José Alfredo Calderón: La foto que marca, demarca y abarca (2ª. Parte y final)

José Alfredo Calderón                                                                                                                                   Historiador y analista político

En la entrega inicial se dijo que más que tomar partido a favor o en contra del recién instalado (al menos públicamente), Frente Ciudadano Contra la Corrupción, el propósito de estos dos artículos consistía en dar una herramienta metodológica para abordar este y otros temas importantes y así, evitar opiniones ligeras que solo confunden. Otro elemento clave es que la historia y el método nos ayudan a entender que, muchas veces, las cosas no son lo que aparentan, sobre todo cuando nos referimos a la composición y dinámica de las elites. En este sentido se dijo que: “… el CACIF ya no reúne a todos los empresarios. Para explicar esto debemos abordar la existencia del G-8, FUNDESA…”[1]

Para fines didácticos definiremos el G-8 como el grupo de los ocho consorcios más poderosos de Guatemala: Los siete ingenios más grandes y la Corporación Multi Inversiones (Gutiérrez-Bosch).[2] Este poder omnímodo aglutina a las 22 familias más influyentes del país cuyo capital se funde en los principales bancos, que son de ellos mismos. Por su parte, la Fundación para el Desarrollo Social de Guatemala                 –FUNDESA– es el brazo social de los más poderosos y aglutina en su seno a empresarios de CACIF y G-8. De esta fundación salía el financiamiento del Movimiento Cívico Nacional –MCN– y otros grupos conservadores que se venden como organizaciones civiles e incluso, como parte de la “sociedad civil”.

La mayoría de personas tienden a concentrar en el CACIF a todos los empresarios y achacarles todo el poder y sus consecuencias, pero en realidad, este “Supra Poder” (G-8), trabaja como esa “mano invisible”, término que tan en boga quiso poner el neoliberalismo más ultramontano. Sin personalidad jurídica y sin asumirse como grupo organizado, estos empresarios son quienes realmente “cortan el bacalo”, dejando en el CACIF, actividades propiamente administrativas y gremiales, salvo algunas cosas políticas muy puntuales para absorber el desgaste de los meros “jefes”.

El capital emergente es el más complejo de todos por la diversidad de sus orígenes y las dinámicas que se entrelazan, combinando en muchos casos, actividades lícitas o ilícitas. Dentro de este segmento emergente, aparece el Grupo La Cantina, a quien se atribuye la idea y organización originaria y principal del Frente Ciudadano. Entre sus miembros sobresalen personajes como Estuardo Porras Zadik[3], Emilio Mëndez, María Pacheco y otros. “La Cantina se describe a sí misma como un pequeño grupo emergente de empresarios exitosos, académicos, intelectuales, activistas profesionales y líderes de opinión que surge como respuesta heroica al vacío de liderazgo en Guatemala. Son los nuevos liderazgos que necesita Guatemala (…)   Son, en su mayoría, empresarios de segunda generación —herederos—  que aseguran ser diferentes….”[4] Son los nuevos interlocutores en Washington y esto, aunado a su condición de privilegio, los valida, aunque sin base social y ciudadana.

Una vez entendido esto, se debe hacer el ejercicio de tomar la foto e ir ubicando a los actores con relación a los segmentos de las élites que les corresponde[5]. Esto incluye por supuesto, a quienes se subieron a última hora para no perderse “la foto” (Antonio Malouf y Felipe Bosch). Otros elementos para el análisis previo son los siguientes:

