“El problema aquí es que, como decimos coloquialmente, todo el mundo se casa con el primo del otro, que entonces es compadre del no sé quién, porque entonces el hijo es socio en el negocio de la otra persona y entonces la hija…” |
José Alfredo Calderón E.
Historiador y analista político
Recuerdo que 40 años después de la intervención norteamericana a Guatemala en 1954, todavía se discutía la certeza de esta acción, pues las élites habían construido una narrativa que partía de la participación popular como protagonista para derrocar al gobierno dizque comunista de Árbenz y que Estados Unidos no había tenido participación alguna, a no ser por la pura simpatía de los gobernantes del norte por el movimiento liberacionista.
Por otra parte, esa narrativa indicaba que, quienes afirmaban lo contrario, eran una partida de trasnochados agentes de Rusia (ni siquiera mencionaban Unión Soviética) que querían imponer un régimen totalitario en este bello terruño.
Con el paso del tiempo, poco a poco se fueron develando detalles de la invasión y la descarada intervención del gobierno de Estados Unidos en la conjura. La desclasificación de los documentos de la Agencia Central de Inteligencia –CIA– al respecto, terminaron por desenmascarar la mentira.
De hecho, otros acontecimientos de mayor volumen y trascendencia mundial, como el Holocausto en Europa y el Genocidio en Guatemala, tuvieron que sufrir el regateo y el escarnio de los negacionistas por mucho tiempo. En el segundo caso, el debate continúa a pesar de los múltiples peritajes nacionales e internacionales y testimonios a partir del juicio y condena de los implicados.
La historia científica siempre toma distancia espacio/temporal de los hechos para que, en un análisis posterior, ya se pueda aseverar a la luz de mayor información y sentenciar con más precisión.
Para los sucesos conocidos como La Plaza, no se necesitaron décadas, ya que desde 2015, un grupo reducido de académicos ya advertíamos la intervención de la mano que mece la cuna en la explosión y desarrollo del movimiento ciudadano.[i] Fue años después que, paulatinamente, se fueron conociendo detalles que implicaban a las élites y la Embajada. Pero quedaba pendiente algo importante, a lo que me referiré más adelante.
Desde hace años me ha interesado el estudio dinámico de las élites para poder explicar lo que pasa desde 1954 en esta República. En esta ocasión, nuevos insumos surgieron a partir de la lectura del libro Disidencia y Disciplina de la antropóloga Alejandra Colom, quien, por razones de trabajo, familia y relaciones sociales, conoce a buena parte de los grupos empresariales y explica su pensamiento y sus acciones.
El libro es de rápida lectura, en mi caso, en dos tirones, pudiendo decir que es un excelente aporte que brinda insumos para la comprensión de los grupos dominantes. No entraré a un análisis académico del mismo pues mi propósito es otro, pero creo indispensable citar algunos pasajes que terminan de arrojar luz sobre temas fundamentales a 6 años de las movilizaciones que fueron creando una serie de mitos y expectativas, en mi opinión, sobredimensionadas. Tampoco me referiré a la existencia de dos tipos de Plaza, la de 2015 y la de 2017, que las hay, pues la intención en mi escrito, repito, es otra.
Mi objetivo es más llanero, pero no menos importante: Develar el motivo oculto que alentó tanta enjundia ciudadana contra Otto Pérez, gobernante que meses antes había dado un encendido discurso en el cierre del ENADE 2014[ii], en un escenario promovido a su favor por los grandes empresarios (Espero se recuerden de la pedaleada en bicicleta del mandatario y otros chistosos personajes en esa ocasión).
Hagamos un somero recorrido por algunos pasajes del libro de la acuciosa y valiente Alejandra Colom.
¿Por qué se sumaron algunos sectores empresariales a La Plaza?
“El apoyo de “la embajada”, como coloquialmente se identifica a la embajada de Estados Unidos, generó una sensación de seguridad entre sectores que también apoyaban la lucha contra la corrupción y las acciones del MP y la CICIG.”
