La escuela a un clic del gimnasio: el secreto de un oro mexicano

En el lugar perfecto, al momento indicado. Allí estuvo cada gimnasta del quinteto mexicano, que atrapó aros y mazas en un baile diseñado en un laboratorio de excelencia.

La coordinación del conjunto de gimnasia rítmica, premiada con oro en Lima-2019, fue propia de los que se conocen al detalle. En su caso, de compañeras de vida, una vida ‘offline’ de los espacios de los otros adolescentes. 

«Pasamos todo el tiempo juntas: desayunamos juntas, entrenamos juntas y dormimos juntas», dice a la AFP Brittany Sainz, una de las que, también al unísono, levantó los brazos sobre el podio.

Las integrantes del equipo que le dio a México un triunfo sin antecedentes pasan sus horas entre el gimnasio y el colegio (o la universidad)… a un clic de distancia.

«Todas estudiamos en línea», explica Brittany, que ‘asiste’ a una preparatoria virtual, desde que dejó el hogar familiar en Veracruz para vivir con sus compañeras en un centro de alto rendimiento en la capital mexicana.

«A veces tengo unas ganas inmensas de ser como la gente normal, pero la gente normal no tiene la capacidad de aguantar tanto y mucho menos de ganar una medalla o simplemente hacer historia», escribió hace un tiempo en Twitter tras un avance en el Mundial de Sofía.

Algo que extraña de ser «normal» Adriana Hernández, que dejó las aulas a los 15 años, es «socializar».

El colegio en línea, describe, «es solo hacer tareas y entregarlas, no hay amigos, no hay comunicación con otras personas, y es un poco pesado por los entrenamientos». Perfeccionar detalles para competir le demanda entre ocho y diez horas de su día junto a sus compañeras de siempre.

Mildred Maldonado, otra de las que se movió en la capital peruana al ritmo de ‘Smoke on the water’, de Deep Purple, lo sintetiza: «Estamos muy comprometidas por un sueño que todas tenemos en común». Las demás asienten, y por igual ratifican las palabras que usa para definir la medalla: «Sacrificio, sudor y lágrimas».

Cueste lo que cueste

Karen Villanueva es la mayor de las cinco. A diferencia de las demás, su ingreso a la educación online fue después de terminar el colegio. 

Para ella, la vida universitaria transcurre frente a la pantalla desde el ‘campus’ del seleccionado tricolor. 

«Claro que me encantaría asistir presencial a la universidad, pero es un sueño formar parte de la selección y seguir haciendo historia, cueste lo que cueste. Si eso es renunciar a la escuela presencial lo voy a hacer», dice, la estudiante de Ciencias del Ejercicio, apretando la medalla que le cuelga del cuello.

La idea de la capacitación por internet fue de la joven entrenadora, Blajaith Aguilar Rojas, que recuerda como un tiempo «fastidioso y cansador» los días en que corría del colegio a los entrenamientos. 

«No hacía bien ni una cosa ni la otra, y no quería eso para mis niñas ni que dejaran el colegio», dice quien integró el equipo que obtuvo un bronce en los Juegos Panamericanos de Río 2007.

Desde entonces, el país no había logrado más preseas continentales en la competencia grupal. Pero este grupo, parte de una generación que se esfuerza por entrar en la élite mundial, rompió la inercia.  

Tras los Panamericanos, las mexicanas ponen la mira en el Mundial de gimnasia rítmica, que se realizará en Bakú en septiembre y definirá su eventual clasificación a Tokio-2020. 

Como en este torneo, no tendrán que preocuparse por dejar vacíos sus pupitres. Otra vez, apostarán «cueste lo que cueste».