La Red: ¡Compadre hablado!

(Dícese cuando previamente se ponen de acuerdo con alguien con algo por hacer, pero tratan de aparentar que no lo sabía y que es espontáneo …)«

Crispino Picón Rojas

Qué irónico.  Ahora hay un montón de compinches en el sistema de justicia que andan navegando con bandera de brillantes, pero en realidad no son más que pobres ilusos que piensan que se pueden babosear a Raymundo y medio mundo, solo porque a veces les suena la flauta con sus güizachadas.

Pues tengo entendido que eso fue lo que le pasó al binomio MP-Fundaterror que, como todo lo que piden se les concede entre los jueces cuates, se fueron de boca al intentar seguir golpeando a elPeriódico, sus periodistas y a la prensa independiente en general.  Al fin que lo que buscan es intimidar y acallar al gremio de informadores, con el fin de que ya no se siga diciendo nada sobre corrupción e incapacidad, las dos virtudes que muestra la alianza oficialista.

El patrón que siguen estos enemigos de la libertad es el siguiente: se detecta a los enemigos u opositores, se les monta un caso y se lleva a un juez cuate para que dicte lo que le ordenen los dos mazos que la alianza oficialista tiene a cargo de silenciar a la prensa y terminar con la libertad de expresión del pensamiento, un derecho que es de todos los ciudadanos, no solamente de los periodistas.

Pues bien, lo que ha venido pasando tiene una explicación que, si bien es compleja y maquiavélica, tiene un funcionamiento sencillo, pues finalmente están entre compadres habladosy, por lo tanto, no puede fallar.

Así han ido cerrando las posibilidades de defensa del periodista José Rubén Zamora, a quien el juez del dream team, Fredy Orellana, le rechazó todas las pruebas propuestas por su defensa para cuando el juicio se inicie.  Grave, porque lo dejaron indefenso.

El MP y los jueces han presionado a todos sus abogados de diferentes formas, acosan a los testigos y buscan la manera de mantenerlo en el bote

Pero ese afán por mantener a Zamora preso y acallar al diario y a la prensa en general es tan fuerte, que esta vez se extralimitaron y arremetieron contra nueve periodistas y columnistas de elPeriódico a los que iniciaron una investigación y acoso, simple y sencillamente por escribir lo que piensan, trasladar información y, lo más importante, por abrirle los ojos a la opinión pública sobre nuestro maltrecho y manipulado sistema de justicia.

La primera que solicitó que se dicte lo conducente a los periodistas fue la fiscal Cinthia Monterroso, y de inmediato brincó pidiendo lo mismo su compinche y caja de resonancia de Fundaterror, Raúl Falla. Que ellos no supieran que lo que pedían es una aberración jurídica no extraña en realidad, pero lo que sorprende es que el juez Jimmy Bremer se fuera con la finta de los otros dos y emitiera una resolución absolutamente inconstitucional, violatoria de leyes, por no decir irracional –qué lo es–.

Aunque la petición de la fiscal y el abogado parecía una solicitud de algún güizache, el juez fue contundente.  El problema es que él es, supuestamente, un doctor en derecho constitucional, aunque más bien parece que ni siquiera ha leído la Carta Magna, o si lo hizo, le peló ignorarla y parecer un juecesito de cuarta o quinta categoría.

Todo sea por complacer al olimpo de la alianza oficialista que viene manipulando al MP y las cortes, además de otras instituciones que debiera ser el contrapeso de los abusos que puedan provenir del poder público.

Pero como estamos viviendo el país donde los muertos acarrean adobes, donde los patos les tiran a las escopetas, y los corruptos son los buenos de la lica, pues no queda más que defenderse en contra de ese poder que representa el Estado.

La situación se les ha complicado.  Gobiernos respetables, instituciones internacionales de peso, organismos de defensa a la libertad de expresión, la ONU y la OEA (CIDH), han expresado de una u otra manera su preocupación y repudio por lo que han hecho estos compadres hablados.  Aquí he mencionado a los tres amigosBremer, Monterroso y Falla–, que se pusieron de acuerdo para ir contra la prensa sin ningún sustento, aún sabiendo –o debieran saberlo– que embarcaron al primero en un claro prevaricato.

Cómo dice un refrán ­–que se ha vuelto popular, aunque no lo dijo Don Quijote como a veces se le atribuye–: Cosas veredes amigo Sancho.   

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