  1. En la Colonia, el ejercicio político lo hacían las élites económicas y sus intelectuales orgánicos. En el siglo XIX empiezan a surgir personajes políticos “emergentes” y cada vez más, el desprecio oligárquico a la política es tal, que poco a poco van abandonando la palestra pública. Empiezan a darse cuenta que es más rentable colocar otras personas a su servicio, las cuales asumirían cualquier desgaste. Ya para el siglo XX, el derrocamiento de las dos últimas dictaduras cafetaleras (Estrada Cabrera y Ubico), abre espacios a un incipiente grupo que más tarde (años setenta fundamentalmente), habrá creado lo que se conoce con el cuestionado término de “clase política”, la cual, con el tiempo, adquiere cada vez más independencia y los coloca en posición de chantaje ante sus antiguos patrones.
  2. Todas las campañas políticas han sido financiadas por las élites económicas, esto incluye el último proceso electoral en 2015. No en balde dice el Comisionado Iván Velásquez que el financiamiento electoral ilícito es el pecado original de nuestra “democracia”. Hay que acotar que después de los Acuerdos de Paz, el financiamiento electoral ya no fue monopolio de las élites tradicionales y el FRG (1999) fue buen ejemplo de ello.
  3. La independencia adquirida por la mal llamada “Clase Política”, fue un proceso que también alcanzó a militares, muchos de los cuales estaban conscientes de haber peleado una guerra que no era suya, pues básicamente defendieron intereses económicos de una clase a la que no pertenecían y que, incluso, los desprecia. Caso parecido el de aquellos burócratas cuyas lealtades fueron repartidas entre empresarios, militares y capos políticos, pero que luego formaron sus propias redes.
  4. El impacto de CICIG ha sido devastador para las elites, aunque antes de las capturas de “cuello blanco”, varios de ellos aplaudieran la depuración y la lucha contra la corrupción. La historia cambia con el involucramiento de empresarios al más alto nivel (Caso Aceros de Guatemala) y las capturas de personajes como Flavio Montenegro (GyT), Álvaro Mayorga (CONASA) y otros.
  5. Las elites dejaron de ser intocables porque además de CICIG, la Super Intendencia de Administración Tributaria –SAT– empezó a ventilar los casos de evasión sistémica e histórica al Fisco y simulaciones diversas relacionadas con la devolución del crédito discal. Para terminar de arruinarles la historia, surge la Ley Global Magnitskycontra personas que se cree están involucradas en serios abusos de derechos humanos y en corrupción. Además de la eliminación de la visa, la Ley contempla severas sanciones. Si bien solo se ha aplicado al diputado Julio Juárez, la amplitud de la norma internacional puede alcanzar empresarios y ellos lo saben.
  6. El Plan para la Prosperidad sigue siendo el objetivo estratégico de Estados Unidos para Guatemala y la pugna por aprovechar sus beneficios provoca reacomodos en el bloque hegemónico en el poder. El capital oligárquico, más asociado a la inversión local y los beneficios monopólicos (y oligopólicos), se enfrente al capital burgués y al emergente, más ligado al capitalismo global.

Ahora si, una vez procesados y sistematizados estos insumos, efectuemos las preguntas correctas sobre el Frente Ciudadano contra la Corrupción. ¿Es su naturaleza tan porosa, coyuntural y efímera como lo delata la entrevista a Peter Lamport?[6] ¿Es una idea de elites, manejada por elites y con metas concretas para ellas? ¿Son los personajes no empresariales solo un insumo valioso para la foto o realmente la idea original contempló la inclusión más amplia posible de sectores moderados? ¿Priva la idea de amnistía fiscal, judicial y política para personajes y grupos que desean el borrón y cuenta nueva? ¿El Frente inaugura el período pre electoral para impactar en el imaginario social la idea de que las elecciones vuelven a ser la salida de la crisis sin cambiar el sistema? ¿Se desinstala la protesta social histórica y clasista en favor de la moderación? ¿El eje transversal es una lucha contra la corrupción desde la visión moral de cambiar personas sin cambiar el sistema? ¿La foto trascenderá a un verdadero pacto de elites y diálogo nacional? ¿Se promoverá un nuevo pacto social y el Frente se hará más inclusivo y amplio? ¿Se sumará el Frente a la defensa del Ombudman, personaje clave en la lucha contra la impunidad y la corrupción?

 

 

[1] Numeral 7 de la primera parte de este artículo (Jueves 6-3-18).

[2] Este “…y la Corporación Multi-Inversiones…”, destaca como se separa el capital burgués del oligárquico (por el tema de abolengo que ya se expuso).

[3] Su hermano Julio Carlos Porras Zadik fue condenado por financiamiento ilícito y por su “colaboración” con la justicia recibía procedimiento abreviado y beneficios, en el caso TELGUA-TIGO.

[4] https://www.plazapublica.com.gt/content/nueve-privilegiados-entran-la-cantina

[5] Obviamente los pocos representantes de la Sociedad Civil, el Arte y la Academia e incluso las dos autoridades ancestrales, no cuentan para el mapeo propuesto, aunque sí para la foto global.

[6] El Periódico , lunes 12 de marzo de 2018.