Valga agregar de mi parte, que los sectores empresariales entendían algo distinto el fenómeno de la corrupción: lo concebían como la causa de los problemas y no como el efecto de un mecanismo de impunidad establecido a partir del sistema que sus pares habían engendrado, desarrollado e impuesto a sangre y lodo. La captura de los “otros” no la veían mal: militares, funcionarios, proveedores nuevos del Estado y algunos otros personajes no pertenecientes a las élites.
¿Por qué los mismos sectores empresariales que apoyaron inicialmente el movimiento luego se volcaron contra CICIG, muchos de ellos en forma virulenta?
La autora nos explica acerca de aquellos que formaron parte de la investigación: “…incluye la visión de algunos empresarios cuya percepción sobre el trabajo de CICIG y el MP, cambió conforme avanzaron los procesos…” Agrego: está claro que cuando no se trataba de “ellos”, sus socios y amigos, no había “problema”.
Agrega Colom: “Cualquier tipo de cambio social se interpreta desde lo conocido, y genera más o menos resistencia dependiendo de cómo encaje en nuestra visión del mundo. Las sanciones sociales por despegarse del modelo tradicional también siguieron patrones preexistentes que permitieron una rápida censura o “llamada al orden”.” La fuerza centrífuga del sistema funcionó y pronto los disidentes fueron puestos en línea.
Poco a poco, empieza a salir el verdadero motivo de la movilización: “… Manuel Baldizón generó más miedo pues no necesitaba los fondos del sector privado tradicional para financiar su campaña, sino que contaba con recursos propios, de élites emergentes y de algunas fuentes ilegítimas.
Entonces, aunque la tradición de “le toca” había sido tolerado en elecciones anteriores, en 2015 esta se volvió una verdadera amenaza al tratarse de un candidato sin el aval de sectores que generalmente habían dado la venia para ser electo.”
Continúa la autora atendiendo las respuestas de los empresarios entrevistados: “Aún para los más escépticos, el caso de “La Línea” fortaleció los argumentos a favor de impedir que Manuel Baldizón ganara la elección (…) conforme se revelaban más y más detalles de los casos de corrupción, estos comenzaron a mostrar vínculos con el sector privado. El caso de la defraudación fiscal, revelado en 2016, fue el primero en vincular directamente al sector privado tradicional a una investigación de corrupción.”
Luego seguirían los casos de cooptación del Estado, la investigación al hermano e hijos de Jimmy Morales, las persecuciones en contra de evasores por parte de la SAT, a cargo de Juan Francisco Solórzano. Las reformas al sector justicia toman vuelo, los empresarios del G-8 son expuestos en aquella histórica foto y Jimmy se pone la camisola de las élites expulsando a Iván Velásquez y declarándolo non grato.
Vuelvo al punto esencial de mi artículo y para ello cito lo siguiente: “… el miedo a verse vinculados en casos de corrupción se mezcló con un miedo más antiguo, el de verse ligados a casos del conflicto armado interno, especialmente a los ocurridos durante el mandato del general Ríos Montt.”
He venido mencionando desde hace tiempo que, los dos factores fundamentales para la salida de CICIG son: el juicio por genocidio que causó paranoia en muchas familias oligárquicas y la exposición de sus mejores hijos en aquella foto imborrable que puso al descubierto público al G-8 y algunos exponentes de la burguesía corporativa moderna.
Finalizo con algo que me parece puntualmente lapidario y que expresó el participante No. 6 en su entrevista: “El problema aquí es que, como decimos coloquialmente, todo el mundo se casa con el primo del otro, que entonces es compadre del no se quién, porque entonces el hijo es socio en el negocio de la otra persona y entonces la hija… Es como una maraña… Supongo que es una maraña de la clase alta donde todo el mundo para siendo conocido (o) pariente de alguien.”
A diferencia de ocasiones anteriores, la exposición es tan clara que mis conclusiones serían abundantes y ociosas…
[i] Al respecto, mi amistad con dos de las gestoras de #RenunciaYa me permitió conocer el carácter genuino de sus inicios, pero cuando llegó lo multitudinario de las concentraciones, la alianza de las élites con la Embajada era más que evidente, por lo menos para los que nos dedicamos a la observación e investigación social científica.
[ii] ENADE, el Encuentro Nacional de Empresarios que cada año es la parafernalia cumbre de las élites económicas del país.