posición. En este laberinto, resulta que un excelente juez o fiscal podría ser un buen ministro, o que un columnista puede ser un gran secretario de Comunicación Social. También se dice que un/a activista social destacado/a podría también incursionar en el gabinete. De empresarios ni hablar, todos creen que manejar una organización privada los capacita para trabajar en un alto cargo del Estado. La historia nos da lecciones sobre los resultados al respecto.

Creo que los amigos de Semilla han hecho bien en pausar el tema de la conformación del gabinete.  Ojalá se den el tiempo y escuchen a los especialistas que saben del tema EN EL ESTADO. Por supuesto que los maleantes que han saqueado las arcas nacionales no tienen vela en este entierro, pero hay varios técnicos calificados con experiencia que pueden aportar; que estuvieron o que están en el servicio público; cuya permanencia, no ha dependido de los vaivenes politiqueros. Normalmente, no ocupan altos cargos.

Dar clases sobre economía en la universidad no te hacen necesariamente un buen ministro en el área, o haber escrito sobre impuestos, no te hace un superintendente de la SAT ideal. Ejercer brillantemente como médico, no te certifica para ser un excelente ministro de salud; y así, los ejemplos son interminables.

Hay otro punto fundamental en el Principio de Peter.  Se dan muchos casos de personas que, iniciando en posiciones de baja jerarquía, logran ascender por estudio y esfuerzo, hasta que alcanzan su propio nivel de incompetencia.  Veamos un ejemplo: un excelente educador promovido a supervisor, resulta dando la talla en el nuevo puesto, aunque el perfil sea diferente.  Incluso puede ascender a director o gerente de supervisores de educación y logra sacar el trabajo, aunque ya no tan brillantemente como cuando era educador. Finalmente, alguien lo propone para ministro de educación, y ahí sí, el desastre puede ser total.

El mismo ejemplo se puede dar en condiciones de horizontalidad.  Un buen ministro de educación es trasladado a Desarrollo o un buen secretario de coordinación ejecutiva es puesto como secretario de SEGEPLAN. Áreas de competencia similares, pero con distinto perfil, condiciones y contexto, pueden conducir a la indeseable incompetencia, por más talentos que la persona tenga.

A esto hay que agregar el complejo asunto de las “cuotas”, sea de pueblos indígenas, juventud, mujer y/u otros sectores.  El tema como se ve, se complica aún más.

Dejo esbozado nada más, los cinco ejes a tomar en consideración a la hora de los nombramientos:

  1. Talante e historial ético COMPROBABLE.
    1. Competencia técnico-científica COMPROBABLE.
    1. Competencia administrativa en el Estado COMPROBABLE.
    1. Manejo básico de la conducción política COMPROBABLE.
    1. Manejo mediático y buen comunicador COMPROBABLE.

Un criterio transversal debería ser el de Howard Gardner, el padre de las inteligencias múltiples: “Una mala persona no llega nunca a ser buen profesional”.

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