La pandemia obliga a bailarinas gitanas indias a dar clases en internet para subsistir

Cuando la epidemia del nuevo coronavirus condujo al cierre de las fronteras de India y al confinamiento del país, las bailarinas de la comunidad gitana de los kalbelias se quedaron sin medios de subsistencia. Para sobrevivir, tuvieron que empezar a dar cursos en línea. 

El nuevo coronavirus ha obligado a muchas personas de todo el mundo a recurrir a internet para continuar su actividad. Pero para los kalbelias del estado turístico de Rajastán (norte de la India), la conversión ha sido difícil.

Esta comunidad pobre y en su mayoría nómada, cuyas canciones y bailes han sido incluidos en 2010 por la Unesco en la lista del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, vive en tiendas de campaña o chozas con electricidad aleatoria y con frecuencia sin wifi.

Estudiantes de todo el mundo

Cuando comenzó a dar clases a través del software de videoconferencia Zoom, Aasha Sapera, una madre soltera de 26 años, no tenía ni idea de si iba a funcionar.

«Teníamos tantos problemas con internet. A menudo las lecciones se cancelaban porque la conexión era muy mala», explica la joven, que ahora tiene estudiantes en todo el mundo, desde Japón hasta Brasil.

Los clases se hacen con los medios disponibles y saltando obstáculos. Por ejemplo, un corte eléctrico dejó a oscuras la casa de otra bailarina de la comunidad, que tuvo que pedir a un vecino que encienda los faros del coche para terminar la clase.

Movimiento serpenteantes

La danza de los kalbelias, que reproduce los movimientos de una serpiente, atrae en Rajastán a numerosos artistas internacionales e investigadores.

Esta red ha desempeñado un papel clave en su conversión en empresarias digitales, afirma Aasha Sapera, una de las decenas de bailarinas presentes en «Kalbeliya World». Esta plataforma en línea permite aprender con ellas a través de la webcam. 

Cuando se les sugirió la idea, «estaban muy entusiasmadas. También tenían miedo», afirma la antropóloga belga Ayla Joncheere, una de las promotoras del proyecto.

Salvavidas

Desde el lanzamiento del sitio a mediados de mayo, más de 600 estudiantes de 20 países se han inscrito para aprender a bailar como las serpientes. Ha sido como un salvavidas para estas artistas, que ha menudo son la única fuente de ingresos de sus familias.

Los kalbelias viven desde hace mucho tiempo al margen de la sociedad india. El poder colonial británico clasificó la comunidad de «tribu criminal» en el siglo XIX y la India independiente los equiparó con ladrones y prostitutas.

Una prohibición de 1972 impidió las actuaciones de los encantadores de serpientes, una de las principales fuentes de ingresos de la comunidad, lo que los llevó a centrarse en los bailes y los cánticos para salir adelante. Muchas mujeres como Aasha Sapera han aprendido el arte de sus madres y abuelas.

El éxito de los cursos en línea ha llevado a otras bailarinas a seguir sus pasos, con resultados desiguales. 

Binu Sapera comenzó a dar clases en instagram, invitando a sus seguidores a darle la cantidad que quisieran. Ninguno de ellos pagó.

«Fue tan desolador. Gasté mucho dinero para recargar mis datos móviles para poder dar estas lecciones, y todo ello para nada», declaró a la AFP.

Gracias a la ayuda de una conocida en el Reino Unido, ahora enseña en Zoom a un pequeño grupo de estudiantes y recibe unas 11.000 rupias (125 euros, 149 dólares) al mes, la mitad de lo que ganaba antes de la pandemia.

Esta pérdida de ingresos desilusionó mucho a esta joven de 23 años, con dos hijos, que teme por el futuro de su disciplina en una India en continuo cambio.

«Desde lo más hondo de mi corazón, quiero que mis hijos estudien y tomen otros caminos, lejos de la danza», dice. «Me encantaba esta forma de vida pero ahora me parece demasiado difícil. No aporta seguridad».