Ortega, al mejor estilo somocista busca tercer mandato en Nicaragua

Daniel Ortega y el Frente Sandinista lucharon contra la dictadura de Anastasio Somoza en el siglo XX. Ahora con 20 años en el poder —con un paréntesis—, quiere seguir siendo presidente y se prepara para movilizar su aparato político y mediático, muy superior a lo que en su época tuvo el somocismo.

Carlos Roberto Matheu

Managua – Daniel Ortega dice que es la voluntad de Dios que él siga gobernando Nicaragua, pero no habla de la forma en que ha tenido que retorcer las leyes para limpiar el camino hacia la reelección continuada, siguiendo los pasos de Hugo Chávez, Rafael Correa, o Evo Morales en el cono sur.

El primer anuncio que hizo al ser nominado por el VI Congreso Sandinista Nacional como su candidato presidencial para las elecciones del 6 noviembre, fue que no permitirá la presencia de observadores internacionales, porque son sinvergüenzas, injerencistas, y mejor que se vayan a observar a otros países. 

A manera de advertencia para los organismos internacionales, anticipó que aquí hay un pueblo con vocación antimperialista y no vamos a permitir que venga gente de la Unión Europea o la OEA a decirnos lo que se hace y no se hace. La oposición ya teme que se manipulen las instituciones y no descartan la posibilidad de un fraude o manipulación del proceso.

Ortega, un viejo conocido del poder, fue el líder militar que encabezó la Revolución Sandinista que derrocó a Anastasio Somoza Debayle, en 1979. Inmediatamente fue nombrado Coordinador de la Junta de gobierno de Reconstrucción Nacional, que retuvo el control del país hasta que se realizaron elecciones seis años después, en 1985. El fungió como jefe de Estado ese tiempo.

En aquellas elecciones salió elegido con el 63 por ciento de los votos, y cumplió su primer período presidencial, para sumar entonces, 11 años gobernando el país.

Intentó reelegirse cinco años después, pero perdió en las urnas frente a Violeta Chamorro, resultado que le llevó a la oposición, desde donde intentó varias veces volver a la Presidencia, hasta que lo logró finalmente en 2007. Desde entonces se reeligió en una ocasión y tras manipulaciones legales, optará nuevamente a un tercer período consecutivo, algo que no se permitía con anterioridad.

Tras retorcer la Constitución para presentarse a las elecciones de 2011 y después de ganar en medio de cuestionamientos y múltiples irregularidades, procedió a la modificación de la Carta Magna con un referéndum, también cuestionado en 2014.  La nueva norma permite la reelección presidencial indefinida. Las encuestas que se conocen hasta el momento, le dan una intención de voto del 60 por ciento; sobre todo, por el control de medios que mantiene él y su familia, con apoyo de la televisión, varias radios y algo de prensa escrita. Todo un oligopolio de la información al servicio del sandinismo y la familia Ortega.

Este ex guerrillero marxista, ahora de 70 años, es el único gobernante en Centroamérica que ha mantenido vigencia en Centroamérica desde la firma de los Acuerdos de Paz Esquipulas I y II. De aquel grupo original de mandatarios de la región, solamente el costarricense Oscar Arias optó por una reelección tras varios períodos de por medio, y volvió a gobernar. En la mayoría de países se mantiene la línea constitucional de no reelección.

Su fuerza política y mediática

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El Presidente centroamericano sigue el patrón electoral que se ha impuesto en Venezuela y Ecuador.  En la fotografía, con su colega Nicolás Maduro.

Los opositores califican de ínfima democracia al sistema político, dominado casi totalmente por las fuerzas sandinistas. Su estrategia se ha basado en tres líneas perfectamente definidas: 1. la organización popular del sandinismo; 2. la concentración de medios por parte de su familia y otros de línea progubernamental y 3. el ataque y acoso para debilitar a la prensa independiente, que cada vez está más aislada.

La Iglesia católica ha criticado esta práctica que; sin embargo, más parece una estrategia de la familia Ortega que del propio partido, aunque finalmente los medios responden al mismo fin: el continuismo de Daniel Ortega.

La última jugada en esta política de concentración de medios se ha dado hace no mucho tiempo, cuando se dio el traspaso definitivo de Canal 2 hacia la empresa BITV Móvil en la que tendrían intereses miembros de la familia y el empresario mexicano Ángel González.

La familia del gobernante controla ya los canales 4, 8 y 13, dirigidos abiertamente por los hijos de Ortega y Rosa Murillo, su esposa. Se habla de que la prensa independiente se ha reducido al diario La Prensa, canal 12 y Radio Corporación. Los demás medios están bajo el control del oficialismo y no permiten las noticias que hablen sobre corrupción y violaciones a los derechos y libertades de los nicaragüenses.

En Nicaragua asistimos desde finales del siglo pasado a un proceso concentracionario, en parte por la familia del presidente Ortega, explica Guillermo Rothschuh, especialista en medios de comunicación y exdecano de la carrera de Comunicación de la Universidad Centroamericana en Managua.

Monseñor Silvio Fonseca considera que el hecho de que el gobierno controle medios de comunicación es un zarpazo a la democracia y anticipa que prácticamente se ha dejado sin espacios a las voces críticas del país. Según el prelado parece que vamos a tener que regresar al periodismo de catacumba, porque al paso al que vamos, tendremos que hablar desde la clandestinidad.

La oposición, que se ubica más a la derecha y con fuerza de disidentes sandinistas, asegura que Daniel Ortega se ha enriquecido durante 10 años, una acusación que se repite en comentarios de la sociedad, pero sobre la que no hay ninguna investigación, precisamente porque el presidente controla todos los poderes del Estado.

La batalla electoral luce dispareja, pero, aun así, la oposición cuenta con la inteligencia del pueblo para poner fin a una dictadura que ya supera en tiempo a la somocista.