Los republicanos Cruz y Kasich se alían: ¿Quién detiene a Trump, el terrible?

Donald Trump es impresentable en México y buena parte de Latinoamérica, temido por sus amenazas y declaraciones en Asia y Oriente Medio, visto con desconfianza por Europa, pero lo peor de todo es que no termina de ganar siquiera la confianza de la dirigencia del Partido Republicano, incómodo por la fuerza electoral que ha tenido hasta ahora.

Robert F. García

Nueva York – Mientras Hillary Clinton parece consolidarse en la carrera por la nominación del Partido Demócrata, los republicanos sufren cada vez más ante la posibilidad de que el controversial Donald Trump pueda lograr el número de delegados que le permitan correr por la Casa Blanca y, quizás, hasta hacer temblar al mundo

Eso explica la desesperada alianza entre Ted Cruz y John Kasich, quienes han anunciado que harán lo posible para impedir que Trump obtenga los delegados necesarios, 1.237, antes de la convención del partido, prevista para celebrarse del 18 al 21 de julio en Cleveland, Ohio.

La estrategia consiste en dividir los esfuerzos de Cruz y Kasich en estados diferentes, con el fin de desgastar la campaña de Trump y evitar que logre, en las primarias pendientes, los 884 delegados que le hacen falta para ganar la nominación. Ello dejaría abierta la convención para que cualquiera pudiera ser el ungido del partido.

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Lo que se anunció oficialmente, por parte de las campañas de cada uno de los aspirantes, es que Cruz, senador por Texas, concentrará sus esfuerzos por obtener la mayor cantidad posible de delegados en Indiana, mientras que Kasich se concentrará en Oregón y Nuevo México. Nuestro objetivo es llegar a una convención abierta en Cleveland, han declarado los voceros de ambos. Tener de candidato a Trump sería un desastre seguro para los republicanos, dijo Jeff Roe, jefe de campaña de Cruz.

El magnate del Real State sorprendió al Partido Republicano en agosto, cuando levantó su mano para postularse como aspirante presidencial, y desde entonces no ha cesado de sorprender con los resultados que le han favorecido, a pesar de los temores del partido, que le ven más como un tropiezo que como su candidato ideal.

Desde entonces ha corrido mucha agua en las primarias, pero la voz siempre disonante de Trump, le ha dado el protagonismo necesario para superar a sus rivales, algunos de los cuáles se han retirado ya de la contienda.

El problema para Trump es que, aunque lleva una cómoda ventaja, la anunciada alianza Cruz-Kasich, podría impedir que obtenga los delegados necesarios y abra la posibilidad a cambios en la Convención. No es fácil que se logre, pero tampoco será fácil que lo impida.

Visión polémica

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Trump desata pasiones en contra, tanto en Estados Unidos como en el exterior, pero avanza a la nominación con obstáculos.

A México —y a los vecinos centroamericanos, entre ellos Guatemala—, Trump los mira con desprecio. Incluso, sus inversiones en México han caído en su valor por sus continuos comentarios discriminatorios. Hasta habla de construir un muro en la frontera para impedir el paso de inmigrantes.

Pero su visión de política exterior no se queda en el desprecio hacia esta región. Apunta más bien a reforzar su frase América es primero, que se explica con sus declaraciones en contra de gastar hasta lo que no tenemos para defender a otros países, en una alusión al constante despliegue militar estadounidense en regiones como el Lejano Oriente y el Medio Oriente. Sobre Japón y Corea, Trump afirma que nos timan siempre, y en términos peyorativos y similares se ha referido a la ayuda para la OTAN y a países como Arabia Saudita.

Para él, sería más rentable permitir que Japón y Corea tengan su propio armamento nuclear, en vez de presionar con ellos a Corea del Norte. Según Jeffrey McCausland, un exdirector de Control de Armas del Consejo de Seguridad Nacional, esta postura muestra absoluta falta de entendimiento de la política exterior estadounidense, y expresa su temor de que una política de esta naturaleza permita que armas nucleares caigan en cualquier mano.

Además, con armas nucleares en Corea del Sur y Japón, China principiaría una escalada de este tipo de armamento.

Otro aspecto de debate es sobre la presencia de 80 mil solados estadounidenses en esa región de Asia, lo que el candidato republicano considera demasiado caro para el país, pero, según los analistas, no conoce ni siquiera el coste de tener esas tropas en territorio propio.

El empresario también critica los aportes estadounidenses a la OTAN —el 22 por ciento de sus costos—, pero, para los expertos militares, es claro que ese organismo no podría funcionar sin la presencia y aporte de los estadounidenses.

Sus declaraciones contra el régimen de Arabia Saudita también dispararán alarmas sobre una eventual política exterior suya, en caso de llegar a la Casa Blanca, porque es sabido que la alianza más importante en el mundo árabe es con esta nación.

Aunque Trump repite que no quiero que sepan lo que pienso, el problema es que ya lo ha dicho casi todo y nada apunta a una política exterior en la dirección de lo que se ha visto en las últimas décadas en el país.

¿Qué tan cerca están?

Clinton y Trump

La pregunta, después de las primarias de Nueva York, es: ¿Qué tan cerca están Hillary Clinton y Donald Trump de alcanzar la nominación de sus respectivos países? Veamos primero las chances del magnate. Al momento de escribir este análisis, le faltan 392 delegados para obtener la nominación directa, y lo que falta por repartir son 674 delegados. A sus dos rivales en carrera les faltan 678 delegados —a Cruz— y 1.090 delegados —a Kasich—.  Ninguno de ellos puede ya alcanzar la nominación por la vía directa. Necesitan llegar a una convención abierta.

Por eso, ahora su tarea es impedir que Trump llegue a la cifra mágica. Si no alcanza el número de delegados requeridos para ganar de manera directa la nominación, se debe ir a una votación con los 2.472. En la primera vuelta, solamente un 5 por ciento de los electores vota con libertad, pero si no se alcanza la mayoría necesaria, en las siguientes aumenta ese porcentaje con libertad de voto.

La ex Secretaria de Estado y ex Primera Dama está en una posición ligeramente mejor para alcanzar la nominación, pues cuenta ya con 1.424 delegados directos y  469 superdelegados, para un total de 1.893 delegados. Está a solamente 490 de conquistar la nominación directa, mientras que su principal rival, Bernie Sanders, tiene 1.149 delegados directos y 31 superdelegados, y entonces estaría a 1.203 delegados de la nominación.

Los pronósticos apuntan a que no habrá división del partido y que Clinton no perderá el liderazgo que le reconocen los llamados superdelegados. Al parecer, ella será la candidata presidencial, y la Convención Nacional Demócrata, a partir del 25 de julio en Filadelfia, solamente servirá para ratificarla.

La duda que se mantiene es si Trump pondrá superar el frente estratégico Cruz-Kasich, porque si no lo hace, podemos esperar una reñida convención Republicana, sin importar que él haya sido quien más votos ha obtenido en las primarias.