La página de Franco: Crónica de un proyecto que entró a la contienda

Francisco J. Sandoval

Un poco después del mediodía sonó el timbre de mi teléfono. La pantalla me decía que la llamada provenía de Manuel Villacorta. “Me urge hablarte”, me dijo después de un afectuoso saludo. “En una hora llego a tu casa, tengo algo importante que decirte.”

Un poco más de una hora tardó nuestra reunión, café con pan amenizando el encuentro. La primera media hora sirvió para enterarme de lo que había detrás de VOS, el partido que postula a Manuel como candidato a presidente, los fundadores y entretelones sobre sus candidatos a diputado y, sobre todo, el claro entusiasmo que a esa nave le ponían su capitán, y una persona excluida de la contienda, Aldo Dávila.

Esto es entorno anecdótico; lo importante es el objetivo de la visita de Villacorta: “Quiero proponerte que como parte de mi gabinete de gobierno, el cual daré a conocer antes de las elecciones, algo histórico en el país, te encargués del Ministerio de Cultura y Turismo.” Parte las estrategias era hacer del turismo cultural una forma seria y pertinente de promover el desarrollo económico y social en toda Guatemala.

“Conmigo tenés un problema”, fue mi inmediata reacción; “si te vos te robás un centavo yo sería el primero en denunciarte.”

“Acepto esa condición, y en el combate la corrupción vamos a ir hasta el fondo”, me respondió Villacorta. “Pensalo y me respondés en un par de días. Tendrías todo mi apoyo y plena libertad para armar tu equipo.”

Esa invitación era como entrar a jugar en la liga mayor viniendo de la tercera división. Consulté a mis hijos y a unos cinco amigos. Podés hacer mucho por Guatemala en ese puesto, era el mensaje de casi todos. Bueno, pues, a lo hecho, pecho, me dije. Y empecé a soñar un montón de proyectos y a armar un equipo de trabajo, a ver el organigrama y el presupuesto del MCD y del actual Inguat: una maraña burocrática hecha para hacer como que se trabaja detrás de un escritorio. Tenía clara la necesidad de una transformación institucional, la inmediata y estrecha vinculación entre esas dos instituciones y la creación de un Viceministerio de Turismo; el deporte iría hacia una instituto independiente. De allí para adelante la cosecha de ideas y contactos con profesionales competentes y soñadores fue un hervidero de sueños. El reto estaba aceptado. Detallar los pasos siguientes requeriría diez páginas de esta revista.

Sin buscarlo, era parte de una campaña política, integrante marginal en la tarea de consecución de votos, ubicado en el corazón del diseño de estrategias e integrante de un posible gabinete de transformación que, con plena honestidad, promovería la unidad nacional. Había optimismo, si bien se veía cuesta arriba colarse en el segundo lugar para seguir en la contienda. Me encaramé al carro, con entusiasmo, creyendo en Villacorta como estadista, confiando en una empresa digna de empeño.

Otra vez necesitaría cinco páginas para relatar mil y un detalles, así que doy un salto en el tiempo y me ubico dos días antes de las elecciones, cuando mi celular empezó a recibir llamadas de amigos y compañeros de proyecto. “¿Qué pasa?”, me preguntaban. De manera profusa y por diferentes canales de comunicación instantánea circula un video en donde Aldo Dávila, y luego nuestro candidato a presidente, manifiestan apoyo a Sebastián Arzú, candidato a alcalde por la alcaldía capitalina. Lo justifican diciendo que este joven tiene magnífico equipo de asesores y que sería un buen alcalde. Las siguientes llamadas ya no preguntan qué pasa sino que califican la situación de “tropiezo”, “trampa”, “incoherencia ideológica”, “falta de criterio”. Los más benignos especulan: ¿Es un video fruto de la inteligencia artificial? Otros bromean: “Este cuate (Arzú) tiene cara de actor de película y a eso debería dedicarse.”

Todos sabemos el resultado de las elecciones y el puesto en que quedó el candidato de VOS. Después de muchos diálogos con jóvenes de 20-30 años, yo me pregunto qué tanto la difusión de ese video le bajó votos a Villacorta y a VOS, cuánto propició que esos votos migraran hacia Bernardo Arévalo y volviera más improbable que Conde quedara en segundo lugar. Prueba indirecta de esto es que donde Semilla y VOS eran más fuertes (Guatemala, Sacatepéquez y Quetzaltenango) Arévalo resultó ganador. Si no estuviera de por medio ese polémico mensaje y tropiezo, ¿sería Arévalo el ahora probable presidente? Villacorta, ¿habría quedado arriba de Zury?

No estoy cuestionando la claridad de mensaje, la capacidad y fortaleza organizativa de Arévalo y Semilla sino las implicaciones y paradojas de los fenómenos sociales. Como sabemos, Arévalo y Villacorta fueron los grandes beneficiarios de la arbitraria exclusión de Carlos Pineda, Roberto Arzú y Aldo Dávila.

No me arrepiento de haber aceptado la invitación a ser parte de un proyecto político para transformar a Guatemala. Mi lucha apenas fue de 28 días (mi febrero en junio).