Ministro español dijo antes que había interés en «abrir nueva página» en la relación
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha abogado este miércoles por una «pausa» en las relaciones con España para pasar página a una etapa en la que, según el mandatario, autoridades y empresas españolas se han aprovechado del país norteamericano.
«Eran como dueños de México», ha dicho López Obrador, que ha criticado en reiteradas ocasiones el papel de España, remontándose incluso a la conquista. El presidente mexicano ha admitido en una comparecencia ante los medios que ahora «no es buena la relación».
Por eso, ha planteado «hacer una pausa», alegando que es lo que «conviene» a las dos partes. «A lo mejor ya cuando cambie el Gobierno ya se restablecen las relaciones y yo desearía que cuando ya no esté aquí, no fuesen igual a como eran antes», ha declarado.
En este sentido, cree que México se ha llevado «la peor parte» de la «promiscuidad» económica y política en las relaciones bilaterales durante las últimas décadas. «Nos saqueaban», ha sentenciado ante los medios López Obrador.
A preguntas de los periodistas, que le han interrogado sobre la posibilidad de formalizar la «pausa», López Obrador ha respondido sin embargo que «no». «Eso no se puede hacer», ha alegado, para acto seguido especificar que sólo era un «comentario».
ALBARES ADELANTÓ UN REFUERZO DE LA RELACIÓN
Las palabras del presidente mexicano se producen menos de dos semanas después de que el ministro de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, José Manuel Albares, asegurara durante una comparecencia en el Senado que había «interés de abrir una nueva página». «En los próximos meses vamos a reforzar mucho las relaciones con México», adelantó.
Días antes, su departamento había concedido finalmente el plácet al nuevo embajador de México en Madrid después de que se hubiera especulado con que el retraso pudiera ser algún tipo de represalia por la postura crítica con España y con su pasado colonial que ha venido manteniendo López Obrador.
El presidente mexicano anunció en septiembre que el embajador en España sería Quirino Ordaz, gobernador en ese momento de Sinaloa y un destacado dirigente del PRI. No obstante, no fue hasta noviembre, una vez Ordaz había dejado el cargo, cuando se solicitó formalmente a España el plácet para el nuevo embajador.
Aunque no hay plazos fijados para la aceptación del plácet de un nuevo embajador por el país de destino, por regla general en la práctica el trámite no suele demorarse más allá de unas pocas semanas. Por ello, en México algunos medios habían especulado con que el retraso sería resultado de la política de confrontación que López Obrador ha mantenido con España desde su llegada al Palacio de los Pinos.
El presidente mexicano se ha mostrado muy crítico con el legado colonial español, exigiendo en varias ocasiones que España se disculpe por ello. En este sentido, remitió al Rey Felipe VI una carta reclamando que «el Estado español admita su responsabilidad histórica» por las ofensas cometidas durante la conquista y «ofrezca las disculpas o resarcimientos políticos que convengan».
El Gobierno, por su parte, ha minimizado en todo momento las críticas, que ha llegado a enmarcar en «los debates internos» del país azteca, y ha reconocido la importancia de la relación con México, «un socio estratégico», pero también ha dejado claro que no se disculpará por el pasado.