¡Patatush!

LaRed

Por Crispino Picón Rojas

Efecto que produce un susto. Colapso de una persona cuando se entera de una tragedia…

 

Esta es una expresión que se ha puesto de moda últimamente no solo por lo sorpresivo de ciertas noticias, sino porque también el cambio de gobierno trae consigo grandes expectativas para muchas personas que buscan chamba y creen que la han conseguido, hasta que se enteran que ¡siempre no!

El informe de mis colegas meseros en la reunión semanal de La Red dio cuenta de un montón de anécdotas de aquellos a los que les ha dado un ¡patatush! en los últimos días. Al que peor le ha ido con esta especie de ataques emocionales es al flamante nuevo presidente Jimmy Morales, quien no salía de la sorpresa cuando le rechazaban un nombramiento, cuando se enteraba de otro que le decía nel a su propuesta de trabajo, especialmente cuando ponía sus condiciones para incluirlos en la lista del Gabinete de ministros.

Pero peor que eso fue el ¡patatush! que le provocó la noticia sobre el antejuicio a su achinchincle, el coronel retirado Édgar Justino Ovalle Maldonado, a quien se le vincula con masacres y desapariciones forzadas durante el conflicto armado, específicamente entre 1978 y 1988. Además del susto, el popular y simpático Jimmy teme ahora que más adelante le pueda saltar alguna liebre con los nombramientos que su mano derecha y estratega le sugirió.

Algunos funcionarios del gobierno de Alejandro Maldonado también tuvieron su ¡patatush! cuando se enteraron de que no serían tomados en cuenta para seguir en sus cargos. Entre los más sorprendidos estuvo el ministro de Salud, Mariano Rayo, quien con una lágrima en los ojos dijo que ahora tendrán que darse cuenta de todo lo que hice, y nombrarme como el asesor mejor pagado.

Cuentan mis colegas que un farmacéutico muy amigo del presidente Maldonado comentó en un almuerzo muy copetudo en la Zona Viva que él había empezado los cabildeos para que el ahora exmandatario fuera tomado en cuenta para volver a la CC como magistrado. Por eso, al ahora expresi le dio ¡patatush! cuando lo entrevistó la prensa y le preguntaron si se pensaba promover para ese cargo.

Según su mero cuate que a Jimmy le ha parecido bien nombrarlo por el Ejecutivo, pero, por si las moscas, el cabildeo se hará también en el Congreso. La cosa es, dice el empresario, retribuirle los servicios prestados a la Patria, como si no fuera suficiente con el honor del cargo…

A los que sí les dio un ¡patatush! de padre y señor mío es a los 18 exmilitares que fueron llevados al bote, acusados de masacres y desapariciones forzadas también.  Me cuentan mis colegas que unos días antes Benedicto Lucas García estuvo en un restaurante en Cobán y se le notaba más tranquilo que una ostra, porque sin duda ni la vio venir. En cambio, el otro general retirado, Manuel Antonio Callejas, como que siempre se la esperaba, pues se le notaba nervioso en cualquier restaurante al que llegara, pero que tuvo su ¡patatush!, lo tuvo. Otro cuate que casi se desmaya con esta noticia es Ricardo Méndez Ruiz, quien se apresuró en sacar su credencial de periodista para colarse en la conferencia de prensa que dio la fiscal general, Thelma Aldana.

El que ya ni a ¡patatush! llega es el general Efraín Ríos Montt, aunque sus abogados tratan simplemente de postergar lo más que puedan el famoso juicio por genocidio. Este tema, por cierto, alborota el cotarro ideológico del país y ahora izquierdistas y derechistas se somatan el pecho y profieren amenazas los unos contra los otros.

Al que por poco le da el ¡patatush! es al comisionado de la CICIG, Iván Velásquez, cuando le anunciaron que dejarían en prisión domiciliaria y sin fianza al ex primer yerno de la Nación, Gustavito Martínez. Dicen las malas lenguas que hay todo un plan para intentar debilitar a la CICIG, y que mejor que se vaya viendo cómo sus casos se desmoronan.

En cambio, la que está tranquilita y sigue en el hospital es la exvicepresidenta Roxana Baldetti, ¡patatush!, quien les repite a todos los que la visitan que ella no aceptará volver a la cárcel antes de que empiece el juicio…, si es que empieza, se jacta. Eso sí, Velásquez y Aldana apuestan por que antes de quince días tenga un ¡superpatatush! y vuelva a su privado en Santa Teresa.

El ejemplo contrario al del ¡patatush! son los tolerantes automovilistas capitalinos, porque aunque comprueban cada año que nada, o muy poco y tardíamente, se hace para resolver el problema de los atascos de tránsito, siguen sin elevar su voz de protesta y exigir que se empiece a trabajar ¡pero ya! en las soluciones de mediano y largo plazo.