«Patria», un viaje al corazón del sufrimiento en el País Vasco

Pim pam pum. Tres tiros, una vida segada y dos familias destrozadas. El festival de San Sebastián quedó sobrecogido con «Patria», la serie sobre la violencia de ETA que según su creador quiere ser «una aportación artística» al trabajo de memoria y reconciliación.

«Es un tema muy sensible, las heridas siguen abiertas y todavía no hemos hecho la digestión» de aquellos años de terror, cuenta a AFP en el hotel María Cristina de San Sebastián el productor ejecutivo y guionista de la serie, Aitor Gabilondo, natural de esta ciudad.

  • La serie es una adaptación de la exitosa novela homónima publicada en 2016 por el también donostiarra Fernando Aramburu.

Supone la primera producción en español de la plataforma HBO Europa, que tras su preestreno aquí, fuera de competición, saldrá el 27 de septiembre en el viejo continente, Latinoamérica y Estados Unidos.

Ocho capítulos

A lo largo de ocho capítulos de una hora despliega la intimidad de dos familias antaño muy amigas, y brutalmente separadas por el asesinato del Txato, pequeño empresario, a manos de la organización armada en la que milita Joxe Mari, hijo de la otra familia. 

  • La historia recorre tres décadas
  • desde los años 1980 hasta el anuncio de ETA del cese definitivo de la lucha armada en 2011
  • después de más de 850 asesinatos en nombre de la lucha por la independencia del País Vasco.

Todo ello con un guión fiel a los numerosos saltos espacio-temporales de la novela, «lo más complicado» de mantener, según su guionista, y necesario, ya que el tiempo «va esculpiendo» a los personajes.

Gabilondo se dice sorprendido por la tremenda expectación en torno a la serie –«yo no pensaba que iba a tener tanto éxito»–, y espera que ello sirva como «aportación artística» para el trabajo de memoria, un tema por cierto sensible en San Sebastián, una de las ciudades más castigadas por la violencia de ETA.

Detallista, la serie disecciona los efectos deletéreos del nacionalismo excluyente en la sociedad vasca, el silencio «cobarde» de la gente de a pie, y cómo el asesinato del Txato en un pueblo cercano a San Sebastián se ve precedido de su muerte civil.

Opresor y traidor

De la noche a la mañana aparecen pintadas en las calles llamándolo «opresor» y «traidor», y sus amigos le niegan el saludo, entre ellos Joxian, el padre de Joxe Mari con el que solía montar en bicicleta y jugar a las cartas. Mientras tanto, ETA no para de presionarlo exigiéndole que pague el «impuesto revolucionario».

La separación es también traumática entre las matriarcas, cuando Miren, la madre del etarra Joxe Mari, toma partido por la causa de su hijo y corta por lo sano con Bittori, la esposa del Txato. Sin olvidar el papel turbio del cura del pueblo, quien en nombre de la lucha por la «libertad» del País Vasco bendice la militancia de Joxe Mari en ETA.

«Tiene una parte buena, terapéutica, de ver en unos personajes de ficción situaciones reconocibles», reflexiona Gabilondo.

«Te haces preguntas incómodas, y ya me parece un milagro que a estas alturas de la vida una simple serie de televisión genere esto en una sociedad», añade el guionista, quien cree que la reconciliación final entre las dos madres es lo «deseable», aunque a muchos en la vida real les «costará» tiempo y esfuerzo.

Más historias por venir

Elena Irureta, intérprete de Bittori y curtida durante tres décadas en series televisivas españolas, celebra esta producción que aborda de lleno un tema poco tratado en la pantalla, por doloroso y reciente. Y cree que a partir de ahora «habrá más historias sobre esto». 

  • «Se ha abierto la veda», coincide su compañera Ane Gabarain, que encarna a Miren.

La promoción de la serie se vio envuelta en polémica con el despliegue en la Gran Vía de Madrid de un gigantesco cartel que dedica el mismo espacio a la imagen de Bittori sujetando el cadáver de su marido, y a la de Joxe Mari tumbado en el sueldo de una comisaría tras ser torturado por la policía.

Un diseño que algunos consideraron como «equidistante» y despectivo para con las víctimas de la organización, extinta en 2018 después de cuatro décadas de atentados, ejecuciones, secuestros y extorsiones. 

El propio Aramburu tachó el cartel de «desacierto», aunque tras ver los ocho capítulos celebró que la serie cumple con «una norma que yo me impuse cuando escribí mi libro: no perder de vista el dolor de las víctimas del terrorismo, tratarlas con la empatía y el cariño que merecen».