PROVOCATIO: Cinco escenarios en torno a Giammattei

José Alfredo Calderón E.

Historiador y analista político

Como se sabe, los imaginarios sociales, esas construcciones mentales que en la mayor parte de veces son inducidas, se basan más en las emociones que la capacidad racional. La realidad, entonces, es vista a través de un prisma que varía según el statu social y económico, pero, sobre todo, a la capacidad de pensamiento reflexivo y crítico que solo posee una exigua minoría. Las razones para la disfuncionalidad cognitiva pueden ser muchas, desde las carencias materiales que provoca la extrema pobreza y, por ende, la desnutrición con su secuela de deficiencias neuronales y de talla/peso, hasta el simple pendejismo nutrido por redes sociales de individuos que, dentro del privilegio material, soslayan la formación intelectiva y se conforman con la instrucción básica de habilidades y destrezas que provee el deshonroso sistema educativo del país.[1]

Entender esto es básico para tratar de explicarse la abigarrada y diversa gama de comentarios (que no opiniones) sobre la realidad política, social, cultural y económica de este bello paisaje. 

¿Por qué la gente percibe la realidad de una forma tan básica y distorsionada? Y peor aún, ¿Por qué no se percatan de su propia falencia cognitiva?[2] Manipulaciones aparte, hay un segmento de la población que tiene resuelta sus necesidades materiales (y muchos las simbólicas también) lo que los hace un grupo privilegiado en un territorio con los peores índices en casi todos los campos. No se trata de ser expertos en política sino de tener sentido común y un pensamiento crítico que permita discernir.  Animado por la curiosidad, me aventuré a preguntarle a mis conocidos y amistades

¿Qué opinan del gobierno de Giammattei en sus primeros 100 días y su manejo de la pandemia? Para el efecto, me valí de un instrumento rudimentario, los grupos de WhatsApp en los que participo y que, contrario a lo que pudiera pensarse, no son de personas con pensamiento uniforme y muchos, incluso, difieren radicalmente de mi cosmovisión y fundamentación ideológica. Este sondeo minúsculo me acercó un poco más a la interpretación del fenómeno. No emití opiniones como no lo haré ahora, pero quiero pedirle estimado/a lector/a, que en un ejercicio lo más honesto posible (al final solo ustedes sabrán los resultados propios) indique con qué escenario, de los descritos abajo, se identifica. Traté de ser lo más objetivo e incluir todas las líneas de pensamiento/emoción, o al menos, las tendencias mayoritarias, resultando cinco escenarios:

  1. Giammattei no solo ha hecho lo mejor, sino que se ha defendido con éxito de los resentidos de siempre.  Con la ayuda de Dios y de la mano de nuestro presidente saldremos avante.
  2. Giammattei ha hecho grandes esfuerzos y tan solo ha cometido algunos errores que, como ser humano, cualquiera cometería.  Aislados actos de corrupción de gente de su gobierno no alcanzan a empañar la imagen presidencial. Saldremos adelante, apoyamos al Presidente y esperamos que Dios lo ilumine.
  3. Giammattei ha hecho grandes esfuerzos y, en términos generales, sus acciones ante la crisis del COVID-19 son aceptables. Los actos de corrupción empañan su imagen y contrastan con su discurso. Debería limpiar su gobierno y pedirle conciencia y prudencia a sus financistas y funcionarios. Lo apoyamos, pero debe hacer algunos cambios. Que Dios lo guíe y lo proteja.
  4. Giammattei se ha quedado corto en muchas acciones, pero en el plano sanitario y de salud ha hecho lo mínimo aceptable, dadas las penosas condiciones del sistema de salud y el estado precario en que dejó Jimmy a Guate. En lo político y lo económico, sigue ligado a sus financistas, especialmente las élites empresariales y le está costando tomar distancia de ellas.  Además, los actos de corrupción que abundan en plena crisis merecerían una pronta y aleccionadora acción por parte del presidente. Parece que buenas intenciones tiene, pero el Congreso y otras instituciones no lo ayudan.  Las élites lo presionan mucho y termina cediendo.  Además, no creo que sus creencias religiosas deban mezclarse en sus discursos oficiales.
  5. Giammattei se ha mostrado tal cual es y la pandemia lo confirma.  Cooptado por las élites económicas desde sus 7 campañas electorales, responde a sus intereses y no a los del país. El círculo de viejos militares de línea dura, así como de líderes religiosos fundamentalistas, terminan por consolidar la cooptación del Estado en general y de él en particular. Los 3 organismos del Estado están alineados con la corrupción y, sus huestes, con la anuencia de él, se han dedicado a robar y mentirle a la gente.  Él mismo maneja un discurso contradictorio y falaz, ocultando información. Su alianza con lo peor del Congreso y de la Corte Suprema, le permite un débil poder temporal que empezó a quebrarse con el rechazo al veto presidencial del decreto 15-2020.  Alguien debe recordarle que el presidente es el representante de la unidad nacional y debería responder a los intereses de la Nación, cueste lo que cueste. Se le debe recordar también, que el Estado es laico y la religión no debe mezclarse –oficialmente– con asuntos de Estado. El pueblo debe organizarse para autoayudarse, sin perjuicio de pedirle cuentas al poder y rechazar cualquier acción violatoria de sus derechos.

Lamento que este tipo de ejercicios no incluyan a las mayorías, aquellas que luchan día a día la lucha por combatir el hambre y conseguir cobijo, que no pueden soñar con el internet y esos lujos.  

#QuédateEnCasa tiene muchas perspectivas y aristas. Hoy, me dirijo a esa minoría que tiene resueltas las primeras dos líneas de necesidades de la pirámide de Maslow y que, ya sea propio, alquilado o prestado, tiene acceso a la Web y las redes. Como se puede comprobar, hay escenarios para todos dentro del segmento aludido. Su escogencia, muy posiblemente, delineará su comportamiento ciudadano futuro.  Por eso es tan importante hacer estos sencillos y básicos ejercicios que dibujan una realidad cognitiva diversa.

Usted tiene la palabra…


[1] Al respecto no sorprenden los resultados de las evaluaciones anuales que reflejan un déficit mayúsculo tanto en la escuela pública como en los colegios privados.  La gran mayoría de los que ahora son empresarios y funcionarios públicos son egresados de este sistema.

[2] Al respecto puede ver https://cronica.com.gt/2020/04/provocatio-el-sindrome-de-dunning-kruger/