Por primera vez, tres hijos de expresidentes compiten en por llegar a la presidencia

  • Juan José Arévalo gobernó entre 1944 y 1951; Efraín Ríos Montt lo hizo de facto entre 1982 y 1983; y Álvaro Arzú Irigoyen lo hizo de 1996 al 2000: Ahora hijos suyos compiten por la presidencia de la República.

En medio de una campaña electoral en la que participarán cerca de una veintena de candidatos presidenciales, destaca el hecho de que tres de ellos, ya proclamados por sus respectivos partidos políticos, son hijos de personajes que gobernaron el país en tres épocas diferentes, por lo que esperan capitalizar la familiaridad para captar votos o simpatía de los electores.

En el pasado han participado hijos de expresidentes, sin mucho impacto en el resultado, tres aspirantes, lo que demuestra que no se puede concluir que la popularidad que pudiera haber tenido el padre, se traslada al hijo.

Sin embargo, Bernardo Arévalo de León, Zury Ríos Sosa y Roberto Arzú García Granados, intentarán cambiar esta tendencia de derrota en las urnas y participarán impulsados por los partidos Semilla, Valor/PU y Podemos respectivamente. De los tres, el primero es quien aparece poco o no aparece en las encuestas que hasta la fecha se han realizado para medir la popularidad de los aspirantes presidenciales.

La primera participación de hijos de presidentes en elecciones modernas se dio en el año 2003, cuando lanzó su candidatura Jacobo Árbenz Vilanova, hijo del segundo presidente de la Revolución, Jacobo Árbenz Guzmán, quien fue derrocado por fuerzas conservadoras apoyadas por el gobierno de Estados Unidos en 1954.

Ser hijo de un famoso exgobernante y llevar su mismo nombre no fue suficiente y Arbenz Vilanova quedó en octavo lugar en aquellas elecciones, con menos del2% de los votos emitidos. Ese fue el debut y despedida del heredero del apellido Árbenz.

El siguiente hijo de expresidente en lanzarse al ruedo político y participar en elecciones fue Marco Vinicio Cerezo Blandón, hijo del democratacristiano Vinicio Cerezo Arévalo, quien fue presidente de 1986 a 1991. El resultado fue peor aún, pues ocupó el puesto 14 en la votación, sin alcanzar el 1% de los votos emitidos. Esto ocurrió en las elecciones del año 2007.

Tuvieron que pasar dos procesos electorales para que se diera nuevamente la participación de un heredero de exgobernate. Fue en 2015 que se tuvo la candidata de Zury Ríos Sosa por primera vez. La hija del general y expresidente de facto Efraín Ríos Montt, creo polémica por el impedimento que la Constitución de la República impuso hacia los familiares de quienes encabezaron un golpe de Estado.

En esa ocasión, Ríos Sosa tuvo el mejor resultado que un hijo de expresidente ha tenido hasta la fecha, al ocupar la quinta posición, con poco más del 5% de los votos, muy lejos de lo que se requiere para pasar a una segunda vuelta electoral.

El último hijo de presidente en tomar parte en un proceso eleccionario es Roberto Arzú García Granados, quien hizo su primer intento en las elecciones anteriores (2019), en las que ocupó la quinta posición, con poco más del 5% de votos.

Tres por primera vez

Esta será la primera vez en la que se ven las caras en una contienda electoral tres hijos de exgobernantes. Los tres representan corrientes diferenciadas, aunque las encuestas conceden posibilidades solamente a dos de ellos. Bernardo Arévalo del partido Semilla se ha caracterizado por su oposición al gobierno de Alejandro Giammattei. Su tendencia es parecida a la de su padre, con una línea que puede situarse en la socialdemocracia.

Zury Ríos por su parte, se ha mantenido dentro de la «alianza oficialista la mayor parte de los tres años de Gobierno, aunque en los últimos meses ha intentado apartarse de la estela negativa que deja el oficialismo. De línea conservadora, representa el continuismo de la clase política dominante.

Roberto Arzú, el mayor de los hijos del expresidente Alvaro Arzú, se presenta esta vez como un aspirante que se opone al sistema, aunque viene de la línea política de su padre. Se considera a sí mismo conservador, pero a la vez innovador y con sensibilidad social.

No es fácil determinar qué tan importante puede ser el nombre de sus padres y el influjo que puedan trasladar a los nuevos votantes. Los dos primeros gobernaron antes de que las nuevas generaciones tuvieran el derecho a votar, mientras que Arzú, aunque fue presidente a finales del siglo pasado, se mantuvo en la alcaldía capitalina hasta su muerte en 2018.

Lo que no se descarta es que, en sus respectivas estrategias, los tres apelen de diferente manera al nombre de sus progenitores para captar las simpatías que puedan estar en la mente de algunos guatemaltecos y que hayan sido simpatizantes suyos. El tiempo dirá si hay influencia o no a favor o en contra de cada uno de ellos.