La factura de la restauración del Big Ben sube sin cesar

Los daños causados por una bomba de la II Guerra Mundial, el amianto o la contaminación, descubiertos hace poco, dispararon la factura de la restauración del Big Ben de Londres, que lleva dos años en obras.

El coste de la renovación de la torre Elizabeth, que acoge el famoso reloj y su campana, rozará los 80 millones de libras esterlinas (95 millones de euros, 103.6 millones de dólares), anunció el jueves el Parlamento británico.

Tras haber necesitado un aumento de 32 millones de libras en 2017, la restauración necesitará casi 19 millones de libras adicionales (22 millones de euros).

La restauración ha resultado ser «más compleja de lo previsto», subrayó en un comunicado Ian Ailles, director general de la Cámara de los Comunes. 

Pese a esos gastos adicionales, que deben aprobar las oficinas de las dos cámaras del Parlamento británico, la reapertura al público de la torre de 96 metros sigue estando prevista para 2021.

Con esas obras, se reparará la esfera y el mecanismo del reloj, las grietas de la torre y la corrosión de la techumbre, además del marco en torno a la esfera, a la que se el devolverá su color original del siglo XIX. 

El edificio neogótico del arquitecto Augustus Pugin, terminado en 1856, presenta los estragos del paso del tiempo y está inclinado unos 46 cm. 

Los más fervientes defensores del Brexit querían que sonara con ocasión del divorcio con la Unión Europea, el 31 de enero, pero finalmente el reloj no sonó. 

En lugar de ello, se proyectó una imagen del reloj en la fachada de Downing Street, residencia del primer ministro, Boris Johnson, y se reprodujo una grabación del tañido de la campana.