La tierra de Papá Noel se prepara para un gélido y solitario invierno turístico

Cientos de miles de visitantes del mundo acuden cada invierno a la Laponia finlandesa para disfrutar de paseos en trineo y conocer la «verdadera» casa de Papá Noel. Pero este año el covid-19 podría poner el peligro el turismo, motor económico de la región.

«Actualmente estamos registrando entre una y dos reservas por semana, y la mayor parte del tiempo solo hacemos reembolsos», declara a la AFP Sini Jin, que teme la quiebra si no recibe más clientes después de diciembre.

Al frente de la agencia Nordic Unique Travels, Jin propone a los viajeros de Europa y de Asia expediciones y otras excursiones a través de la inmensa tundra finlandesa.

Normalmente emplea a unas 80 personas en plena temporada, contratadas en todo el mundo, pero este año solo reclutará a «dos o tres» temporeros.

Aunque Sini Jin recibió una ayuda urgente del gobierno, que en primavera anunció un paquete de más de mil millones de euros (unos 1,180 millones de dólares) para ayudar a las empresas, no será suficiente para compensar la falta de turistas, estima.

  • «Todo por lo que hemos trabajado desaparecerá rápidamente», según ella. 

Un sentimiento compartido por otros proveedores de la región, donde el sector turístico genera 10,000 empleos y mil millones de euros de ingresos al año.

Sin sus visitantes extranjeros este invierno, el 60% de las empresas turísticas temen una pérdida de al menos la mitad de su facturación y las tres cuartas partes podrían realizar despidos, según una investigación de la oficina finlandesa de turismo de Laponia. 

«No tenemos esperanzas de conseguir importantes reservas», avanza por su parte Kaj Erkkila, que dirige un negocio familiar de diez personas, con un centenar de huskies siberianos.

Kaj Erkkila lleva a los turistas en trineos tirados por perros a través de los bosques lapones desde hace varias décadas.

«Si los ingresos de este invierno son bajos, es posible que tampoco podamos trabajar para la temporada 2021-2022, pues el cuidado de los perros es muy costoso», explica.

«Gran decepción»

Según Nina Forsell, responsable de la asociación de proveedores del turismo, la situación es crítica para numerosas empresas de la región: «Si quiebran este invierno, necesitarán mucho tiempo para levantarse», adelanta.

Con la esperanza de relanzar el turismo lapón, Finlandia anunció el viernes que relajará algunas de las medidas en vigor para frenar el nuevo coronavirus, autorizando a los turistas europeos a viajar al país hasta tres días, más allá de los cuales serán obligatorios un autoconfinamiento y un test de detección.

El gobierno también autorizó la entrada sin restricciones a los viajeros de países que registren menos de 25 nuevos casos por cada 100,000 habitantes (frente a 10 hasta ahora).

Estas decisiones fueron calificadas de «gran decepción» por los organismos turísticos de Laponia, que consideran que las reglas son complejas e inaplicables.

«La apertura de Finlandia es una buena solución. Comporta un riesgo menor pero que podemos manejar», explica a la AFP Sanna Karkkainen, responsable de Visit Rovaniemi, la oficina local de turismo.

«Pero ¿es suficiente para responder a la demanda y mantener las empresas aquí en Laponia? No estoy convencida», añade.

Los proveedores turísticos trabajaron en colaboración con expertos sanitarios para elaborar un protocolo que, según ellos, permitirá suavizar más las normas.

Este verano, Finlandia ha registrado una de las tasas de infección más bajas de Europa, y de los cerca de 9.000 casos registrados, solo 243 se dieron en Laponia. 

Permanecer abiertas

Algunas grandes empresas, como el Santa Park de Rovaniemi, decidieron no abrir este invierno. El parque temático emplea por lo general a 400 personas y acoge a 120,000 visitantes cada temporada.

Para el resto, más pequeñas, el desafío será permanecer abiertas con la esperanza de que el gobierno autorice más viajeros internacionales.

Nunca ha habido tantos turistas en la región como en los últimos años, «esto es lo más desgarrador», para Sanna Karkkainen.

«Realmente necesitamos esta industria para construir un futuro para Laponia, y dejarla desaparecer no es una opción», concluye.